El hidrógeno como combustible

Energía: en busca de nuevas opciones

El sol, el viento y las mareas son fuentes energéticas a las que hay que empezar a apostar para obtener electricidad, aconsejan muchos científicos. Es para dejar de depender del petróleo y del carbón, que no son renovables y contaminan. Conceptos del Dr. Arnaldo Visintín, investigador independiente del Conicet en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas, Teóricas y Aplicadas (Inifta/Conicet/Universidad Nacional de La Plata), abocado al estudio del hidrógeno como combustible.

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¿Es posible imaginar una sociedad sin heladeras, microondas, ascensores, computadoras o, peor aún, sin Internet? ¿Y qué hay de vivir sin transporte público o comunicaciones inmediatas desde cualquier punto del planeta a otro?

Es lo que sucedería si, de repente, dejara de existir la energía eléctrica. Sin embargo, hay quienes están anunciando desde hace tiempo que esa posibilidad ha dejado de ser remota si no se resuelve un problema que se considera intrínseco a nuestra sociedad: la obtención de electricidad sobre todo a partir de la quema de combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón. Uno de los científicos que se preocupa por este tema es el Dr. Arnaldo Visintín, quien se desempeña en el Inifta, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Unlp y del Conicet, sito en la capital bonaerense. Junto a un equipo de investigación trabaja con tecnologías del hidrógeno desde el área de Conversión y Almacenamiento de Energía.

Llegó la hora

“La fuente de electricidad en la que nuestra sociedad está basada es la quema de combustibles fósiles, algo que ya es hora de dejar atrás”, explica el investigador, y enumera las principales razones para dar este paso: “Por un lado, está la contaminación, a partir del dióxido de carbono que se libera a la atmósfera, y que también es culpable del calentamiento global”, señala el especialista, y agrega que el principal problema es que los hidrocarburos no son renovables, por lo tanto, en algún momento se van a acabar. Visintín menciona un dato muy alarmante que cita del artículo “Proyección del Balance Energético Nacional - 2005/2025”, de Eduardo Bobillo, como documento que surge del Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional, y que asegura que en la Argentina queda gas y petróleo para pocos años más. Así, en un futuro no muy lejano, nuestro país podría convertirse en un importador de petróleo, algo que demandaría millones de dólares y provocaría una enorme deuda. Por ello el entrevistado insiste en que es necesario, ahora más que nunca, apostar todas las fichas al desarrollo de energías alternativas para generar electricidad. La que se puede obtener del sol, de las mareas, del viento, o de cualquier otra fuente que se encuentre en la Naturaleza, y que, si bien requieren una fuerte inversión y planificación a futuro, finalmente no tienen ningún costo de producción. Desde su especialidad, Visintín defiende al hidrógeno como el combustible del futuro.

Revolución energética

¿Y cuánto tiempo llevaría acomodarnos al uso de energías alternativas, instalando paneles solares o aerogeneradores, por ejemplo? “Una generación”, responde el científico, terminante. Y continúa: “La que hace falta es una especie de revolución energética, tal como pasó en 1800”, dice, y agrega, “mientras tanto, habría que utilizar energía atómica, que tantos detractores tiene en el mundo, y que en nuestro país cuenta con las centrales de Atucha, en Buenos Aires, y de Embalse, en Córdoba”. Según el experto, al período de transición habría que pasarlo del lado de la energía nuclear, “sin preocuparse por sus desechos ya que el hombre se las va a ingeniar, con la tecnología, para hacer algo con los residuos que se generen”.

Los autos que vienen

Los autos eléctricos existen desde hace tiempo, y se venden a precios que compiten con los de motores comunes. Estos vehículos que no contaminan ni hacen ruido, funcionan con una batería que se recarga en la propia casa, como si fuera un teléfono celular. Pero también se está experimentando con motores que funcionen con un tanque de hidrógeno. El mecanismo sería a través de lo que se llama una “celda de combustión”, que es un aparato para producir electricidad con una muy alta eficacia. En esa celda se coloca hidrógeno almacenado y aire, y como producto de la reacción se produce agua. La electricidad que se genera puede usarse para mover un motor. Para el científico, “estos aparatos se van a usar en los autos del futuro”. Según explica, las celdas tienen una eficacia práctica del 50%, mientras que en los motores comunes llega al 20%. Aunque ya hay prototipos con este motor, los autos a hidrógeno aún no están perfeccionados.

Hidrógeno, combustible del futuro

Desde el Inifta, el Dr. Visintín trabaja en el almacenamiento y producción de energía eléctrica con hidrógeno, elemento químico que tiene numerosas ventajas frente a otras fuentes energéticas, como el hecho de que nunca se acaba (porque se obtiene del agua); no contamina, ya que lo que se genera como desecho es vapor de agua, es decir que luego vuelve a los cursos; y la electricidad que genera es más eficaz que otras. “Lo que hacemos es estudiar cómo almacenarlo y usarlo para producir electricidad”, expresa Visintín, y hace referencia al problema que tiene el hidrógeno, relacionado con su baja densidad por volumen: es muy liviano pero ocupa mucho lugar, por lo cual encontrar la forma de transportarlo se convierte en todo un desafío. Una de las maneras en la que desde el Inifta intentan almacenarlo es a través de hidruros metálicos (compuesto formado por hidrógeno y metal), “una especie de esponja que absorbe el hidrógeno y, con sólo un cambio de temperatura, permite liberarlo cuando uno lo necesite, y mientras tanto se lo puede transportar de manera totalmente segura”, finaliza.

Fuentes: Hoy. net (La Plata) y Comunicación Institucional y Prensa del Conicet (Bs. As.).

Adaptación: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).

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Hoy en día no se puede concebir la vida cotidiana sin el auxilio de la energía eléctrica para múltiples tareas.

Foto: Archivo El Litoral