PUESTA EN VALOR

Pasos para recuperar

la Casa de Sor Josefa

En la esquina de San Luis y La Rioja se erige una pieza arquitectónica considerada única por los especialistas en patrimonio, porque marca la transición entre la arquitectura colonial y la moderna: no tiene ochava, pero posee la terraza de material. Con el agregado de que era la casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas y en su terraza la artista plástica pintaba los higos, los duraznos priscos y los paisajes que veía.

“Es una satisfacción que el Estado haya llegado a tiempo para que no se pierda una construcción de este tipo, que tiene un enorme valor histórico para los santafesinos. Por otro lado, hay una sensación de impotencia en función de que durante tanto tiempo ha sido descuidada y ahora va a costar su recuperación”, sostuvo el intendente Mario Barletta durante una recorrida realizada por el edificio. En esa recorrida, también estuvieron presentes el subsecretario de Cultura, Damián Rodríguez Kees; la subsecretaria de Diversidad y Proyección Cultural, Isabel Molinas, y los equipos técnicos de las Secretarías de Obras Públicas y de Planeamiento Urbano.

El mandatario local señaló que todas las intervenciones y decisiones se definirán en conjunto con quienes lucharon para conservar la Casa de Sor Josefa.

La próxima semana, los técnicos volverán al edificio junto con especialistas en patrimonio para determinar qué construcciones son originales y cuáles no. Por su parte, la Secretaría de Cultura enviará gente que determine si se hallan piezas con valor histórico que ameriten la conservación.

LA PINTORA

Considerada como la primera pintora santafesina, Sor Josefa Díaz y Clucellas (1852-1917) fue esencialmente autodidacta, aunque tuvo por guía en su iniciación artística al pintor italiano Héctor Facino.

El padre de Sor Josefa, Diego Díaz, fue un importante armador y comerciante de frutas del país, y construyó ese edificio en la estratégica esquina para ubicar en él sus depósitos de mercaderías y su propia vivienda.

La casa se hallaba emplazada en una valiosa esquina que -durante el siglo XIX- se encontraba con la zona ribereña de la ciudad y con el Puerto. El peculiar edificio tiene su valor en el testimonio de una época y lugar desaparecidos por la transformación total de su entorno.

La escritora y periodista Isabel Clucellas, descendiente de la artista, contaba que Sor Josefa dedicaba gran parte de su tiempo a la pintura. “En las naturalezas muertas estaban los duraznos priscos cuya felpa se puede acariciar, las manzanas jugosas, los racimos opulentos, toda la huerta de la casa paterna”, señaló.

Asimismo, en la memoria de los santafesinos persisten los relatos de sus contemporáneos, que recuerdan a Sor Josefa pintando los paisajes portuarios desde la terraza de su casa. Lamentablemente, no se ha conservado ninguna de estas telas. De sus obras, se pueden apreciar los retratos de la naturaleza muerta y la producción de carácter religioso, realizada luego de su ingreso a la Orden de las Hermanas Adoratrices en 1894.

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Autoridades municipales hicieron un recorrido por la construcción.

Foto: GENTILEZA MUNICIPALIDAD DE SANTA FE