EN LA MADRUGADA

Adolescente toma rehenes en asalto a una perfumería

DyN

Un adolescente armado con una navaja, que había tomado como rehenes a cuatro empleados de una perfumería del barrio porteño de Almagro tras un fallido intento de robo, se entregó esta madrugada a la policía luego de liberar ilesas a las víctimas.

El jefe de prensa de la Policía Federal, comisario Néstor Rodríguez, confirmó que el adolescente optó por entregarse tras liberar esta madrugada, a las 2.30, al último de los cuatro rehenes, el cajero de la perfumería y ser convencido por un mediador.

Trascendió que el detenido sería un adolescente de 16 años, apodado “Piki”, y que tendría 19 causas judiciales pendientes. El hecho se inició anoche alrededor de las 21 cuando el ladrón, esgrimiendo una navaja, ingresó en la perfumería Ramona, ubicada en la avenida Rivadavia 3771, entre Bulnes y Salguero, cuando los empleados se disponían a cerrar y ya habían bajado la cortina metálica. La perfumería es vecina al ex cine Roma, que hoy funciona como templo evangelista del pastor Héctor Giménez, donde varios policías tomaron posiciones especiales.

Pasada la medianoche, el comisario Néstor Rodríguez confirmó a la prensa que los rehenes eran “tres mujeres y un hombre”, mientras el captor era “uno solo”.

Una vecina del comercio al ver el ingreso del ladrón a la perfumería dio aviso a un policía que se encontraba de consigna en las inmediaciones que irradió el alerta al Comando y en contados minutos llegaron varias patrullas policiales. Minutos después arribaron al lugar efectivos del Grupo Especial de Operaciones Federales (Geof) que rodearon toda la zona evitando la fuga del ladrón y que optó por tomar de rehén a los empleados. También llegó un fiscal de los Tribunales porteños que coordinaba las negociaciones con el captor y las acciones policiales.

El delincuente tras tomar contacto -vía celular- con el mediador policial, alrededor de las 22.30, pidió que le acercaran dos pizzas y gaseosas. Sin embargo, tras arduas negociaciones, el captor comenzó a liberar casi cada media hora una por una a las tres mujeres y mantuvo cautivo al hombre.

En el momento del asalto, el templo evangelista se encontraba ocupado de personas que asistían a la última ceremonia religiosa, en su mayoría mujeres y niños, quienes debieron permanecer allí durante casi una hora hasta ser evacuadas por los policías.