“Ningún lugar adónde ir”

Los primeros pasos de Mekas en la construcción de su poética

El diario del cineasta lituano recorre su largo exilio en la Segunda Guerra Mundial.

Dolores Pruneda Paz

Télam

El diario “Ningún lugar adónde ir” del cineasta lituano Jonas Mekas, por primera vez traducido al castellano, recorre su largo exilio emprendido en la Segunda Guerra Mundial, así como la elaboración de la poética que luego desplegó en sus films y lo convirtió en exponente del movimiento contracultural neoyorquino del 60.

En el libro editado por Caja Negra puede leerse la historia de Mekas (1922) anterior a su cine, la deriva involuntaria que inició en 1944 en Lituania -asolada por el comunismo y el nazismo- y la construcción de un proyecto estético de corte documental y en primera persona que sentó las bases para una vanguardia cinematográfica, alternativa al cine de Hollywood.

“El estilo fragmentario y el solitario e insistente registro de su entorno, funda la poética de intimidad que marcó más tarde la obra documental de Mekas, estrechamente ligado a la escena del underground neoyorquino”, dice a Télam el crítico de cine Emilio Bernini, a cargo del cuidado prólogo del diario.

Deslumbrado por la filmografía de Mekas cuando empezaba a estudiar cine, no para comprender mejor ese arte ni convertirse en crítico sino como “las cosas que uno hace por los objetos de su pasión amorosa”, Bernini halló en la edición castellana de este libro la posibilidad de ofrecer una imagen de Mekas que no se tenía de él, pues lo que más se conoce es su faceta de cineasta.

Se trata de “una suerte de vuelta sobre un tiempo feliz del pasado, matizado por ese momento extraordinario de la cultura norteamericana del 50 y 60, que incluye el cine experimental de Brakhage; el nuevo cine de Cassavettes; la música, sobre todo de la Velvet Underground; y la plástica, en particular de Andy Warhol”, afirma.

Un modo de vida

Bernini hace referencia a la literatura “beatnik” de Ginsberg, Cassidy y Kerouac entre otros, “una literatura que se planteaba como modelo de vida” y que atraviesa “Ningún lugar adónde ir”.

“Invito a leer esto como fragmentos de la vida de alguien, como una carta de un extranjero que siente nostalgia o como una novela, ficción pura ... El tema, la trama que anuda estas piezas, es mi vida, mi desarrollo”, se lee en el diario que escribió Mekas del 44 al 55.

“Uno no leía como lee el erudito, el estudioso o el académico, sino, en todo caso, como esa literatura misma proponía que se la leyera: como parte de la vida, como parte de la experiencia de sus autores”, explica Bernini.

Este libro “tiene importancia también como objeto estético incluso en su sobriedad. Su tapa, aunque eso no se advierta a primera vista, es parte de un fotograma de una película de Mekas”, apunta el crítico y docente.

Bernini asegura que le cuesta hablar de “aportes” aunque concede que, “probablemente, el de Mekas sea el de un cine único en el sentido de irreductible”.

“Esa irreductibilidad tiene que ver con la experiencia -asegura- una experiencia atravesada por la política y por la historia y, en ese sentido, también irrepetible; pues historia y política contemporáneas no parecen impactar en las subjetividades del mismo modo” que con Mekas.

Esta idea responde a su percepción de que “los relatos de primera persona contemporáneos no tienen nada que ver con la primera persona de Mekas, precisamente allí donde la subjetividad ya no se define ni se narra a sí misma, sino que es una relación constitutiva con lo público”.

En la actualidad estamos “más bien frente a un tipo de relatos de sí promovidos por tecnologías, como la del blog, que incentivan la narración de lo íntimo y de lo nimio. La experiencia es, por supuesto, otra; en consecuencia, también la literatura y el cine”.

“Scenes from Allen’s Last Three Days on Earth as a Spirit”, es el registro que Mekas realizó de los últimos tres días de vida del poeta Allen Ginsberg en junio 1997 y que de alguna manera integra la serie de retratos y oraciones fúnebres que hizo sobre Andy Warhol, George Maciunas, Jerome Hill y John Lennon.

“Lost, lost, lost” es el otro documental. Filmado en 1976, integra la serie de films en forma de diarios y notas que abarcan las dos primeras décadas de su vida en Nueva York, como sus encuentros con los “beats”, las asambleas de refugiados lituanos, las protestas contra el armamento nuclear y las manifestaciones de pacifistas contra la guerra de Vietnam.

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Jonas Mekas fue claro exponente de la vanguardia cinematográfica, alternativa al cine de Hollywood.

Foto: Agencia Télam

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El estilo fragmentario y el solitario registro de su entorno fundan la poética de intimidad.

Foto: Agencia Télam