El Cobem cumple 28 años de labor

“En una emergencia no nos podemos quebrar”

Así se refiere a su trabajo, Raúl Albelo, encargado de la sección Rescate. Desde accidentes de tránsito hasta partos de urgencia, los rescatistas del Cobem están listos para actuar de manera inmediata. Los peores y mejores momentos de un trabajo “bajo presión”.

“En una emergencia no  nos podemos quebrar”

Desde hace 28 años, el Cobem interviene ante todo tipo de emergencias, desde accidentes de tránsito hasta incendios.

Foto: Amancio Alem

 

De la redacción de El Litoral

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“Anécdotas hay miles”, aseguraron Raúl, Claudio y Jorge. Ellos trabajan en la central del Centro de Operaciones y Brigada de Emergencias Municipal (Cobem), en el ala sur de la Terminal de Ómnibus de nuestra ciudad. “En este trabajo se aprende mucho y de todo”, continuaron.

Raúl Albelo entró al Cobem en 1983, cuando tenía 29 años. Hoy es el encargado de la sección Rescate. Jorge Torres, jefe del Departamento Emergencia, trabaja allí hace 17 años. Claudio Perna es el más nuevo de los tres. Después de siete años de atender emergencias, desde hace un año se desempeña como radio-operador.

El Litoral visitó la central porque hoy festejan 28 años de labor. “Hoy, 14 de julio, es nuestro día”, remarcó Raúl y explicó: “Pero como el decreto de creación del Cobem es del 10 de julio, algunos piensan que ésa debería ser la fecha de festejo. Pero eso es una formalidad; el Cobem salió a la calle por primera vez el 14 de julio de 1981”.

Accidentes de tránsito, incendios, intentos de suicidio o de homicidio, partos en la calle, animales en peligro o accidentados. Todas las emergencias se concentran en un número telefónico: el 103. Todos los días: mañana, tarde y noche. Para el Cobem no hay un minuto de descanso.

Los peores momentos

“Éste es un trabajo bajo presión”, resume Raúl. En 26 años de rescates, le ha tocado vivir muchísimas situaciones. Cuando se le pregunta sobre la más difícil, no duda en responder: “Los accidentes en los que hay criaturas”. Ese hombre robusto y decidido, se queda callado; los ojos acuosos indican que está recorriendo imágenes que preferiría olvidar. “Nos han tocado incendios con criaturas de un año, de cinco años. Tenés que tener un temperamento especial para no quebrarte. Cuando estás en emergencia no te podés quebrar. Tenés que poner la mente en blanco”, reflexionó.

Se queda pensando unos segundos más y agrega: “Gracias a Dios en los años que tengo nunca me impresioné. Sí; una vez: una mujer embarazada que venía del Chaco se quiso subir al tren y se cayó. Le cortó las dos piernas y tenía la panza abierta. La pusimos en la ambulancia y venía hablando con nosotros. Ese operativo fue bárbaro, pero lamentablemente murió”.

Pero los malos recuerdos también tuvieron otro momento muy sentido para todos los santafesinos. “La inundación del 2003 nos mató psicológicamente. Nos tocó vivir momentos muy tristes”, dice con la mirada distante.

Por su parte, Claudio confiesa que sintió miedo una vez que quedó atrapado en un tiroteo en Villa del Parque. “Lo único que me acuerdo es que un tipo se me tiró encima y quedamos en el piso hasta que pasó el tiroteo”. “Yo actúo en el momento, pero con el tiempo te hace mella. Por eso, ahora estoy yendo a un psicológico porque he entrado en pánico. Nosotros tendríamos que tener un apoyo por lo que vemos, porque son todas pálidas”, comenta.

Otros tiempos

En más de dos décadas arriba de la ambulancia y de la camioneta de emergencias, Raúl puede comparar el pasado con el presente. “En aquel entonces no había preparación como hoy, que todos son técnicos. Nosotros entramos sin saber nada y se hacía de todo: desde tapar un bache hasta rescatar gatos en los techos o capturar una víbora”, recuerda orgulloso.

Los tiempos han cambiado y su compañero Claudio lo dice claramente: “Hace 10 años la gente respetaba las ambulancias en los barrios. Hoy no se puede entrar ni siquiera de día. Tenemos que poner un punto de encuentro con el patrullero para ingresar a los barrios”.

No sólo la inseguridad se ha vuelto más marcada, sino también los accidentes y situaciones de violencia. “Antes, no se veían los accidentes que se ven hoy. El fin de semana pasado hubo 45 accidentes, 34 con motos. Es terrible ver a la salida de las confiterías las chicas de 14, 15 años tomadas. Antes no se veía eso”, concluye Albelo.

“En una emergencia no  nos podemos quebrar”

Raúl Albelo y Claudio Perna aman su trabajo, a pesar de las presiones y situaciones de riesgo que tienen que vivir a diario. La sede central está ubicada en el ala sur de la Terminal de ómnibus.

Foto: Amancio Alem

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Las anécdotas

Raúl, Claudio y Jorge pasaron por algunas situaciones insólitas. Desde llamados a altas horas de la noche para tener una conversación hot hasta el pedido de captura de un “mono degenerado que espiaba a una chica mientras tomaba sol”.

La intervención con animales ha sido, históricamente, una de las funciones del Cobem. Sin embargo, “eso ya no se hace”, lamentan los rescatistas. En la larga lista se incluyen desde “el yacaré Juancho, una vaca que se estaba ahogando y un aguará guazú hasta aves”.

Los partos son una de las situaciones más emocionantes. “Me tocó un parto arriba de la ambulancia. La chica que estaba conmigo era enfermera, pero se golpeó la cabeza con un tubo de oxígeno y se desmayó. Así que quedé con el viejo Sandoval. El bebé nació bien y le pusieron mi nombre”, recuerda Claudio.

Este hombre también se siente orgulloso por haberle salvado la vida a una mujer que llamó diciendo que se iba a suicidar. “Era una señora grande, con problemas económicos. Le empecé a hablar y le conté que yo había pasado por una enfermedad difícil. Y le dije: “si yo enfrenté una enfermedad, ¿cómo no va a enfrentar un problema económico?’. Hasta hoy esa mujer viene a saludarme”.