Exposición en Estados Unidos

Los símbolos de la España

imperial están en América

En la Galería nacional de Washington se exhiben en estos días importantes piezas que estuvieron alguna vez relacionadas con el inmenso poder de los reyes españoles, desde Isabel y Fernando hasta Felipe III. Armaduras, tapices y cuadros de reconocidos artistas integran la original muestra.

Teresa Bouza

Agencia EFE

La Galería Nacional de Washington presentó recientemente ante políticos estadounidenses y otras personalidades la exposición “El Arte del Poder”, que relata a través de armaduras y retratos la historia de la España imperial.

La exhibición agrupa por primera vez piezas de la Real Armería de Madrid con obras de maestros como Pedro Pablo Rubens, Anthony van Dyck y Diego Velázquez, que retratan a monarcas españoles ataviados con las armaduras que se incluyen en la muestra.

La colección, “una de las más importantes que se trasladan este año fuera de España”, según dijo a EFE Charo Otegui, presidenta de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (Seacex), busca dar a conocer a los estadounidenses el pasado imperial de España.

“Lo que intentamos mostrar al público norteamericano es cómo toda una serie de objetos como son las armaduras, las pinturas y los tapices se utilizaron durante muchos siglos para enseñar al mundo la importancia del imperio español”, apuntó Otegui.

“El Arte del Poder: Armaduras y Retratos Reales de la España Imperial” ocupa ocho salas de la Galería Nacional de Washington, donde se exhiben 75 armaduras y cuadros, además de tapices y obras en papel de Alberto Durero y Giulio Romano.

La muestra cubre el período comprendido entre el descubrimiento de América en 1492 bajo los Reyes Católicos y el reinado de Carlos III (1759-1788).

La selección de ese marco histórico obedece, según explicó a EFE Álvaro Soler, comisario de la exposición, a que el retrato en armadura surge en España gracias a Felipe I “el Hermoso”, hijo del emperador Maximiliano I y rey de Castilla y León por su matrimonio con Juana “la Loca”, heredera de los Reyes Católicos.

De hecho el primer retrato conocido de un monarca de España en armadura es uno de Felipe el Hermoso del Maestro de la Secuencia de José que se exhibe en la primera sala de la exposición.

A partir de ahí comienza un recorrido histórico que concluye en el siglo XVIII cuando, según señala Soler, “las armaduras ya no tienen ningún sentido desde el punto de vista militar aunque sí algo de sentido desde el punto de vista simbólico”.

La exposición está, de hecho, cargada de simbolismo, ya que las armaduras de lujo utilizadas por los monarcas de la España imperial resumían en su decoración no sólo las claves del poder dinástico, sino también hechos de la historia antigua que se vinculaban a los soberanos y a sus acciones políticas y militares.

Un símbolo recurrente es el Toisón de Oro, insignia de la orden de caballería del mismo nombre y que se inspiró en el mito de Jasón y su búsqueda del vellocino (lana de un carnero) de oro, que le permitió recuperar el Trono de Yolcos en Tesalia y que pasó a asociarse con la realeza.

Ese vellocino aparece colgado del cuello de Felipe el Hermoso y del de Carlos V y reflejado en numerosas piezas de la muestra.

Además de incorporar elementos mitológicos, las armaduras hacían a menudo referencia a importantes hitos bélicos, como la batalla de San Quintín en 1557 en la que las tropas españolas bajo el mando de Felipe II derrotaron al ejército francés en la victoria más importante del reinado del monarca.

Ese triunfo aparece reflejado en la Armadura de la Cruz de Borgoña de Felipe II, elaborada por el armero favorito del soberano, Wolfgang Grosschedel y que ilustra también el maestro Giacomo Antonio Moro en uno de los cuadros de la colección.

Las armaduras, pinturas y tapices de la muestra dan cuenta también de otras batallas como la de Mühlberg (1544), en la que el ejército de Carlos V derrotó a los príncipes alemanes, así como la primera campaña africana del monarca.

A la presentación en la Galería Nacional asistieron el ministro español del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el subsecretario del Tesoro de EE.UU., Robert Kimmitt, el senador demócrata John Kerry y otros representantes del mundo político y cultural estadounidense.

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El casco de batalla de Carlos V también está en la exposición “El arte del poder”.

Foto: Agencia EFE

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La armadura ecuestre del emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500-1558), realizada por uno de los más refinados orfebres de Alemania, integra la muestra que se exhibe en Washington.

Foto: Agencia EFE

La orden del poder

La Orden del Toisón de Oro, que portaron varios de los reyes recordados en la muestra, es una orden de caballería fundada en 1429 por el duque de Borgoña y conde de Flandes, Felipe III de Borgoña, para celebrar su matrimonio con la princesa portuguesa Isabel de Avis, hija del rey de Portugal Juan I, en la ciudad de Brujas.

Otra versión, más vulgar pero posible, dice que el toisón representa los vellos de las veinticuatro amantes que, al parecer, tuvo Felipe, que juntos y entrelazados colgaban de un collar que él lucía con orgullo. La corte se mofaba de ello y por ese motivo y a los efectos de dignificar el collar, creó la orden de más prestigio imaginable.

Fue creada siguiendo el modelo de la Orden de la Jarretera inglesa, de la que Felipe había sido elegido miembro en 1422, pero dedicada a San Andrés (Felipe había rechazado la elección para no ofender al rey de Francia).

Al igual que su modelo inglés, la orden estaba restringida a un número limitado de caballeros, primero 24 pero incrementado a 30 en 1433 y a 51 en 1516. Los miembros de la orden no podían ser “herejes” y por tanto se convirtió en una distinción exclusivamente católica durante la Reforma, aunque la elección de un símbolo pagano como el Vellocino de Oro como símbolo de una orden cristiana causó cierta controversia. La insignia consiste en un collar de eslabones entrelazados de piedras centelleantes inflamadas de fuego con esmalte azul y rayos de rojo rematando con un cordero y el toisón todo de oro esmaltado (la alusión al carnero se refiere al vellocino que Gedeón ofreció a Dios en sacrificio y acción de gracias por la victoria conseguida contra los madianitas; y los eslabones y piedras de fuego aluden a la divisa que el mismo duque traía siempre en sus armas, que era un eslabón con su pedernal y un epígrafe que decía: Hiere antes de que se vea la llama).

La bula de confirmación de la Orden y de aprobación de sus constituciones y ordenanzas las dio el papa Eugenio IV el 7 de Septiembre de 1433, siendo las dignidades de la Orden cuatro: el canciller, el tesorero, el rey de armas y el secretario. El gran maestrazgo correspondía al rey de España por bulas de los pontífices Gregorio XIII, de 1574 y de Clemente VIII de 1600. Al casar la heredera de la corona borgoñona, María con el archiduque Maximiliano I de Austria, la orden quedó vinculada a la Casa de Austria, y posteriormente a los Austrias españoles.