Llegan cartas

El circo Sarrassani

Atilio Felix Giordano.

DNI. 3.170.184.

Señores directores: Días pasados falleció a los 96 años la señora Sarrassani, quien fuera la dueña del mencionado circo.

A mediado de la década del ‘30, siendo yo alumno de la escuela Nº 35 de Emilia, tuve la suerte de asistir a una función matineé de este circo. El evento fue acordado entre autoridades del Concejo de Educación, el FC Santa Fe y lógicamente las del circo. Lo cierto es que hicieron correr un tren especial entre Reconquista y Santa Fe, recogiendo a los pasajeritos (acompañados por sus maestras y algunas mamás) de todas las estaciones intermedias. Recuerdo que a mí me costó, entre boleto y entrada al espectáculo, solamente un peso.

Llegamos a Santa Fe como a las dos de la tarde. No nos alcanzaban los ojos para ver tantas novedades. En efecto, creo que la mayoría de nosotros no conocía la capital y mucho menos los mateos, la plaza España, la farmacia Las Colonias, las fondas y hospedajes en las adyacencias de la estación de pasajeros —hoy Terminal de Colectivos—. También conocimos parte de la zona portuaria, en cuyo predio estaba instalado el circo. Llegó luego el momento más esperado: la función circense, con su música tan característica, los payasos, el mono chimpancé, las fieras amaestradas, tigres, leones, elefantes, y tantos otros.

Hoy, a los 84 años de edad, conservo en mis retinas todo aquel panorama, como si hubiera ocurrido hace unos días. Pero además, amigo lector, estoy convencido de que este tipo de recuerdos y memorias actúa como una terapia en nuestra mente tan agobiada por este mundo actual, en el cual no sé por cuál causa no podemos evitar enterarnos de tantos acontecimientos indeseables y hasta enfermantes. Parece ser lo que la modernidad nos impone.

Dar

Dolly Campana.

LC 1.049.195.

Dar: sólo tres letras de inmensa profundidad. Palabra que debería ser sagrada y en las escrituras estar. Si desde niño la aprendiéramos a practicar, el mundo comenzaría a cambiar. Dar no sólo es importante en lo material, quizás lo sea más en lo espiritual. Dar sobre todas las cosas amor, y muchos cambiarían por bien su maldad, pensando en Cristo que todo lo dio. Dar en lo material, ¿para qué quieres riquezas, pensando que a muchos le falta el pan? Dar consuelo al que sufre, para su pena aliviar. Comienza este verbo a conjugar, y estoy segura de que en tu vida muchas satisfacciones tenderás. ¡Qué Dios te bendiga!