Está preso

Mató a un pescador

con la ollita de hierro

“Cuidado, no te enganches con los anzuelos del espinel porque me voy a quedar con la viuda”, habría dicho la víctima, antes de que lo golpearan con una ollita negra de hierro fundido. La Justicia procesó a un hombre de 50 años.

Juliano Salierno

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Jorge y Germán salieron de pesca el 26 de abril. Subieron a la canoa y remaron hasta el paraje Río Pueblo, una zona el islas del departamento San Jerónimo donde hicieron campamento. Solos y alejados de la civilización, los dos dedicaban sus días a recoger los frutos del río, que luego vendían en la orilla. Tres días después, uno de ellos fue trasladado de urgencia al hospital Cullen, con un fuerte golpe en la cabeza, y su acompañante quedó detenido.

Desde un calabozo de la comisaría 13º de Arocena, Jorge Aneiros comenzó a desentrañar la intriga que acabaría el 12 de mayo con el fallecimiento de Germán Rodríguez.

En su primera declaración el acusado relató que mantuvieron una charla previa al ataque en la que Rodríguez le dijo: “Cuidado, no te enganches con los anzuelos del espinel porque me voy a quedar con la viuda”, haciendo clara alusión a su mujer. Claro que después de asesorarse con un abogado Aneiros negó ante el juez tal entredicho, y alegó que aquel día Rodríguez estaba descompuesto.

Lo cierto es que algo ocurrió entre ambos la noche del 28 de abril, cuando Aneiros acudió del vecino más próximo -unos mil metros distante de su campamento- para pedir ayuda. Se excusó diciendo que su compañero se había golpeado mientras él pescaba en otro sitio.

Sin embargo, Rodríguez recibió asistencia recién al día siguiente, cuando una lancha de la policía de Arocena llegó hasta el lugar, después de que el vecino denunciara lo ocurrido. El nerviosismo y las contradicciones de Aneiros lo hicieron sospechar de la veracidad del relato y prefirió acudir a la autoridad.

Olla y sombrero

Como no estaba del todo claro cómo se habían producido los hechos, el juez liberó a Aneiros a los pocos días, hasta reunir elementos de prueba convincentes.

Fue entonces que los familiares de Rodríguez, que también habían estado en el campamento, advirtieron manchas llamativas en el sombrero de la víctima. Y dedujeron que las marcas de hollín que vieron se correspondían con el tizne de la ollita negra para freír, que es de hierro y estaba tirada al costado del fogón.

Ambos elementos fueron reveladores para el esclarecimiento del caso, ya que con ellos se justificaba la lesión sufrida por Rodríguez, que tenía “fractura triple de cráneo”, según se acreditó en la autopsia.

El juez de Instrucción Segunda, José Manuel García Porta, acusó a Aneiros de “haber agredido con un objeto contundente” a Rodríguez y ordenó nuevamente el encierro tras conocerse la muerte del pescador de 46 años.

El informe del Servicio Médico Forense convenció aún más al magistrado de que “evidentemente los impactos han sido intensos y muy violentos para provocarle la muerte” y que las declaraciones de Aneiros son “vagas e imprecisas” a tal punto que a la hora de declarar entró en serias contradicciones.

Jorge Aneiros (50), pescador de la costa del río Coronda, fue procesado por el delito de homicidio y se encuentra privado de la libertad aguardando sentencia.

“Alcohol y pastillas”

Uno de los motivos que dejaron al descubierto el crimen del pescador del río Coronda fueron las diferentes versiones del caso que ofreció Jorge Aneiros, quien desde un primer momento se presentó como su compañero. Primero dijo que se había descompuesto y después que se había golpeado no sabía cómo. La falsedad de su discurso era tal que llegó a declarar que se descompuso porque había tomado “alcohol y pastillas”.

Cuando le preguntaron por qué no lo había llevado a tierra firme esa misma noche, contestó que “no lo iba a poder subir solo a la canoa” y que “tenía que arrastrarlo 50 metros y a remo iba a demorar más, así que esperé que se hiciera de día para poder trasladarlo con alguien que pasara por el río”. Sin embargo, le dijo a su vecino que no lo movió porque “no tenía nafta en la embarcación”. Intentó cubrirse explicando que le pidió ayuda a otro hombre que pasaba por el río con su lancha, pero fue desmentido por el vecino que aseguró no haberlo visto, y que recién antes de la medianoche se acercó a su campamento pidiendo auxilio porque su compañero se había golpeado.