EN PARÍS

Alta costura del siglo XXI,

entre nicho y globalización

Dominique Ageorges

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AFP

La alta costura, actividad considerada deficitaria, garantiza a los gigantes mundiales del lujo, como Chanel o Dior, una incomparable vitrina para su prêt-à-porter, sus perfumes y accesorios más rentables, pero las otras marcas tienen que encontrar nuevos nichos de mercado para perdurar.

“Hay que aceptar la idea de que la alta costura representa hoy la parte superior del prêt-à-porter”, sostuvo Didier Grumbach, presidente de la Federación Francesa de la Costura, en ocasión de los desfiles para la próxima temporada otoño-invierno que terminaron el miércoles pasado en París. Una opinión que no es unánime en el mundo del lujo, que vio el número de casas de alta costura disminuir vertiginosamente desde mediados del siglo pasado: de un centenar en 1945 a 11 hoy. Y ello pese a que los criterios para obtener la prestigiosa denominación fueron flexibilizados en 2001.

Pero entre tanto, el prêt-à-porter apareció y se impuso. De hecho, salvo las casas “históricas” Chanel, Dior y Givenchy, creadas respectivamente en 1909, 1946 y 1952, las otras ocho son mucho más recientes, como Jean Paul Gaultier (1977), Christian Lacroix (1987) o Anne-Valérie Hash (2001).

Palabras entendidas

Floriane de Saint-Pierre, presidente del gabinete epónimo de contrataciones de moda, considera que “no puede haber un solo modelo económico, puesto que hay casas que tienen más de 60 años y por ende más posibilidades de ostentar un estatuto de marca que las que son más recientes y tienen un estatuto de nicho”.

“Si buscáramos el hilo conductor entre esas dos realidades tan diferentes podríamos encontrarlo en la palabra excelencia, hacer avanzar a través de una estética propia la investigación relativa al vestir”, afirma.

Para la casa Chanel, la alta costura está viva y bien viva. No sólo es “muy importante para la imagen de la casa” sino que además se vende, con un “año récord” en 2008, indica Bruno Pavlosky, que dirige la división moda de la firma.

Sidney Toledano, presidente de Christian Dior Couture, cree asimismo en el porvenir de la alta costura. “La economía y la gestión de las empresas permiten a los creadores los medios de ir más lejos”, pero “esto no se hace en una habitación. A menos que se haga como un pequeño artesano”, sostiene.

Artesanado

Es posible “si la configuración es la de un artesanado de gran lujo, como Hermés o Louis Vuitton en sus comienzos”, acota el consultor Jean-Jacques Picart. “Se necesita para ello encontrar una rentabilidad adaptada a la de lo excepcional. Y también encontrar un financiero osado que tenga ganas de invertir en un modelo que todavía no existe”, dice, refiriéndose a la situación de Christian Lacroix, que busca uno que adquiera su casa desde que ésta fue puesta bajo administración judicial.

Christian Lacroix, por su parte, imagina un futuro para su casa “con una costura que sea tan delicada como la que hace hoy, un prêt-à-porter que no busque extenderse rápidamente en todo el mundo”. “No necesitamos tener 36 boutiques inmediatamente”, agrega.

Anne-Valérie Hash optó por un modelo económico muy modesto. Su firma, que obtuvo la denominación alta costura a fines de 2007, tiene 14 asalariados. No posee línea de accesorios ni de perfumes, sólo la alta costura “para la imagen de prestigio” (modelos exclusivos) y dos líneas de prêt-à-porter (lujoso pero más asequible) “que se venden”.

La firma no tiene boutiques propias pero se vende en 150 tiendas del mundo. La exportación representa el 90 % de su facturación. “Avanzamos lenta pero seguramente. Lo que cuenta es existir mañana”, declara la diseñadora, que no presentó desfile esta temporada a causa de la crisis.

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Creaciones de Jean-Paul Gaultier, una de las ocho casas de alta costura más prestigiosas.

Foto: AFP

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El cine en la pasarela

Jean-Paul Gaultier rindió un vibrante homenaje al cine, a las estrellas de la edad de oro de Hollywood y a la actriz francesa Micheline Presle, que inspiró la vocación del diseñador, en la colección que presentó en las pasarelas de la alta costura parisina.

“Fan de cine”, según sus propias palabras, Gaultier hizo desfilar mujeres sensuales en largos vestidos fourreau con cola de terciopelo de seda, faldas de crepé de estampados “película’ o corsés de hombros y caderas articulados.

Con imágenes de Bette Davis, Grace Kelly, Marlene Dietrich y otras actrices en la pared, detrás del escenario decorado con proyectores y ventiladores de cine.

Según informó la agencia Afp, el cine fue objeto de homenaje también en la casa Franck Sorbier, donde el diseñador presentó una pequeña colección (cinco modelos masculinos y cinco femeninos) titulada Gueules d’atmosphére (“Jetas de atmósfera”), en alusión a una célebre frase de la actriz Arletty en la película “Hôtel du Nord”. “Es una colección dedicada al retrato, que habla verdaderamente de caras, de jetas”, declaró Sorbier, que presentó su colección de manera fija, sin desfile, en un estudio fotográfico.

Evidentemente con una situación financiera mucho mejor, el libanés Elie Saab propuso una colección que definió como de “archicostura”.