EN EL BÚNKER SOCIALISTA

De la euforia a la realidad de la derrota

Después de la medianoche, Giustiniani dijo: “Contaremos voto a voto, pero sabemos que ganamos”. Media hora más tarde, sus voceros avisaron que la tendencia era irreversible. Cuando Reutemann saludó a sus militantes en Santa Fe, no quedaba nadie en el comando del Frente Progresista.

Germán de los Santos

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Aunque durante la extensa espera hubo intentos desmesurados por renovar la fe en el triunfo, la derrota del Frente Progresista se palpaba por las ausencias que había en el bunker montado en el Patio de la Madera en Rosario. A diferencia de otras elecciones, ningún dirigente de peso ni del gobierno provincial se animaba a pasear entre los militantes. Hasta la medianoche no tenían respuestas para dar a varias preguntas que surgían: ¿por qué las dos encuestas a boca de urna y el informe de mesas testigo fueron tan desajustadas a la realidad?

Fuera del bunker, en un sitio un poco más propicio para la reflexión, Hermes Binner y Rubén Giustiniani, y un grupo cercano al gobernador ensayaba algunas razones por las que el Frente Progresista no logró el objetivo final de vencer a Carlos Reutemann. Se mostraron muy preocupados por la derrota en la capital provincial, donde Santa Fe Federal logró una ventaja en senadores de más de 20 puntos. Y la escasa diferencia en Rosario, el bastión más fuerte del socialismo, donde en la última elección en 2007 el Frente Progresista se separó del Frente para la Victoria por más del 20 por ciento. Ayer la ventaja fue del 13 por ciento, cuatro puntos menos de lo que proyectaban los bocas de urna.

Al filo de la medianoche, Rubén Giustiniani salió a escena y dijo que el escrutinio era “voto a voto”. Aclaró: “Si es necesario, contaremos hasta el último voto, pero sabemos que ganamos”. “Sabíamos que estábamos frente a una elección muy difícil. Para otros sólo era un trámite, con grupos de intereses muy importantes que piensan en la presidencial de 2011 y en lo que llamaban su esperanza blanca”, dijo Giustiniani. “En el Congreso no vamos a cambiar de posición según el porcentaje de imagen del gobierno nacional. Los santafesinos entendieron que asumimos un compromiso, y lamentablemente no conozco el compromiso de otros candidatos”, aseguró.

Media hora más tarde, pasado ese momento de euforia, los voceros del Frente Progresista salieron a reconocer que la exigua diferencia a favor de Santa Fe Federal era irreversible. “Nadie va a salir a reconocer la derrota”, aclararon.

El Patio de la Madera perdió rápidamente la fisonomía que había adquirido después de las 18, cuando todavía estaban intactas las esperanzas de un triunfo. Al filo de la madrugada, cuando Carlos Reutemann apareció en Santa Fe para reafirmar su victoria en el bunker socialista ya no quedaba nadie.

El escrutinio en el comando socialista se vivió bajo una tensión aguda, que provocó que los humores cambiaran a medida que comenzaban a cargarse los datos oficiales. Ese ambiente ciclotímico, del que los militantes socialistas no pudieron escapar, comenzó a modelarse después de que los voceros del Frente Progresista distribuyeron los datos de dos encuestas a boca de urna que le daban una diferencia a Giustiniani sobre Reutemann entre un cinco y un seis por ciento.

Cambios

El que llegaba al Patio de la Madera después de las 18 se encontraba con sonrisas amplias, abrazos y cánticos que demostraban pura felicidad. “Son datos confiables, pero ahora hay que contar los votos”, advirtió uno de los encargados de prensa y puso los puntos a los optimistas exagerados.

A las 19.30 el diputado Eduardo Di Pollina subió al enorme escenario montado en el centro del salón, donde advirtió que según un informe con 300 mesas testigo en Rosario el Frente Progresista se imponía por 17 puntos. No hubo ninguna alusión al resto del mapa provincial. Los festejos fueron más templados, porque dentro del predio ya comenzaban a aparecer algunas caras de preocupación.

Poco después se comenzaron a cargar los datos oficiales, y a medida que se engrosaban los porcentajes del sufragio y la diferencia a favor del ex gobernador, las caras empezaban a adquirir otra forma. “Todavía no cargaron los datos de Rosario”, advertían para calmar a la militancia que había entrado en pánico. La esperanza se depositaba en la ciudad del sur.

El Patio de la Madera estaba poblado de militantes y despoblado de figuras de peso del Frente Progresista y del gobierno provincial. Las únicas dos excepciones eran el ministro de Trabajo, Carlos Rodríguez, y el de la Producción, Jorge Bertero. El resto estaba ocupado en reuniones en el hotel Ariston junto con Binner, Antonio Bonfatti, y los candidatos Giustiniani y Alicia Ciciliani.

Pasadas las 23, Di Pollina volvió a subir al escenario y ratificó que de acuerdo a las mesas testigo, la diferencia a favor de Giustiniani era de 1,5 por ciento. Los cánticos volvieron a encenderse y los papelitos nadaban por el aire. Pero fuera del radio donde se hacía la puesta en escena para las cámaras de TV que transmitían en vivo los semblantes mostraban desesperación, por lo que mostraban las computadoras con los datos oficiales.

De la euforia a la realidad de la derrota

Giustiniani con el primer candidato a diputado nacional Jorge Alvarez.

Foto:Agencia Rosario

/// EL DATO

En carrera

El intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, consideró que, a pesar del triunfo de Carlos Reutemann, el gobernador Hermes Binner “sigue siendo un candidato presidenciable”, porque sigue siendo “una opción importante para un sector del electorado”. Precisamente, la performance de Binner -quien jugó a fondo en la campaña, pese a no ser candidato- era importante para posicionarlo en el espacio de presidenciable de centro-izquierda, cuya otra referente importante, Elisa Carrió, quedó bastante mal parada en los comicios de la provincia de Buenos Aires. Para Lifschitz, la participación de Binner logró llevar a una paridad “voto a voto”, lo que en principio era un triunfo anticipado de Reutemann. Y si bien dijo no querer hacer futurismo, no descartó una eventual postulación suya para gobernador.