Foro de Clima y Energía

¿Basta el nuevo tono de Estados Unidos?

Antje Passenheim - Mirra Banchón

Deutsche Welle

En la autopista hacia las medidas en contra del cambio climático, el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere acelerar. Bajo su antecesor, George W. Bush, términos como calentamiento global no eran de uso demasiado común. Lo contrario sucede con el presidente Obama, que anuncia un giro drástico en el curso que lleva la política estadounidense en cuanto a objetivos ecológicos.

El debut de Obama ha sido fulminante. Entre sus primeras medidas, se encuentra el haber creado un equipo competente y dar luz verde para que cada Estado de la Unión defina para sí estándares medioambientales más ambiciosos que los propios federales.

Primeros pasos

Pocos días después de que el nuevo mandatario llegase a la Casa Blanca, la Oficina para el Medio Ambiente recibió el encargo de revisar una ley. Se trataba de una que impedía que los Estados definieran individualmente los niveles límite de las emisiones de los vehículos. El gobierno del presidente Bush, basado en ella, frenó la iniciativa del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien quería introducir niveles más estrictos que los de Washington. “En este momento, doce Estados quieren seguir el ejemplo de California, lo que representa el 50 por ciento del mercado automotor”, explica Jungjohann.

La construcción de automóviles de bajo consumo es, según declara Obama, uno de los pasos más importantes para salir de la dependencia del petróleo extranjero. Independencia energética y nuevos puestos de trabajo parecen ser dos palabras mágicas con las que espera entusiasmar a los estadounidenses de su mayor objetivo ecologista: abandonar los combustibles fósiles a favor de energías renovables.

“Mi presupuesto prevé 15 mil millones de dólares anuales para la generación de energía limpia como la eólica, la solar, la geotérmica y para las tecnologías de carbón limpio”, promete el presidente Obama. El objetivo es duplicar el uso de energías renovables en un plazo de tres años y crear en el ramo unos 460.000 “puestos de trabajo verdes”.

El plan del jefe de la Casa Blanca supone reducir las emisiones en un 15 por ciento hasta 2020 con respecto a los niveles de 2005, y un 80 por ciento hasta 2050; la Unión Europea tiene un plan más ambicioso: planea una reducción de un 20 por ciento hasta 2020 con respecto a los niveles de 1990.