La defensa de lo obtenido en 2008
Comienza el gran desafío
A partir de esta semana, Juan Martín del Potro deberá empezar a respaldar los puntos ganados la temporada pasada tras Wimbledon. Ayer perdió el quinto lugar en manos de Andy Roddick.
El inicio de todo. Juan Martín se queda con el título de Stuttgart y se lleva una “Mecha” de regalo. Todavía ni se imaginaba lo que el destino le tenía preparado.
Foto: Agencia EFE
Alejandro Galetto
Finalmente, la rueda dio toda su vuelta y para Juan Martín Del Potro comienza esta semana la defensa de la gran cantidad de puntos obtenidos el año pasado, cuando luego del Abierto de Londres su vida tenística diera un giro de 180 grados y comenzara a forjar el enorme y respetado jugador que es hoy.
En otras palabras, es lo mismo que decir que ahora comienza la parte más complicada de un tenista, que es poder sostener aquello que logró con una serie de grandes resultados. Aquí es donde comienza a vislumbrarse fundamentalmente la capacidad anímica y física del protagonista, que empieza a jugar con la presión de no perder puntos y, por ende, puestos en el ranking mundial.
La génesis
Todo comenzó en la segunda semana de julio de 2008, sobre el polvo de ladrillo del Abierto de Stuttgart, en Alemania, donde Del Potro encontró su más alto tenis y su mejorada versión anímica para derrotar a cuanto rival se le interpusiera, incluyendo al francés Richard Gasquet (en aquel momento, número 15 del mundo) en la final.
Con el entusiasmo y la adrenalina de lograr su primera consagración en el más alto estamento internacional, viajó a Kitzbühel, Austria (siempre en tierra batida, la superficie que menos le favorece), donde volvió a ostentar un gran momento y, ante el asombro de propios y extraños, se quedó con el cetro.
En ascenso
Con dos consagraciones consecutivas en su haber, viajó con ilusiones mejor argumentadas a realizar la gira de cemento previa al US Open, y respaldar lo logrado sobre su piso favorito. Y no se defraudó. Se quedó con Los Angeles (venció a Andy Roddick en la final) y luego con Washington (batió a Tommy Haas en semifinales) para llegar al último torneo del Grand Slam 2008 con otro cartel, más bien un escaparate lumínico de magnitud construido en apenas cuatro semanas.
Lo mejor
Del puesto 65 que tenía el 7 de julio, llegaba al US Open como número 17, un mes y medio después. El envión que traía no se detuvo y lo llevó hasta lo más alto que podía conseguir en ese momento: los cuartos de final, donde se enfrentó con el cuarto tenista del planeta (Andy Murray), con quien cayó en cuatro reñidos sets.
Con cuatro títulos consecutivos y el antecedente de haberse metido entre los mejores 8 de un “Grande” (y el agregado de convertirse en el número 13 del planeta), la convocatoria para formar parte del equipo nacional de Copa Davis se hizo inevitable. Y ésa fue la gran consagración. ¿Por qué? Porque si bien la victoria del primer día ante Rusia fue un trámite, luego de que Nalbandian pusiera a Argentina 1-0, la serie de complicó y el cordobés perdió el cuarto punto.
Entonces, Del Potro, en su primera gran presentación, debía definir el paso a la final, la tercera en toda la rica historia del tenis albiceleste. Y lo logró. Y lo logró con holgura. Con holgura y serenidad. Todos lo vieron (compatriotas y extranjeros) como una confirmación del nacimiento de una estrella.
A defender
Cuatro títulos al hilo son muchos puntos para defender. En Stuttgart no se presentó y seguramente apuntará todos sus cañones a la temporada de cemento y, fundamentalmente, al US Open. No será sencillo. Habrá que estar fuerte anímicamente para no perder su status de top ten. De todas maneras, con apenas 20 años su futuro no está en duda ni un ápice.
Del Potro podrá perder partidos, podrá dejar escapar títulos, incluso caer en el ranking. Pero ya demostró con sobrados y sólidos argumentos que estará por mucho tiempo entre los mejores. Incluso, tiene con qué superarlos. El crédito está abierto.
