MUESTRA FOTOGRÁFICA EN EL ROSA GALISTEO

Temperatura perfecta según Carlos Herrera

En el Museo Provincial de Bellas Artes se presenta una muestra de cuarenta fotos sobre la adolescencia contemporánea. También habrá una entrevista en vivo con el creador.

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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El jueves 2 en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez quedará inaugurada la muestra fotográfica “Temperatura perfecta” de Carlos Herrera y también se iniciará en ciclo “Entrevistas en vivo”. A las 18.30 José Luis Volpogni entrevistará al artista que una hora y media más tarde dejará inaugurada la exposición integrada por cuarenta imágenes.

Carlos Herrera tiene 33 años. Hace casi una década que expone en forma individual y colectiva acá y más allá de su aldea. Se define como un artista contemporáneo emergente. Mantiene relaciones institucionales con entidades ya instaladas como espacios legitimadores del arte contemporáneo (asesor del Macro y director del Castagnino). Realiza instalaciones, video, fotografía.

Sobre la muestra que trae a Santa Fe, Alberto Goldenstein -curador de la misma- dice que “Herrera retrata a la manera de un investigador, o un científico más que como un fotógrafo a jóvenes y adolescentes, sus cuartos y objetos, en una mirada cargada de un sutil e inquietante fetichismo... Aborda la fotografía con una visión plástica desprejuiciada dentro de un formato clásico, vinculado a la más pura tradición fotográfica”.

“Temperatura perfecta” es una selección de cuarenta fotos de un archivo bastante mayor elaborado en los últimos años en torno a la vida de cierta adolescencia contemporánea, acaso enfáticamente argentina.

RETRATOS ADOLESCENTES

Santiago García Navarro apunta que el artista confirma su sutil talento para correr de eje la imagen más banal y convertirla en algo digno de atención. Por el énfasis en señalar la torpeza de la gestualidad púber (masculina, en este caso), la serie “Temporada perfecta” puede leerse como una parodia de los retratos frontales de adolescentes de Rineke Dijkstra (de una u otra manera siempre tristes, siempre profundos, por momentos casi místicos, casi mártires), o como una versión más trash (más estúpidamente trash) de las fotos de escenas juveniles de Wolfgang Tillmans.

“Herrera opta a veces por la captura instantánea de una escena no preparada, a veces por la toma posada o semi posada. Ni en este ni en ningún otro sentido se advierte una voluntad definida por armar un conjunto de imágenes comprensivo o concluyente, aunque más no sea desde un punto de vista retiniano. El recurso al género retrato, naturaleza muerta-, al detalle fragmento de brazo y antebrazo, mano de dorso demasiado curvado y de apoyo enclenque que sugiere la pata de una gallina-, o a la foto de interiores desangelados cuartos de jóvenes-niños-, o el tema de la transitoriedad de esos cuerpos y el de la transicionalidad siempre crítica de todas sus operaciones vitales, son recurrencias muy marcadas que, pese a todo, no alcanzan a dar la impresión de que estamos frente a una serie, aunque evidentemente lo sea”, sigue el crítico de arte.

“El trabajo de Herrera consiste muchas veces en hacer implosionar el tema que le sirvió de guía o punto de partida, para poder concentrarse en una zona ciega a la que la vista común no tiene acceso. Aunque parezca mentira, no se trata aquí de ensalzar a Herrera, sino de explicitar un tipo de mirada (porque ahí radica el interés): que la de Herrera atraviese las configuraciones formales de los objetos para poder determinar en ellos sus cualidades o rasgos plegados no quiere decir que más tarde en la obra ya hecha se devele algún misterio. Herrera mantiene los rasgos plegados, pero muestra fotográficamente su estar detrás, su estar escondido, y para ello se vale de la repetición. La estructura serial es uno de los recursos que favorecen la percepción de ese invisible que, en esta y en muchas otras de sus obras, uno diría que es justamente lo que se oculta en el gesto idiota y la sonrisa imbécil”.

Artistas argentinos

También el jueves, a las 20, quedará inaugurada la muestra itinerante II Premio Nacional de Pintura Banco Central 2008.

Con el objeto de preservar y fomentar la pintura nacional, el Banco Central de la República Argentina convocó por segundo año consecutivo a artistas argentinos y extranjeros residentes en el país a participar en la segunda edición del Premio Nacional de Pintura del Banco Central 2008. Este certamen se enmarca dentro de las acciones institucionales adoptadas con el objetivo de promover el desarrollo de la cultura nacional y su compromiso social con la comunidad.

En esta segunda edición se incluyó una nueva categoría: “Gran Premio Homenaje”, en la cual participaron Luis Barragán, Luis Benedit, Sergio Camporeale, Miguel Dávila, María Martorell, Juan Melé, Luis Tomasello y Miguel Ocampo, quienes son referentes por su impronta creativa, su calidad expresiva y la significación en las tendencias y lenguajes estéticos de los últimos 50 años de la artes visuales argentinas.

Las obras premiadas pasarán a formar parte del patrimonio pictórico y cultural permanente de la Institución en el ámbito de su sede declarada Patrimonio Histórico Nacional.

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Herrera opta a veces por la captura instantánea de una escena no preparada, a veces por la toma posada o semiposada.

Foto: CARLOS HERRERA