CULTURA DESTERRADA Y MIGRACIÓN ARTÍSTICA

Derechos, pertenencia y fama, en medio de la polémica por las obras de arte

Gobiernos y entidades de países de todo el mundo se hallan motorizando causas para recuperar patrimonio, obras y bienes culturales que fueron comprados, sustraídos o robados, que se conservan y exponen fuera de sus lugares de origen. Las denominadas “migraciones artísticas” se encuentran en el centro de un debate que entrecruza el derecho y las relaciones internacionales. El papel de la Unesco.

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Debate. Según diversos historiadores “la historia del arte está llena de expolios”. La polémica también se instala sobre el futuro de los museos si las solicitudes de repatriación prosperasen. Foto: ARCHIVO

Estanislao Giménez Corte

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No es necesario ser un versado en Arqueología o un especialista en Geopolítica para sorprenderse y preguntarse. Apenas uno ingresa al Museo Británico, se anuncia y publicita, por doquier, la colección egipcia, que es la segunda más grande del mundo; en el Museo del Louvre ocurre algo similar: arte italiano, mesopotámico, griego, se desperdiga por el hermoso y enorme recinto de fama mundial. Dos preguntas, entre tantas otras, se disparan entonces al unísono: ¿de qué formas, en qué momentos históricos, estas obras extraordinarias llegaron aquí? y ¿es legítimo que hoy sigan exponiéndose en estos sitios y no en sus lugares originarios? Un amigo lo planteó más brutalmente: “Es un museo de piratas”.

El lugar común reza que la cultura es universal y que atraviesa fronteras; y el concepto sociológico, que todo es cultura (según una extendida noción de Edward Tylor). Pero las cosas, vistas desde más cerca, o más detenidamente, son bastante más complejas que en esta suerte de eslóganes sintéticos. No pocas paradojas atañen a la cuestión de la pertenencia de los objetos o bienes culturales, las obras de arte que se encuentran dispersadas o diseminadas a lo ancho y largo del globo, ya que allí se cifran muy diversas temáticas, que involucran pesados lastres, desde las consecuencias del mundo colonial y la política imperialista, a la existencia de un derecho de pertenencia; desde el saqueo liso y llano que han sufrido numerosas culturas, en distintos momentos de la historia, al papel que han cumplido, efectivamente, en tareas de conservación o preservación, durante decenios o siglos, los grandes museos del mundo.

Y, quizás por encima de todo ello, se inscriben las posibilidades económicas por flujo de turistas, los ingresos que perciben los museos o centros culturales que exhiben a menudo obras pertenecientes a distintas culturas, y no a la propia, en algunos casos, en muchos casos, obtenidas mediante procedimientos non sanctos. Puede agregarse, a lo dicho, una última pregunta: ¿serían tan famosas en la cultura occidental, esas obras griegas, egipcias, precolombinas, mesopotámicas, de no haber estado expuestas, y de no haber sido difundidas, en estas grandes entidades culturales del centro del mundo? A ambos lados del espectro encontraremos razones y justificaciones.

DOS CASOS PARADIGMÁTICOS

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Mármoles de la discordia. A raíz de las exigencias del gobierno griego sobre los frisos del Partenón, muchos otros países están pidiendo la devolución de materiales, como Nigeria y Egipto. Foto: ARCHIVO

Dos casos paradigmáticos de estas tensiones son, a la vez, dos de los museos más importantes y visitados del mundo: el del Museo Británico o British Museum, en Londres, y el del Museo del Louvre, en París. Cada año, millones de personas de todo el mundo visitan algunos de estos dos afamados centros de exposición de pintura, escultura, arquitectura, dibujo, arqueología e historia. Unos 15 millones en el caso del museo francés; unos 8 millones en el británico, según datos recientes. El negocio por ingreso y la industria turística en general mueve euros y libras a partir de la exhibición de un arte e historia que, en un alto porcentaje, se encuentra en los museos desde hace muchísimo tiempo pero, nuevamente, ¿pertenecen a esos sitios? y ¿quedarán allí para siempre?

La pregunta es compleja, porque, según desde dónde se observe, las razones oscilan. Desde hace unos años, países como Egipto, Grecia e Italia impulsan reclamos y modificaciones drásticas en ese orden, ya que consideran un saqueo lo que ha sucedido.

¿REPATRIACIÓN?

La solicitud de devolución de las obras implica una ardua discusión que no está saldada, ni mucho menos. Según se ha publicado: “El gobierno británico responde diciendo que según una ley promulgada por el Parlamento en el año 1753, se prohíbe la salida del país de cualquier pieza a no ser que sea un duplicado, para preservar toda esta cantidad de obras. Además, el gobierno británico esgrime como argumento el que esas obras no podrían haber sido conservadas adecuadamente en sus países de origen”. Los reclamos, en especial el griego, y en particular por los frisos del Partenón, se vienen repitiendo en diversos ámbitos desde la década del ochenta, aunque han obtenido nueva fuerza a partir de 2004 en adelante, y en virtud de la inauguración, en 2007, del denominado Nuevo Museo de la Acrópolis, en Atenas.

POLÍTICA Y DERECHO

En 2004, fue lanzada en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres la campaña “Frisos reunidos”, que contaba con la participación de importantes políticos de la isla, convencidos de que las piezas del Partenón deben volver a su lugar de origen. Consecuente con su política tradicional, el Museo se ha negado sistemáticamente a esa devolución, sosteniendo, entre otros argumentos, que el mejor lugar posible para mostrar las esculturas es Londres y que, gracias a su trabajo de difusión, conservación y exposición, éstas se han mantenido en buen estado y han logrado, de alguna forma, su carácter de íconos universales de la cultura occidental. Los frisos del Partenón fueron sacados de Grecia en 1801 por el embajador británico ante el imperio otomano —que entonces incluía a Grecia—.

La campaña tomó fuerza, en ese momento, por la construcción del Nuevo Museo en Atenas. Aunque no prosperó, la diplomacia internacional y los diversos procedimientos legales (ej. vía Unesco) van trazando un nuevo panorama internacional, de consecuencias aún difusas e imprevisibles. Lo que parece claro es que los reclamos se multiplicarán con el correr de los años. Sin embargo, en 2005, una corte británica falló en contra del reclamo de familiares por una colección de dibujos robados por nazis a la familia Feldmann (en Brno, Checoslovaquia) y vendidos al Museo, alegando que la ley del Parlamento que protege las colecciones de los museos británicos tiene prioridad sobre la obligación moral de devolver las obras robadas a sus dueños. Ese caso es visto como un precedente legal en contra del gobierno griego.

RECLAMOS CONJUNTOS

 

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Impedimento. Según las autoridades británicas, actualmente el British Museum no podría ceder los mármoles del Partenón sin quebrantar la ley. Sostienen que sería necesaria una adaptación de la legislación. Foto: ARCHIVO

En 2005, los gobiernos de Grecia e Italia lanzaron una “alianza” conjunta para potenciar el reclamo de las piezas de arte antiguo dispersas en diferentes Museos de Europa y los Estados Unidos, con suerte dispar. El ministro griego de Cultura, George Voulgarakis, dijo en ese momento que “se trata de una excepción, no aspiramos a vaciar los museos de todo el mundo. Pero el friso del Partenón tiene que reunirse de nuevo y debe hacerlo en Atenas”. El político aseguró que “el nuevo Museo de la Acrópolis ofrece las máximas garantías” (para la excelente conservación de los objetos). El Nuevo Museo se presenta entonces como el argumento definitivo para la “repatriación” de las obras llevadas. “Una de las excusas para mantener los mármoles en el British era que Grecia no tenía un espacio adecuado para mostrarlos, el nuevo museo destruye esa excusa”, dijeron en la ocasión las autoridades griegas. A inicios de este año, el primer ministro griego, Kostas Karamanlis, exigió nuevamente la devolución de los frisos. Desde el British Museum, se respondió que “el Museo no es una entidad británica; es un museo para el público de todo el mundo”.

Por su parte, la Universidad de Heidelberg, en Alemania, ya devolvió, en septiembre del año pasado, el trozo de friso del Partenón que poseía desde hacía 130 años.

ACTUALIDAD Y FUTURO

La tendencia al reclamo, que va in crescendo, ha contagiado a otros tantos países, como Nigeria y Colombia, que ha realizado reclamos al Museo del Prado en Madrid. La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) trabaja fuertemente desde los años 70 en el marco del programa de Promoción de las Negociaciones Bilaterales para el Retorno o la Restitución de Bienes Culturales. Entre los muchos casos de ejemplos trabajados mediante el Comité Intergubernamental para Fomentar el Retorno de los Bienes Culturales a sus Países de Origen o su Restitución en Caso de Apropiación Ilícita, ha respaldado varios casos de restitución que han sido exitosos, con la consecuente devolución de objetos a Jordania, Albania, Ecuador, Turquía, Grecia y Perú.

Entre los casos pendientes se encuentran, quizás, los más complejos. El de los mármoles del Partenón, el más emblemático, tal vez funcione como una bisagra en la historia. De cómo se resuelva, por su peso específico, por su fama, por su trascendencia, se impondrán otros y/o se modificará drásticamente el mapa actual de los museos en el mundo.

Fuentes: sitios oficiales de los Museos (www.louvre.fr y www.thebritishmuseum.com); AFP, EFE; diarios Clarín, El País y El Mundo (España); Unesco (www.unesco.org); Wikipedia.