Robo domiciliario en barrio Guadalupe

Los ladrones estaban en el patio

Ocurrió ayer a la mañana en una vivienda de Hernandarias al 800. Actuaron dos delincuentes que cubrían sus rostros con gorros y poleras. Se llevaron dinero y objetos de valor.

Danilo Chiapello

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Un matrimonio de jubilados fue víctima de un asalto domiciliario, en un grave suceso ocurrido ayer en barrio Guadalupe.

Eran cerca de las 10 de la mañana cuando Miriam Selva (67) salió al patio de su casa -en Hernandarias 843, plena zona residencia- con intenciones de colgar a secar ropa.

Pero tan trivial acción para la dueña de casa derivó en pesadilla cuando desde los fondos del terreno le salió al cruce un hombre, que estaba armado con un cuchillo. Detrás de éste apareció un segundo sujeto que llevaba un arma de fuego en sus manos.

Se presume que ambos individuos ganaron el interior de la propiedad llegando por los techos. Desde allí se descolgaron al patio para finalmente ocultarse en la parte del lavadero.

Tras el inesperado encuentro uno de los cacos le tapó con sus manos la boca a la mujer para que no gritara. Acto seguido la llevó dentro de la casa donde el esposo de la víctima, Elmo Bertiche (67), que se encontraba en el living, corrió la misma suerte.

Es de hacer notar que los delincuentes -dos hombres robustos, de unos 30 años- cubrían sus rostros con poleras y gorros. “Sólo se le veían sus ojos”, indicaron hoy las víctimas.

Ya en el interior de la casa cortaron los cables del teléfono. La segunda indicación entonces fue mantener a los esposos quietos en el interior del living. Para ello uno de los rufianes quedó a su cuidado, mientras su compinche se dedicó a requisar las distintas dependencias de la casa.

Buenos tratos

“Los trataron bien”, dijo hoy un familiar de los esposos, quien agregó que “no les pegaron ni los insultaron. Ni siquiera los maniataron. No obstante lo peor de todo es que los delincuentes estuvieron casi una hora dentro de la casa”.

Durante ese lapso dieron vuelta diversos mobiliarios. Al cabo de una intensa labor finalmente dieron con una importante suma de dinero, la que estaba destinada a una cuestión de salud de la familia, además de otros 400 pesos que estaban guardados en un cajón.

Aparte del dinero mencionado los cacos sustrajeron los teléfonos celulares de la víctimas.

Con su objetivo logrado los malvivientes decidieron que era hora de retirarse del lugar. Para ello le pidieron a la propia dueña de casa que les abriera la puerta. Y estaban en eso cuando se produjo la llegada de Sergio Bertiche (39), un hijo de los esposos.

Ante el imprevisto los rufianes se dieron a la fuga a toda velocidad, dejando abandonado en el lugar un bolso con elementos de dudosa procedencia.

Minutos después el lugar se pobló de móviles policiales. En el lugar estuvo trabajando personal de Huellas y Rastros, fotógrafo y otros peritos de la Unidad Regional I.

Vivir con miedo

En diálogo con este diario Sergio remarcó su preocupación por lo ocurrido. “Este es un barrio que cuenta con numerosas medidas de seguridad, sin embargo los hechos delictivos siguen ocurriendo. La mayoría de las casas cuenta con alarmas, ponen rejas, perros, etc., pero uno siente que ya nada alcanza. Lamentablemente nos estamos acostumbrando a convivir con miedo”, reflexionó.

Los ladrones estaban en el patio

Hernandarias al 800. En la zona donde se consumó el golpe, los vecinos pagan un servicio de vigilancia privada. “Tenemos rejas, ponemos alarmas, perros, etc., pero nada alcanza”, dijeron.

Foto: Néstor Gallegos.