Llegan cartas

De película

Ercilio J. M. Rudi

Peña Filosofal de Santa Fe, Fundador

Señores directores: En los discursos del Día de la Independencia se repitieron latiguillos por demás remanidos: “el país reclama honestidad y transparencia”; “privilegiar la convergencia por encima de las parcialidades y la prepotencia del poder”; “establecer el diálogo” ; “no atarse a fundamentalismos nostálgicos”; “necesidad de encontrar caminos”; “proyecto común” y un sinfín de bla bláes cuyo inexorable destino será seguramente ¿caer en saco roto?, si se cumplen las fatales leyes de Murphy como ser “todo lo dicho y oído que no fue atendido, no será cumplido”. Aclaro: no había nacido Murphy cuando ya mi abuela sentenciaba: “No se debe esperar peras del olmo”.

Otra reflexión, durante la invocación religiosa de práctica, aludió “la virtud social de la mansedumbre”, destacando la capacidad de los mansos en “mantener la compostura”.

Si bien el pueblo, en el que me incluyo, puede y debe coincidir con el alto valor de las citadas expresiones; análogamente, tiene que reconocer su carencia de viabilidad fáctica, atento a que no se registran cambios sustanciales de escenario, ni de estrellas en el elenco actoral, ni de suficiente humor gánico en la platea.

Ya que he utilizado palabras del mundo del espectáculo, del circo, o más precisamente de la cinematografía, en la que somos más proclives a ver y criticar la película que a asumir los roles protagónicos que nos competen, podría decirse que la historia argentina se resumiría en una sucesión de cortometrajes aburridísimos, donde se ensayan diversos estilos pero se carece de innovación en las ideas y en la trama. Comienzan con arengas esperanzadoras y terminan con lamentos. Eso sí, los extras y los espectadores cada vez más pobres, más brutos y más indolentes, aunque menos pacientes.

Este último detalle, la inquietante y progresiva pérdida de tolerancia, es sistemática y olímpicamente desestimada, o eludida, o disimulada por los observadores y por la crítica. ¿Será por estrabismo ocular? ¿por mirar para otro lado? ¿por falta de capacidad neuronal? ¿por disfunción testicular másIva? ¿O qué?

¿Acaso basta con poner cara de yo no fui y seguir avanzando hacia el abismo?

La paciencia, sinónimo de mansedumbre o docilidad social, es el componente más sensible de la “compostura”. Sólo con echar un vistazo a los titulares de los medios de comunicación basta para comprender que desde hace demasiado tiempo está quebrada en el sector más carenciado y avanza sobre la clase media baja, ya compelida al límite de sus necesidades primarias.

Las reservas morales parecen estar aún contenidas en la clase media-media, cada vez más exigida y comprimida entre los de arriba y los de abajo. Si la presión aumenta, siempre según Murphy, ¿todo lo que pueda explotar, explotará? Si esta expresión se aplicara a lo social y fuera llevada al cine, bien podría titularse “La rebelión de los gauchos Mansos? Lamentablemente, las películas de este tipo, inevitablemente cruentas, son de largometraje y se “viven” en pantalla gigante tridimensional.