Por la muerte de su esposa María Marta
Carrascosa condenado a perpetua
El Tribunal de Casación le adjudicó la coautoría del homicidio junto a otras dos personas, pero por ahora seguirá en libertad, mientras la defensa anunció que apelará la resolución “rara y arbitraria”.
(DyN)
A siete años y medio del crimen de la socióloga María Marta García Belsunce, su viudo, Carlos Carrascosa, quedó hoy sorpresivamente condenado a prisión perpetua por el homicidio, porque el Tribunal de Casación Penal bonaerense anuló la pena que lo consideraba “encubridor” y le adjudicó la “coautoría” del asesinato junto a otras dos personas. La revisión de los horarios reportados por Carrascosa y los testimonios de los vecinos hicieron caer su coartada y los jueces dijeron que no se lo podía condenar por el encubrimiento porque “el autoencubrimiento no es delito”.
En el fallo al que accedió DyN, Casación se preguntó “cómo puede sostenerse -sin que resista el absurdo- que las innumerables maniobras de ocultamiento respecto del hecho ilícito que se había perpetrado en la persona de María Marta García Belsunce de Carrascosa (...), en las que sin lugar a dudas como se lleva dicho interviniera el encartado y por lo menos otras dos personas, no hayan acaecido con el fin de hacer desaparecer los rastros del delito, evitando y entorpeciendo la investigación de tan aberrante episodio?”.
Por ahora, Carrascosa no irá preso: no sólo no se dispuso su arresto inmediato, sino que además la defensa apelará esta decisión, para que esta condena ahora sea revisada por la Suprema Corte de Justicia bonaerense y, eventualmente, también por la Corte nacional, lo cual entonces tendría efectos suspensivos.
La defensa del viudo sostuvo que “llama la atención” esta resolución “rara y arbitraria” por parte de “un tribunal que está en La Plata, no presenció el juicio y sólo se dedicó a revisar papeles”. Y también levantó sospechas por la cercanía del fallo con las elecciones legislativas nacionales.
Los otros dos
En su fallo, Casación sostuvo que Carrascosa actuó junto a, al menos, dos personas, pero aclara que resta “aún esclarecerse si fueron o no de su reducido entorno”. La Fiscalía siempre había apuntado en ese sentido a la hermanastra de la víctima, Irene Hurtig -nunca imputada- y a su marido, Guillermo Bártoli, quien encabeza la lista de procesados por encubrimiento, con vistas a ser juzgados en breve por otro tribunal de San Isidro.
La noticia sobre la reapertura del caso María Marta sacudió al propio Carrascosa, que hace dos años había sido sentenciado a cinco años y medio de cárcel en un juicio oral, en donde -por unanimidad- se lo había considerado “inocente” del asesinato de su esposa. Si bien el Tribunal Oral 6 de San Isidro lo encontró culpable de encubrir el homicidio, Carrascosa sólo estuvo tras las rejas 35 días, porque consiguió una excarcelación que lo habilitaba a vivir en la casa de un amigo.
“Yo soy inocente. Voy a dedicar los años de vida que me quedan a saber quién mató a mi esposa”, había dicho en ese momento. Casi dos años después, sorpresivamente, Casación bonaerense decidió analizar aquel cuestionado fallo y le dio la razón al fiscal Diego Molina Pico -que había llevado adelante la investigación- y acusó al viudo también por el crimen. Igual, todavía es un misterio qué pasó la tarde del domingo 27 de octubre de 2002 en el country Carmel de Pilar, donde vivía María Marta García Belsunce, una socióloga de 50 años, que era directiva de la asociación Missing Children.
Los cinco tiros
Esa tarde su cadáver fue encontrado en el baño de la casa, inundado de sangre, pero siempre se dijo que había sido un accidente. Sin embargo, 50 días después, el fiscal Molina Pico -que había estado en el velatorio- ordenó una autopsia que terminó revelando que la mujer había recibido cinco balazos en la cabeza. Un sexto proyectil había sido tirado al inodoro por un grupo de familiares y amigos, según confiaron ellos mismos en la fiscalía, al considerarlo un “pituto” -sostén de estante- que no servía para nada, más allá de las sospechas que ya por entonces tenían varios de los presentes.
El viudo y su entorno siempre dijeron que el 27 de octubre de 2002, entre las 18 y las 18.47, él estuvo en la casa de su cuñado viendo el partido que siguió a continuación de River-Boca. Pero testigos dijeron que lo vieron unos 15 minutos en el club house del country.
La Fiscalía siempre sostuvo que a la hora del crimen dentro de la casa estaban Carrascosa, Bártoli e Irene Hurtig. Y acusó formalmente del encubrimiento a Bártoli, John y Constantino Hurtig -hermano y padre de Irene-; Horacio García Belsunce (h), hermano de la víctima; el vecino Sergio Binello, el médico Juan Gauvry Gordon y la masajista Beatriz Michelini.
Papel decisivo
Tras un largo proceso sólo Carrascosa fue a juicio y el fiscal pidió su prisión perpetua por el homicidio calificado y que, subsidiariamente, se lo condenara por el encubrimiento. Por unanimidad, para el TOC 6 de San Isidro el viudo no cometió el crimen: “Carlos Carrascosa debe ser absuelto por la acusación de homicidio agravado pero condenado por las maniobras del encubrimiento que ayudaron a ocultar ese homicidio”, dijo la jueza María Etcheverry.
Nadie quedó conforme: la Fiscalía apeló la absolución por el homicidio, mientras la defensa impugnó la doble acusación fiscal y pidió que se revocara la condena por el encubrimiento. Ahora, los jueces de la Sala I de Casación -Carlos Natiello, Horacio Piombo y Benjamín Sal Llargués- revisaron toda la causa y revirtieron el final del caso: “De ningún modo se pretende reprochar a Carlos Alberto Carrascosa el hecho de “encubrir’ u ocultar su propio hecho homicida, o el hecho en el cual se consideraría que habría participado, pues en nuestro Derecho Penal el “auto-encubrimiento’ no es delito”. “Tengo por acreditada -dijo el juez Natiello- la activa coparticipación del encartado en la obtención del certificado de defunción apócrifo -alterado en cuanto a la referencia de la causa del deceso-, intentando evitar de este modo que se hiciera la correspondiente autopsia, para ocultar que se trató en verdad de una muerte traumática”.