Pertenecen al artista Jorge Jiménez Deredia

Roma está invadida por

esculturas gigantes

Importantes lugares históricos como el Coliseo y el Foro Imperial son el marco escenográfico en el que se lucen las obras.

Kelly Velázquez

AFP

Como un homenaje a la paz, las autoridades de Roma han puesto por primera vez a disposición de un artista contemporáneo, el costarricense Deredia, importantes lugares históricos, entre ellos el Coliseo y el Foro Imperial, para exponer una decena de esculturas gigantes que se inspiran en la cultura precolombina.

Bajo el lema “La ruta de la paz”, con el patrocinio del ministerio de Cultura italiano, el escultor Jorge Jiménez Deredia, inauguró este lunes una exposición ambiciosa, que involucra a los mayores monumentos de la Ciudad Eterna, como la Via Sagrada en el antiguo Foro Romano, así como plazas, museos y patios del Renacimiento.

“Roma es la ciudad ideal para combinar arqueología con arte contemporáneo. En todas las épocas ha sido la capital de la creación cultural”, aseguró el alcalde de la ciudad, Gianni Alemanno, al inaugurar la muestra.

“Realizo un sueño, una utopía. Tal vez no lo merezco, pero el destino lo quiso”, confesó con modestia a la AFP el artista centroamericano, de 54 años, quien reside desde hace más de treinta años en Italia y ha participado en tres Bienales del Arte de Venecia.

Además de las enormes esculturas externas, de sugestivas formas ovaladas y femeninas, algunas realizadas en un inmaculado mármol blanco de Carrara y otras en bronce, ha sido organizada una muestra original en el céntrico Palacio de las Exposiciones romano sobre sus ideas de monumentos a la paz para América Latina.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 30 de noviembre, ilustra nueve proyectos que el artista, arquitecto de formación, espera instalar en todo el continente americano, desde Canadá hasta la Tierra del Fuego, en Argentina, pasando por Colombia y Perú, siguiendo la “Ruta de la paz”.

“Cuento la historia de los pueblos, sus símbolos y trato de reinterpretarlos en clave contemporánea, ilustrar la humanidad que existía en América antes de la presencia europea. Entender para entendernos, porque somos el fruto de una evolución”, sostiene Deredia.

Buscando la espiritualidad

La búsqueda de una paz interior, de la espiritualidad a través de la mágica esfera, desde su génesis perfecta hasta su transformación en ser humano, abriéndose y alargándose, todo ello representado en mármol o granito, resultan “una mirada a la cultura precolombina” y un trabajo de “decodificación” de su humanismo, explica el artista.

“Me impresionaron de niño las esferas milenarias realizadas por los indígenas Borucas de mi país y parto de allí”, confiesa Deredia, quien dilucida los aspectos más espirituales de su obra, su sentido religioso, o mejor su “religio”, es decir los valores simbólicos de la sociedad, como subraya.

“He trabajado diez años para esto”, sostiene el escultor centroamericano, que aceptó el desafío de ser el primer artista al que le autorizan exponer en el corazón de la Roma imperial.

“Esas formas son femeninas, hablan de la veneración por la Madre Tierra, tal como los pueblos de Mesopotamia y del Mediterráneo la adoraban y le imploraban por la paz”, sostiene Louis Godart, asesor de asuntos artístico de la presidencia de Italia.

“Se une lo nuevo, que es futuro, con lo antiguo, que no muere jamás”, subrayó por su parte el viceministro de Cultura, Francesco Maria Giro, poniendo fin a las críticas hechas por medios de prensa al uso de delicados monumentos públicos.

Deredia es el creador también de la estatua de San Marcelino de Champagnat, la cual está expuesta en la basílica de San Pedro en el Vaticano, la primera obra de un artista no europeo instalada en el templo de la cristiandad, al lado de artistas de la talla de Miguel Angel y Bernini.

Roma está invadida por esculturas gigantes

“La ruta de la paz” es el lema de la exposición, en la que se combinan arqueología con arte contemporáneo.

Foto: Agencia AFP

/// EL DATO

El primero

Deredia es el creador también de la estatua de San Marcelino de Champagnat, la cual está expuesta en la basílica de San Pedro en el Vaticano, la primera obra de un artista no europeo instalada en el templo de la cristiandad, al lado de artistas de la talla de Miguel Angel y Bernini.