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La derrota oficial y la economía real

Félix Canale [email protected]

El mapa político de la Argentina cambió ayer. El oficialismo planteó las elecciones de medio término como una consulta plebiscitaria y las urnas hablaron. La novedad, sin embargo, no mitiga en lo inmediato la dura realidad de un comprometido presente económico.

Un discurso político vacío de contenidos, dejó en el tintero temas de salud, (en medio de dos epidemias consecutivas), de finanzas públicas, (frente al exorbitante gasto gubernamental y la caída de la recaudación), de producción agropecuaria (mientras los tamberos llevan a Liniers vacas lecheras), y fundamentalmente, la anomia de un modelo económico que prometió acumulación con inclusión y derrapó hacia un dirigismo rampante y un aumento de la pobreza.

La expresión de las urnas fue contundente, pero los problemas permanecen en el mismo sitio. La industria está en recesión, la metalmecánica continúa trabajando a 40 por ciento de capacidad instalada, la importación de bienes de capital pasa por el peor momento del último lustro, la desocupación ronda el 12 por ciento, en los últimos 18 meses se fugaron 32 mil millones de dólares y el Indec no es creíble.

No son datos que sólo reflejen esa nebulosa trama que es la macroeconomía. En abril, Carlos Garrera, presidente de Fisfe, calculó que en 2009 la actividad industrial caerá un 40 por ciento en la provincia de Santa Fe. A mediados de junio, industriales metalmecánicos del cluster Rafaela advirtieron que, si no se toman medidas de inmediato, lo peor está por venir. En el cluster Las Parejas, las ventas de maquinaría agrícola se desplomaron casi 70 por ciento.

Los alertas

A partir de hoy, las preguntas públicas que formuló el 22 de junio Héctor Méndez, presidente de la UIA, ganan vigencia. El titular de la central empresaria dijo que el sector quiere saber cuáles son los gastos que el gobierno va a privilegiar, qué va a hacer en cuanto a las relaciones exteriores y cuáles serán las posiciones políticas que va a tomar.

Un desglose posible de estos puntos es el siguiente: El dinero de la Anses, ¿Irá a subsidios o para inversiones productivas? ¿Privilegiará a grandes empresas o al entramado Pyme? ¿Se exigirá la presencia de directores estatales en las compañías que reciban asistencia?

El segundo tema se relaciona con lo que la UIA percibió en su reciente visita a EE.UU. Desde aquel país miran con desconfianza la tendencia estatista de la Argentina. Para corroborarlo bastan las declaraciones del presidente Obama, (el 23 de junio), destacando que los modelos a seguir son los de Chile y Brasil. No mencionó a la Argentina.

El tercer tema, más espinoso, se refiere a que una buena parte del empresariado teme que, a partir de ahora y mientras el gobierno mantenga su mayoría parlamentaria hasta diciembre, se profundizará el avance sobre el sector privado. A partir de enero, con un parlamento indócil, el recurso serían los decretos de necesidad y urgencia.

La opción

El resultado de los comicios, en todo caso, no resuelve en lo inmediato la discusión de fondo, que pasa por definir qué clase de modelo de acumulación se está propiciando, si es que, hoy por hoy, existe algún modelo con tal propósito.

La duda, a su vez, divide aguas entre el empresariado argentino, entre quienes quieren seguir acompañando (y modificando en lo necesario el proyecto), y quienes estiman imperativo confrontarlo.

En el primer grupo se encuentra una corriente interna de la UIA (básicamente el Grupo Industriales, con fuerte presencia de Pymes), la Bolsa de Comercio (Adelmo Gabbi), y los banqueros que responden a Jorge Brito. La idea es que el oficialismo, tras la derrota de ayer, está obligado a abrir el diálogo e impulsar el Consejo Económico Social.

Por su parte, sectores financieros, la Mesa de Enlace, y otros grupos ligados a empresas industriales medianas y grandes, creen que debe denunciarse frontalmente la vocación estatista del gobierno.

Sobre las disidencias, está ganando terreno la posición dialoguista, no sólo por las corrientes internas de la UIA, sino también porque en la AEA, que conduce Luis Pagani, están quienes creen que debe abrirse un espacio para intentar corregir las políticas oficiales.

Existe ya coincidencia entre ambas organizaciones, surgida en charlas privadas, para adelantar una estrategia común. Muy probablemente en la presente semana se convoque al Grupo de los 7 para analizar los pasos a dar.

Resta por saber si la corriente ideológica en el poder, que sueña con la estatización de la economía, está dispuesta a algún tipo de diálogo.