El “pingüino” en un punto de inflexión

La dura derrota de Néstor Kirchner

El resultado electoral dejó al gobierno sin mayorías propias en ambas cámaras del Congreso. El ex presidente dejó al PJ en manos de Scioli y abre un interrogante sobre la gobernabilidad.

 

La dura derrota de Néstor Kirchner

De la redacción de El Litoral

Néstor Kirchner se convirtió ayer en el gran derrotado de la jornada electoral en el escenario nacional. El ex presidente no sólo perdió en su provincia natal y en el nido político bonaerense del conurbano; además quedó muy lejos de todos los grandes distritos electorales del país.

El kirchnerismo se quedó sin mayorías propias en el Congreso Nacional, con cuestionamientos claros en los grandes centros urbanos de la Argentina, con la frontal oposición en los distritos productivos rurales y con francos cuestionamientos de los empresarios industriales.

La sola fortaleza de la política del BCRA es el punto de apoyo que le quedan a la gestión de Cristina Fernández y a lo que hasta aquí fue el liderazgo de Néstor Kirchner.

El capital político de Daniel Scioli quedó mellado y los “barones” del conurbano no pudieron -o no quisieron- apostar todo al “pingüino”, que renunció a presidir el PJ.

El peronismo siempre busca un líder y ahora debe reponerlo.

¿Qué gobernabilidad?

El propio Kirchner ha dejado en claro que la clave será la gobernabilidad, pero también ha dicho que no cederá sus principios. Sin más autocrítica que el simple reconocimiento de la derrota “por poquito”, fue incapaz de admitir los duros reveses de Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Mendoza e incluso Entre Ríos y su pequeña pero simbólica provincia natal.

Es imposible saber aún cómo serán los seis meses en los que el gobierno tendrá mayorías en las Cámaras antes del recambio impuesto ayer por el voto popular.

Temas clave como la coparticipación o la ley de radiodifusión están en carpeta. La tentación de los decretos de Necesidad y Urgencia estará presente en el kircherismo, que hasta aquí ha mostrado una nula vocación por el diálogo y deberá digerir el mal trago.

¿Cómo será el temperamento de Néstor en la derrota? Eso es algo que el propio protagonista debe descubrir; mientras tanto, las mayorías relativas del congreso podrían virar junto al caleidoscopio peronista en busca de un nuevo jefe.

Kirchner fue el arquitecto de una derrota que encarnó en el mismo personalismo que le permitió encausar al país tras la crisis; se engrandeció en la desmedida apetencia por la riqueza del campo, se empecinó en la obstinación de la presidenta y se precipitó en la crisis internacional.

Lejos de la transversalidad, incapaz de negociar, aislado de los problemas de la gente, encerrado en el aparato del conurbano al que tanto había denostado, el santacruceño convirtió en ganadores a todos sus enemigos íntimos. Carlos Reutemann, Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Julio Cobos.

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Duro de digerir. Kirchner tardó en dar la cara para reconocer poco y sin autocrítica fundada. En la primera derrota significativa de su carrera política, arrastró a Scioli y al jefe de gabinete de Cristina.

Foto: DyN

/// EL DATO

Desafío opositor

Lilita Carrió sumó a todos en la “oposición” para explicar la derrota de Kirchner; pero no todos son una misma “proposición”. La Coalición Cívica es la segunda minoría tras el kirchnerismo, pero tiene un techo electoral rígido. Pino Solanas se llevó el turno de los volátiles porteños. Macri está lejos del andarivel de la centro-izquierda y De Narváez es peronista como Solá. En el futuro político argentino, la oposición no hace aún “masa crítica” presidenciable, y el controversial peronismo sigue mostrando la apariencia de un partido con capacidad de poder.

Un ganador

Como nunca Carlos Reutemann fue efusivo en el podio. No sólo ganó a pesar del gobierno nacional, sino que derrotó al otro “presidenciable” santafesino, el socialista Hermes Binner.

Los socialistas tendrán que volver a su construcción paciente, más para preservarse en Santa Fe que para llegar a otros distritos. Incluso en Rosario ganaron retrocediendo.

Todo el escenario nacional pareció alinearse con la estrella de Reutemann. El senador ganó en la ciudad donde el estigma de la inundación le elevó el desafío; se puso al frente del campo y por extensión de la agroindustria; quedó como referente excluyente en la Región Centro y a diferencia Scioli ganó en su distrito.

El ex gobernador no tendrá desgaste de gestión en los próximos dos años. Sólo los mandatarios de distritos más chicos (Das Neves, Insfrán, Gioja, Alperovich) también pueden exhibir victorias. Pero sus pesos relativos son menores.

La interna peronista será el escenario de las definiciones. Reutemann corre con la ventaja del volumen y la significación de sus votos; tiene compatibilidad ideológica con De Narváez (no puede postularse a la presidencia); suma buenos contactos internacionales y cuenta con una amable disposición de los grandes medios nacionales, que le atemperan sus fronteras expresivas.

La voluntad popular, no sólo de Santa Fe, jugó ayer a favor del reloj político y biológico del santafesino. Resta saber cómo conducirá su estrategia tras la confesa intención presidencial.