LA INSTITUCIÓN ATIENDE A 30 PACIENTES

Bulimia y anorexia: tres meses

de trabajo de Aluba en la ciudad

La delegación de Aluba Santa Fe atiende actualmente a 30 pacientes del centro-norte de la provincia y recibe permanentemente solicitudes de ingreso. “Los números no reflejan lo que realmente ocurre”, definió el terapeuta de la institución Federico Pedulli.

Salomé Crespo

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La Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia -Aluba- lleva tres meses de trabajo en la ciudad; tiempo suficiente para apuntar una mirada sobre la realidad de las enfermedades que atiende en la ciudad.

La sede local tiene su antecesora en Paraná, donde la gran mayoría de los pacientes que concurrían eran oriundos de la provincia de Santa Fe, por eso se decidió -cuando se reunieron las condiciones necesarias- la apertura de la clínica aquí. Actualmente, 30 personas reciben asistencia interdisciplinaria en Aluba, de las cuales 10 se sumaron desde marzo hasta la fecha y el resto se trasladó de la sede entrerriana. Son mujeres adolescentes entre los 15 y 28 años, “de todas las clases sociales”, y un solo hombre.

Federico Pedulli, psicólogo, terapeuta y coordinador de la institución, desestimó las estadísticas que circulan en los medios sobre ambas enfermedades y dijo que, si bien son cifras significativas, “los números no reflejan lo que realmente ocurre” en la comunidad con ambos trastornos.

“Quien viene a las charlas informativas para familiares cuando nota alguna conducta extraña respecto a la comida o quien directamente solicita una admisión refleja en forma parcial la cantidad de gente que de hecho tiene el problema y no hace nada”, explicó.

Cuestión de género

Las personas que se acercan en busca de ayuda a Aluba suelen tener diferentes apreciaciones de lo que les ocurre. “A veces, ya saben que tienen el trastorno y que no lo pueden controlar; otros, no tanto: en ese caso les pedimos que vengan con un responsable, alguien de la familia que sea un aliado en el camino de la recuperación”, explica Pedulli. Esa necesidad de acompañamiento, tal vez lleva a que se destape la situación en el núcleo más cercano.

—¿Por qué hay más mujeres afectadas que hombres?

—Tiene que ver con la presión que ejerce el ideal de belleza y de triunfo que se les impone a las mujeres hoy. Deben ser exitosas, delgadas, lindas, no se les debe notar el paso del tiempo en el cuerpo; también, ser madres. Cumplir con todos esos roles hace que sea una enfermedad con predisposición para el sexo femenino, más allá de las características constitutivas de la psiquis femenina.

—La familia ¿también ejerce esa presión?

—Lo destacable es que se ve una gran instigación de las madres a las hijas para que sean flacas, independientemente del cuerpo que por genética les tocó. El problema es que no exista en el grupo familiar una bajada a tierra que diga: “Sos así, no importa cómo te veas ni el ideal que la sociedad busca de vos”. Al contrario, a veces la familia favorece para que esté delgada y madres e hijas comparten dietas, ambas tratan de entrar en un ideal imposible. Es importante que sepan que las madres ya no tienen 20 años y las hijas no tienen por qué encajar en los parámetros de belleza impuestos.

Objetivo de vida

Las personas que llegan a presentar un trastorno en la alimentación comienzan de manera similar: con una dieta aunque no presenten sobrepeso.

“Pasa a ser el núcleo de sus vidas; estudian y trabajan pero siempre en torno a la idea de no comer y a veces lo usan como excusa, se justifican: no como porque trabajo mucho, salen a correr a las 12 de la noche o bajo la lluvia, hacen 8 horas de ejercicio semanal y dicen que es sano”, explicó el especialista y agregó que persiguen la delgadez más allá de cómo sean. “Si van a ir a una fiesta piensan en la comida que va a haber, si alguien las va a ver, si habrá un baño cerca por si tienen que vomitar. A veces, hasta dejan de tener vida social”.

Las personas con predisposición a la bulimia y anorexia presentan características particulares: personalidad vulnerable de base, una tipología familiar y se suman la presión social, cultural, económica, un factor desencadenante como el inicio de la adolescencia, los estudios o un desengaño amoroso.

—¿Se curan la bulimia y la anorexia?

—Sí, pero pacientes y familiares deben estar pendientes por mucho tiempo y saber que esto es un “talón de Aquiles”. Con un buen seguimiento, los síntomas desaparecen y pueden vivir sin que les ocurra de nuevo.

—¿Quedan secuelas en el cuerpo?

—Cuando se convierten en enfermedades crónicas o en estados avanzados, sí. Se da el debilitamiento de los huesos por falta de calcio, úlceras por vomitar, pérdida de piezas dentarias y afecta el sistema reproductor por la amenorrea.

/// EL DATO

Institucional

El equipo médico de Aluba está compuesto por clínicos, psiquiatras y psicólogos capacitados en la sede central de la institución en Buenos Aires, dirigida por la doctora Mabel Bello. La delegación de la ciudad de Santa Fe atiende lunes, miércoles y viernes, de 8 a 13; martes y jueves, de 8 a 17.

Aluba es una entidad sin fines de lucro que se sostiene con el aporte de los pacientes a través de obras sociales; además, para quienes no tienen cobertura médica o recursos para solventar el tratamiento se otorgan becas. Actualmente, el 40 % de los pacientes son becados total o parcialmente.

La institución también realiza, a través de sus especialistas, tareas de prevención de la bulimia y anorexia, brindando charlas en colegios, entidades intermedias y entregando volantes. Para consultas en Aluba delegación Santa Fe: Irigoyen Freyre 3008 -esquina 4 de Enero- o llamando al teléfono (0342) 452-1050.