EDITORIAL

Más cerca de la Justicia

La inauguración en nuestra ciudad del primer Centro de Asistencia Judicial, el primero de una serie que alcanzará las cinco cabeceras de circunscripciones judiciales, significó la materialización de algunas de las ideas-fuerza que alientan el nuevo sistema penal en la provincia y carga en buena medida con el desafío de dar respuesta a parte de las expectativas depositadas en él.

Y es que, si con la puesta en funcionamiento a pleno del juicio oral se espera lograr celeridad y transparencia en la tramitación de las causas, a través de los CAJ se busca sustentar el rol primordial que corresponde a las víctimas y la posibilidad de resolver conflictos a través de mecanismos alternativos y por la vía del acuerdo entre las partes.

Como una especie de convidado de piedra, las víctimas de los delitos veían hasta ahora reducido su rol al de iniciadores del trámite a través de la denuncia, a lo que agregaban las declaraciones que se les requiriesen para sustentar el avance de la causa. El nuevo sistema les otorga una participación activa bajo la figura de querellantes, lo que les permite un seguimiento más directo del juicio y les brinda la posibilidad de darle impulso cuando fuere necesario, en un marco donde, además, las etapas son mucho más breves y permiten una interacción directa.

El propósito de los CAJ es brindar la información y el asesoramiento necesarios para conducirse en estos nuevos términos e, incluso, proporcionar un abogado cuando el interesado no estuviese en condiciones de costearlo. Pero, a la vez, conforme a la concepción de contener de manera integral a quienes han sufrido un delito, estas dependencias, a través de la Oficina de Asistencia a la Víctima, deben proporcionar apoyo psicológico, gestionar medidas de protección y, de ser preciso, gestionar ayuda de tipo social.

Un dato surgido de las estadísticas del Centro de Emergencia, que funciona ya desde el año pasado, permite evaluar la pertinencia de todas estas previsiones: de 53 víctimas que se presentaron para hacer consultas, el 83 % lo hizo a partir de un homicidio cometido por un pariente cercano. Es decir que, en muchos casos, se trataba de familias desarticuladas o descabezadas, lo cual abre un abanico de problemas que se suman al dolor de la pérdida.

El otro objetivo al que apuntan los Centros, en este caso, mediante la Oficina de Mediación Penal, es el de habilitar y facilitar la resolución de controversias de manera consensuada, evitando acudir al saturado, costoso y esencialmente beligerante ámbito tribunalicio. Con esto se pretende llevar a buen término el conflicto de intereses entre las partes, pero también generar, dentro de la comunidad, una instancia que tienda a la pacificación.

La posibilidad de contar con una instalación visible y de fácil acceso, y un entorno amistoso para canalizar situaciones particulares, es un avance concreto para los santafesinos. Y una buena oportunidad para acometer con seguridad y confianza la defensa de los propios derechos, apropiándose de la parte que les corresponde en el proyecto de tener una mejor Justicia.