Perverso profesional con abultada agenda

Cómo actuaba el violador serial

La lista de víctimas del siniestro personaje detenido en San Lorenzo incluye a una nena de 11 años, además de numerosas adolescentes a quienes contactaba por correo electrónico.

José Luis Pagés

[email protected]

Los policías santafesinos que investigan las andanzas del violador serial capturado en San Lorenzo, tomaron contacto con algunas de las víctimas y sus respectivos progenitores a partir de encontrar sus datos personales prolijamente almacenados en la computadora que operaba desde su casa materna, en Capitán Bermúdez.

De tal modo la profundización de la pesquisa sacó a superficie algunos casos que ilustran la rutina de trabajo del siniestro personaje, el mismo que se ocultaba detrás de una imagen formal y confiable, la misma que puede ofrecer un profesional que a los 31 años vive todavía junto a su madre, trabaja en una importante empresa y se deja ver, habitualmente, junto a su novia.

A partir de los datos obtenidos en la memoria de la PC de Julio S., el técnico químico apresado en San Lorenzo por su enorme parecido con el abusador denunciado y también por las características del automóvil que solía conducir, los agentes de Investigaciones llegaron a la casa de R., una menor de 14 años, cuyo padre, de 56, recordó que a fines de diciembre de 2008 denunció en la comisaría de Granadero Baigorria, que su hija había sido violada por un desconocido, armado de cuchillo.

El hombre que en diciembre se presentó ante las autoridades de la comisaría 24 agregó que el perverso abusador desnudó a su víctima para tomarle fotografías con su teléfono celular, no sin antes obligarla a revelar todos sus datos personales, los que anotó en una agenda, e igual hizo respecto de las identidades de todos los integrantes del grupo de familia. Por fin, el sátiro dejó a la víctima librada a su suerte, en medio de la noche al volante de un automóvil de color rojo, en esa oportunidad.

Abusada en el cementerio

También fueron los datos agendados por el detenido los que permitieron saber que fue él, el individuo que abusó de una nena de apenas 11 años de edad poco antes del 31 de diciembre. Los policías que llegaron hasta la casa de la pequeña víctima en la localidad de Capitán Bermúdez dialogaron con su padre, quien explicó que el terror que el victimario infundió en la niña hizo que ésta callara lo ocurrido durante largo tiempo.

Ahora se puede saber que la niña abusada fue secuestrada cuando en horas nocturnas caminaba sola, no lejos de su domicilio. En esas circunstancias, el profesional que no olvidó consignar detalles de lo ocurrido en su PC, engañó a la menor haciéndose pasar por policía y diciendole que a esa hora de la noche no podía andar sola por las calles, consiguió que subiera a su auto.

El abusador arrancó a la niña de las calles de Capitán Bermúdez y la llevó a un lugar apartado, oscuro y aterrador para la imaginación infantil, el cementerio municipal. En ese ámbito Julio S. vejó a la inocente criatura a la vez que registraba terribles escenas con su teléfono celular. Una vez consumado el delito, con refinada maldad, el técnico se alejó del lugar conduciendo esta vez un automóvil gris, vehículo que aparece _con su chapa patente_, en el relato de una treintena de mujeres, adolescentes y niñas sometidas.

Una amiga vitual

Un tercer episodio habla además de la gran variedad de recursos desplegados por el abominable personaje al momento de atraer a sus víctimas. Uno de los teléfonos utilizados por él no era de su propiedad sino que estaba registrado a nombre de una adolescente que reside junto a su familia en la localidad de Pérez.

Al visitar la casa de la joven, los integrantes de la comisión que investiga la andanzas del sorprendente sujeto dialogaron con los padres de la muchacha abusada y así pudieron saber que el violador tomó contacto con ella vía Internet. Entonces, con la intervención de una mujer, o acaso él mismo Julio S., haciéndose pasar por amiga virtual, logró sonsacar un secreto a quien sería su víctima, ella estaba embarazada y deseaba abortar.

La mujer que chateaba con ella, o el propio Julio S., le ofreció los servicios de un médico y la citó en el bar de una estación de servicio de la avenida San Martín. Pero al llegar al sitio acordado ella encontraría que el médico no era otro que el propio Julio S., quien la cargó en su automóvil para llevarla a un descampado para obligarla a desnudarse, y bajo amenazas de muerte con un cuchillo tramontina abusar de ella y fotografiarla en estado lamentable con su propio teléfono celular.

La investigación de la zaga criminal continúa con la propia confesión de Julio S. y la ratificación de sus dichos con los testimonios ofrecidos por sus víctimas y sus progenitores.

///

ADEMÁS

El miedo

Los dichos de las víctimas referidos en esta nota son coincidentes y ratifican lo confesado por Julio S., el técnico químico detenido en San Lorenzo por abusar de numerosas mujeres jóvenes y hasta de una niña de apenas 11 años de edad. Dos de los tres grupos familiares entrevistados por los agentes de Investigaciones dejaron en claro que el terror que el abusador infundió en sus víctimas paralizó a todos, al punto que no denunciaron los hechos en sede policial, tampoco en la Justicia.