Un fin de semana en que se pudo sentir el “pulso” del sector

El campo busca nuevas señales

La semana que dejamos atrás sirvió, una vez más y con elecciones a la vista, para testear el momento que vive el campo, desde los privilegiados miradores de Agroactiva, en la cordobesa Ballesteros; del congreso de CRA en Venado Tuerto y del congreso Braford en Corrientes.

Néstor Fenoglio

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“Lo único que esperamos ahora es lluvia. El campo ya hizo el divorcio y también el duelo con el gobierno de los Kirchner. Ya en la pasada Expoagro se vio que eso era pasado. Para el campo, Cristina ya fue”. La apreciación provino de uno de los tantos gerentes de ventas de las firmas importantes que suelen participar de las grandes muestras y que tienen, desde su cargo “caliente” (el que debe “meter” fierros en los campos desde las lastimadas metalmecánicas de la región) un pulso constante del humor de los productores: viven de eso.

Ese humor intenta ahora detectar un “tono” de funcionamiento para el complejo agroindustrial, decodificar rápidamente las nuevas reglas de juego, sabiendo que no cuentan ni deben contar con el gobierno nacional, de quien “se olvidaron” aunque resten dos años largos de una gestión que no será amable con el campo.

Así es que ni los precios internacionales, ni el gobierno nacional, ni siquiera la cuestión sicológica del inefable “shock de confianza” del sector: el tema pasa por la sequía, por la ausencia de lluvia. El malhumor del campo, entonces, es una cosa ya procesada y analizada y tendrá seguramente correlato electoral, pero el eje ya no pasa por el enfrentamiento con el gobierno nacional. Pasa por la (ausencia de) lluvia, por las cosechas. Piénsese que en los dos últimos años, lo único que se sembró y mal cosechó es la soja despareja de principios de año. Ni trigo el año pasado, ni maíz, ni soja de segunda, ni trigo nuevamente este año: en los más de dos mil kilómetros que Campolitoral -el suplemento de Campo de El Litoral- recorrió entre Ballesteros -Córdoba-, Venado Tuerto, en el sur santafesino; y Corrientes, no vimos un campo de trigo. Es que no hubo lluvias para sembrar. Por esta recorrida, sabemos que donde cayó un chaparrón miserable, pues a las horas estaba la sembradora probando suerte.

El complejo del agro, esa maquinaria que le da vida a pueblos y ciudades del interior, se mueve con cosechas y ahora lo único que preocupa es poder sembrar “algo”.

En ese cruce de campo y política que ensayamos, también el gobierno provincial se juega lo suyo: en Venado Tuerto, la imagen positiva de Binner no tuvo manchas: anoticiado del buen clima y de la importancia del congreso de Confederaciones Rurales Argentinas -CRA, una de las cuatro patas de la Mesa de Enlace, que conduce Mario Llambías-, donde estaba “todo el mundo”, el gobernador se llegó y cosechó sus aplausos. Como contrapartida, en Córdoba algunos ensayaron críticas por las políticas efectivas y de acción para el sector (no por la posición pública, “correcta” y alineada con lo que quiere oír el campo): en la provincia vecina un chacarero recibe del gobierno provincial el 10% del valor de la maquinaria que compra. Es una política provincial de promoción, ausente en Santa Fe. O sea que las metalmecánicas cordobesas parten con un diez por ciento de ventaja en un mercado que hoy, por la tibia demanda y por la existencia de stock, es altamente competitivo. “Estamos todos amontonados para tratar de vender lo mismo, para muy pocos clientes”, dijo un empresario del cluster de maquinarias del suroeste provincial.

CRA, o ver cómo se sigue

Más allá del prestigioso grupo de personalidades cuidadosamente elegidas y convocadas por CRA para su congreso anual en Venado Tuerto; más allá de la impecable organización de Carsfe y la Rural anfitriona; más allá incluso de la masiva respuesta de gente propia y “ajena” -con auditorios repletos-; se hizo tangible el esfuerzo de la entidad por pensar la situación del sector sin quedar entrampado en la coyuntura inmediata, “teñida” de la cuestión electoral y de los alineamientos reales o supuestos, o de las fotos posibles y deseables...

Realmente, también aquí y desde otro ángulo, el gobierno nacional, depositario desde luego de duras críticas, “ya fue”. No hubo en todo el congreso ánimo alguno de seguir insistiendo con lo que pudo haber sido o lo que debería ser. Fue un debate realista, que trató de recoger -ya que no del gobierno nacional- las otras buenas señales y guiños que existen en la sociedad hacia el campo.

Trabajo de bases, fuerte compromiso con los valores que tradicionalmente identifican al campo y al interior; trabajo conjunto con entidades intermedias y gobiernos “sensibles” a la problemática del campo fueron los ejes por los que pasó el debate y no tanto o no ya por lo que haga o deje de hacer el gobierno.

En Corrientes, la ganadería, incluso la de punta, la que se desvive por la buena genética y las mejoras constantes, sintió el impacto de los años negativos acumulados para la actividad.

En todos los casos, en Agroactiva, en CRA, en el siempre importante congreso Braford, dan por descontada la ausencia del gobierno nacional como un socio o un aliado -y no parece una buena señal en un país donde la producción agropecuaria es una de nuestras fortalezas distintivas- y buscan detectar señales, otras señales, para seguir, independientemente de la gestión.

El difícil arte de vender máquinas

Ballesteros es una localidad cordobesa ubicada sobre Ruta 9 -que une Rosario con Córdoba: un infierno de camiones y tránsito sobre un trazado angosto y peligroso, al que intentan transformar en autopista las dos provincias- entre Bell Ville y Villa María. No está lejos del límite con Santa Fe, pero está lo suficiente dentro dle territorio cordobés como para sentirnos “visitantes”. Aun así, el cluster de la maquinaria, está a pocos kilómetros, el corredor de la Ruta 9 le es afín y todas las firmas importantes de Armstrong, Las Parejas, Las Rosas y zona tienen presencia, concesionarios y vendedores activos en la provincia vecina.

Horacio Carlachiani, gerente de ventas de Ombú, asegura que todas las empresas le “buscan la vuelta” al negocio, advierten interés en la gente pero también que la demanda depende de la lluvia y del buen humor, y ninguno de los dos abunda en este momento.

En medio de la charla, uno de sus vendedores dice que “hay uno que quiere pagar con doce cheques consecutivos”. “Sí, dale”, autoriza. “Así estamos: necesitamos vender, necesitamos ubicar nuestras máquinas para que la rueda, aunque ande más despacio, no se detenga”.

En muchos casos, se presentaron novedades, pero por lo bajo y en confianza los vendedores aclaran que primero hay que ubicar las máquinas que están en stock. “Todos tenemos mejoras para incorporar, pero tenemos que ubicar lo que tenemos hecho”.

Pla, Speed Agro (con planta central en Sauce Viejo), Erca, Apache, Crucianelli, Sancor seguros son algunas de las varias firmas santafesinas relacionadas con el campo que estaban firmes en Agroactiva.

También Dolbi, que desandó los muchos kilómetros que separan Reconquista, su lugar de origen (y hay que mover equipos, maquinarias y recursos humanos por varios días...), con Ballesteros, para mostrar el puñado de novedosas herramientas que la firma tiene.

En todos los casos, y asumido que por costos y otras cuestiones, las cosechadoras son prácticamente invendibles, el resto se esmera en mostrar sembradoras y equipos de arrastre, más a mano de los presupuestos en tiempo de incertidumbre.

El campo busca nuevas señales

Interés real. En las muestras a campo de Agroactiva, los productores y chacareros se acercaron a ver las novedades y a preguntar en firme por determinados equipos. Hay interés, pero la lluvia es la que manda.

Foto: Juan Manuel Fernández

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Horacio Paterno, gerente comercial de Dolbi: desde Reconquista a Ballesteros para ubicar productos.

Foto: Néstor Fenoglio