En disputada elección

Millones de iraníes eligen mañana nuevo presidente

La campaña para las disputadas elecciones presidenciales de Irán cerró hoy luego de tres semanas de actos masivos y fervorosas manifestaciones espontáneas, reñidos debates televisados y acusaciones entre los cuatro candidatos.

El actual presidente, Mahmud Ahmadinejad, se encuentra cabeza a cabeza con el candidato reformista y moderado Mir Hussein Mussavi, un ex primer ministro que busca una triunfante vuelta a la función pública luego de pasar dos décadas retirado de la política.

Con menos chances, los otros dos postulantes son el reformista ex presidente del Parlamento Mehdi Karrubi y el dirigente conservador Mohsen Rezai, un ex comandante de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de elite de las Fuerzas Armadas iraníes.

Luego de tres semanas de acusaciones y contra acusaciones, los candidatos se llamaron hoy al silencio al comenzar, a las 8, la veda electoral que prohíbe cualquier acto de campaña, informó la agencia de noticias DPA.

Ahmadinejad parece contar con el respaldo de los sectores más conservadores del régimen, el ejército, las zonas rurales y las clases sociales más desfavorecidas, pese a que no ha podido cumplir las promesas económicas que lo encumbraron en 2005.

El ex primer ministro Mussavi se perfila como su principal amenaza, una vez que ha conseguido resucitar la ilusión de los jóvenes y desatar una especie de “revolución por el cambio” que se ha contagiado a todos los puntos del país.

Más de 46 millones de iraníes están convocados mañana a las urnas para elegir presidente, en unas elecciones cruciales para el futuro del país marcadas por el enfrentamiento social y la crisis económica.

Los centros de votación abrirán mañana a las 8 y puede que estén abiertos hasta la medianoche (las 16.30 en Argentina) dependiendo de la participación, dijeron autoridades electorales.

Interés internacional

Las elecciones son seguidas con sumo interés por la comunidad internacional.

Irán, el segundo productor de petróleo de la Opep, mantiene una disputa con Estados Unidos y otros países por su programa nuclear. Washington sospecha que Teherán quiere fabricar una bomba atómica, pero Irán afirma que sólo busca generar energía nuclear.

No se esperan grandes cambios en la política nuclear luego de las elecciones, ya que la política exterior y los asuntos estratégicos del país son competencia de los clérigos que gobiernan Irán, en especial el líder supremo, y no del presidente.

Pero un mandatario menos radical y confrontativo que Ahmadinejad podría impulsar una distensión en las relaciones con Estados Unidos y Occidente que eventualmente permita avances en las negociaciones por el programa nuclear, según analistas.

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Seguidoras del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, en un acto electoral en Teherán. El actual mandatario quiere ser reelegido pero se encuentra cabeza a cabeza con el candidato reformista y ex primer ministro Mir Hussein Mussavi.

Foto: AGENCIA EFE

El segundo más poderoso

El presidente que Irán va a elegir mañana tiene una real influencia en política interna, especialmente en la economía, pero está limitado en cuanto a la política exterior, en particular sobre la cuestión nuclear y las relaciones con Estados Unidos.

El actual presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, amplió la influencia del puesto en su primer mandato, pero, en última instancia, es “el segundo personaje más poderoso” del Estado, como escribió el politólogo iraní Karim Sadjadpur en un informe reciente de la Carnegie Endowment for International Peace.

Quien verdaderamente “toma las decisiones” en el régimen iraní es el Guía Supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien, según la Constitución, “define las políticas generales” del país.

El limitado poder del presidente explica en parte la derrota de los candidatos reformistas en las elecciones presidenciales de 2005.

Sus partidarios no habían digerido la incapacidad del presidente saliente Mohammad Jatami para superar la oposición a las reformas de otros órganos, en particular los controlados por el guía supremo, como la justicia.

Ahmadinejad ha tratado de ampliar su autoridad, dijo un diplomático occidental con puesto en Teherán, que precisa que “es alguien que formalmente acepta los límites institucionales de su cargo, pero que los burla con una política de cambio intensivo de los cuadros”.

Así, despidió a dos directores del Banco Central y a un ministro de Economía que se oponían a su política de gasto público.

“La influencia del gobierno en materia económica es crucial por cómo se elabora y aplica la política en este ámbito y por cómo se coordina con el Parlamento”, dijo Shahabedine Sadr, uno de los principales responsables de la corriente conservadora.

En cuanto a la política exterior, “la dirección general es decidida por el guía, aprobada por el parlamento y aplicada por el gobierno”, dijo Sadr.