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Las polémicas de Jauretche

“Me acusan de falta de ecuanimidad, de excesiva pasión en mis polémicas... pero, en cambio, son ellos las víctimas de un estado de conciencia que les impide toda ecuanimidad”, sostenía Arturo Jauretche. “No soy un pasasociólogo, sino un “para sociólogo’, que viene a aplacar las ínfulas académicas de los egresados de sociología que, como se sabe, no sólo carecen de “estaño’ sino que sirven fundamentalmente para dar clase a otros jóvenes que un día también llegarán a ser profesores de sociología para cumplir, a su vez, idéntica misión”.

En “Las polémicas”, cuyo primer tomo acaba de publicar Colihue, se transcriben las discusiones que Jauretche entabló con distintas personas y en distintas situaciones, con esa ironía que él llamaba “el arte de combatir alegremente”. Así, en la primera discute con Victoria Pueyrredón, que había salido en defensa de su pariente Carlos Saavedra Lamas, ministro del Gral. Justo, sobre quien incidentalmente Jauretche se había referido, aludiendo a la estrecha vinculación del ministro con los intereses ingleses que atizaron la Guerra del Chaco. En la segunda, polemiza con Félix Luna, a raíz del estreno, en 1972, de un filme sobre Rosas. En “Coincidencias y disidencias al calor de una amistad”, se transcriben posiciones contrastantes entre Jauretche y Sábato acerca de las fluctuantes opiniones del autor de “El túnel” sobre el peronismo. En “Guillermo de Torre, Alicia Jurado y el establisment piden la censura”, Jauretche critica una nota de De Torre sobre una antología de autores argentinos de un compilador norteamericano. Concluye: “Con frecuencia, la colonización pedagógica consigue al general pero lo que ya no conseguirá más es un pueblo igualmente tarúpido. Es lo que le duele a un tal Anderson Imbert que según De Torre se encuentra en los Estados Unidos en voluntario destierro -léase dólares- en una universidad y “cuyas abominaciones al peronismo’ -caos, gran cloaca, gran estafa- repite con voluptuosidad De Torre con su propia abominación de un país que precisamente es peronista porque construye su propia imagen y le hace un corte de manga a la imagen que los “vivos’ de la colonización pedagógica quieren imponerle desde afuera. Un pueblo que juzga por cómo se siente y no cómo lo ven, ésos que lo ven bien cuando está mal y mal cuando está bien”.

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