Se decidió por el arbitraje
Peruchini tiene su lugar
Marcelo Mendoza
Su pasión por el deporte, especialmente el básquetbol, hizo que Virginia Peruchini fuese árbitro. Hoy por hoy, es la única mujer que arbitra en nuestro medio y no así en el país, puesto que hay jueces nacionales e internaciones que dirigen el deportes de la americana tanto en la rama masculina como la femenina.
Con la árbitro santafesina, charlamos sobre diferentes temas relacionados con el baloncesto y a su profesión, la educación física.
—¿Cuándo te decidiste por el básquet?
—En San Cristóbal era atleta, corría los 100 metros con vallas. Pero también practicaba otros deportes individuales, como gimnasia deportiva, tenis, etcétera. Vivía frente al Racing Lawn Tennis Club y un día me invitaron a jugar al básquetbol, cuando tenía 15 años. Fiché para San Cristóbal Básquet, que es una fusión de Rivadavia y Racing, pero que tiene como sede la cancha de los segundos, y llegué a integrar el seleccionado provincial juvenil.
En el femenino no se realizan torneos provinciales para determinar la integración de los planteles provinciales. Se reúnen los entrenadores de las asociaciones, designan las jugadores y practican, de ahí salen los seleccionados que compiten a nivel nacional.
Jugaba de 4, a pesar de no ser muy alta, pero me gustaba friccionarme bajo los cristales. Mi entrenador fue Darío Racca, que tiene una aquilatada trayectoria como director técnico en el básquetbol femenino.
—¿Por qué el arbitraje?
—Porque es la forma de estar cerca del deporte. Aquí no hay básquetbol femenino y me gusta estar ligada a esta disciplina. Dentro de mi profesión, la rama formal no encaja en mí. En los clubes de básquetbol de Santa Fe, donde soy más idónea, donde más me puedo vincular, la figura femenina no se incluye mucho. Mi inclusión en el arbitraje, en el comienzo, parecía un disparate. Después me gustó, me enganché, por eso lo hago. Me apasiona ir a dirigir un partido.
—¿Cómo te tratan los jugadores?
—Hay de todo. Me ayuda mucho mi profesión como docente. En las categorías formativas, el trato es más de alumno a profesor que de jugador a árbitro. Con los más grandes, el trato normal de un jugador al árbitro. Cuando hay calentura, hay reacción; es la adrenalina del partido. Dentro de todo, la gente me respeta, dentro y fuera de la cancha.
—¿Por qué decidiste la carrera de profesora de Educación Física?
—(Respuesta rápida y precisa). Porque amo el deporte. Desde los 4 años hago deportes. Jugué al fútbol con los varones hasta que mi papá me descubrió y no me dejó ir más a la canchita. Me trajo de una oreja (risas). La Educación Física te abre muchas puertas hacia el deporte como entrenador, preparador físico, etcétera. Como te decía antes, la parte formal no va conmigo y, entonces, estuve a punto de regresar a mi ciudad. Hablé con Fabio (Alaniz) para tomar una decisión definitiva. El arbitraje me gusta y me quedé. Ahora pienso hacer la carrera de Medicina. Estoy haciendo la licenciatura en Educación Física y profundicé Fisiología, lo que me provocó seguir estudiando. Todo va de la mano.