Tribuna política

La administración ineficiente agrava la situación

Silvina Frana (*)

Decíamos en el mes de noviembre de 2008, antes de que esta gestión de gobierno cumpliera un año, que un oscuro y previsible panorama financiero se vislumbraba en la provincia de Santa Fe por la forma en que el socialismo manejaba el gasto corriente y los gastos prescindibles y superfluos. Una administración desordenada e inadecuada en sus controles permitía y hasta estimulaba gastos sin prioridades sociales ni límites. Los festejos socialistas se habían instalado en el gobierno de la provincia de Santa Fe.

Hoy nuestros pronósticos lamentablemente se cumplieron y se anuncia sin rubor que las cuentas públicas están en déficit.

¿Dónde están los 1.600 millones dejados por la gestión anterior y que la auditoría solicitada por el gobernador Binner a la Auditoría General de la Nación certificó? ¿Dónde fue a parar la mayor recaudación habida durante el ejercicio 2008 que en promedio asciende a 30 % mensual? ¿Dónde fue a parar el dinero de las obras públicas que no se ejecutaron el año anterior? ¿Qué destino tuvo lo recaudado por los aumentos de tarifas de luz en lo que va de la gestión Binner y que asciende a 230 millones de pesos, según lo manifestado por los propios funcionarios de la empresa? El ministro Sciara tendrá que dar más de una explicación para que los santafesinos entiendan las razones por las cuales en el primer trimestre del año estamos en déficit y que lo que viene será peor.

Es bueno y útil un ejercicio de memoria y recordar que lo que está pasando en el gobierno provincial, presidido por Hermes Binner y su ministro de economía Sciara, no es nada diferente de lo ocurrido durante su gestión al frente de la Municipalidad en Rosario, Municipalidad que dejó endeudada y sobredimensionada, que no puede pagar el sueldo a sus empleados y a la que hoy debemos asistir con la contribución de todos los santafesinos para sostener con 100 millones de pesos anuales el sistema de Salud, como una forma de paliar su déficit.

A partir del mes de octubre de 2008, se observa en la provincia de Santa Fe una desaceleración del nivel de actividad económica, producto del conflicto con el campo, la sequía y los primeros efectos de la crisis internacional, y que se manifiesta en la disminución de los recursos públicos.

Frente a ello, el gobierno continuó gastando en gastos corrientes y nada hizo desde lo público para sostener la actividad económica productiva y las fuentes de trabajo.

Por el contrario, contrajo la obra pública, lo que contribuyó a agravar el problema económico y laboral, dado que el sector de la construcción es uno de los más afectados. De hecho, se aprecia una reducción cercana al 20 % en el número de trabajadores de la construcción registrados.

Tampoco se visualizan medidas que tiendan a sostener la actividad de la pequeña y mediana empresa, generadora de actividad económica y laboral, y las consecuencias de la sequía debieron ser enfrentadas con fondos nacionales, mientras que la aplicación del Sircreb complicó a la ya debilitada cadena de pagos.

Quiero recordar que el Dr. Binner recibió una administración y finanzas sólidas, con plata en plazo fijo, sin problemas financieros ni económicos, con uno de los niveles de endeudamiento más bajos del país y con recursos asignados al Fondo Anticíclico; todo lo cual le habría permitido, con buena administración y una prioridad de gastos distinto del realizado, hacer frente a esta situación con solvencia y éxito.

Sin embargo, el manejo de las cuentas públicas ha desmejorado sensiblemente, lo que pone en riesgo el ayudar a la economía real, ya que en el primer trimestre del 2009 alcanza un déficit cercano a los 300 millones de pesos, hecho que marca un quiebre por primera vez en los últimos años. Parte de ello puede ser debido a una menor recaudación por la crisis internacional, pero no es menos cierto que los gastos, corrientes y de consumo (sueldos políticos, nombramientos, agasajos, festivales, movilidad, viáticos y representación), se encuentran fuera de control, creciendo a una tasa del 40 %, el doble de lo que crecen los recursos. Esta situación siembra mas certezas que dudas acerca de la insolvencia del Gobierno provincial.

Asimismo, el recientemente aprobado presupuesto no despeja para nada estos interrogantes, considerando que fue realizado bajo proyecciones totalmente desactualizadas, con la disparatada pretensión de ampliar la planta de personal en más de 4.500 personas y estableciendo un plan de obras públicas que apunta más a aspectos culturales, que en esta situación no será posible realizar, que productivos.

En este contexto, lo más preocupante son las declaraciones que realizan los ministros.

Hace unos días, el ministro de Trabajo, Dr. Carlos Rodríguez, se refirió a la posibilidad de que la provincia no pueda hacer frente al pago de sueldos; después, se escuchó hablar de “bonos”, “cuasi-monedas” y “endeudamiento”. El ministro de Hacienda, Dr. Sciara, habló de la necesidad de retomar la felizmente fracasada reforma tributaria, y el calificativo de felizmente tiene que ver con la convicción de que la reinstalación de un impuesto recesivo, que incide directamente en el nivel de precios, como Ingresos Brutos, habría acelerado el proceso de recesión que estamos viviendo.

Creo que el Gobierno debe cambiar de actitud. Abandonar el discurso facilista que pretende explicar lo inexplicable y echarle la culpa de lo que pasa a cualquiera, sin asumir una sola responsabilidad de lo que está pasando.

La crisis está golpeando en todo el mundo y, si esperamos sortearla exitosamente, necesitamos que el Gobierno provincial gestione con austeridad los recursos públicos, que dé por terminada la costosa e inútil fiesta; que fije prioridades sociales para gastar y no incremente la incertidumbre de la gente y los empresarios en el actual contexto con declaraciones altisonantes sobre bonos, endeudamientos ni subas de impuestos, porque ello generará menores inversiones y menos trabajo.

(*) Diputada provincial