Novedosa técnica de aplicación

El secreto está en la gota

Se presentó en Franck una original estrategia que propone cambiar el paradigma de la aplicación. Se intenta maximizar la eficiencia, los recursos y cuidar el medio ambiente.

El secreto está en la gota

Federico Aguer

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Mientras el “mosquito” hace otra pasada a toda velocidad, el nutrido grupo de productores analiza la cobertura que dejó en la vuelta anterior. En este barbecho de sorgo, en un lote muy cerca de Franck, se está demostrando una novedosa técnica de aplicación que cambia los paradigmas del trabajo de pies a cabeza.

“El tema es manejar el tamaño, el volumen y la uniformidad de la gota. El volumen no es limitante”, nos dice el Ing. Agr. Esteban Frola, principal impulsor de la estrategia. Con respecto al tamaño de la gota, hace referencia a los tres tamaños que manejan: 200, 300 y 400 micrones. Las gotas de 200 micrones, servirían para las aplicaciones más exigentes, por ejemplo un cierre de surco en soja, fungicida en soja, donde el objetivo sea penetrar y llegar a la parte basal del cultivo. Las gotas intermedias entre 200-300 micrones servirían para realizar los barbechos y las mayores a 300 y hasta 400 micrones como gotas antideriva.

El tamaño importa

En este sentido es importante tanto el tamaño como la uniformidad, porque una gota de 400 micrones se puede dividir en 8 de 200. “Una gota de 400 te lleva el mismo producto que 8 de 200, sobre todo si la cerrás, es mucho más fácil errar una gota grande que 8 de su diámetro”, continúa Frola. Para el especialista, una gota se puede dividir en 8 de la mitad de su diámetro. El concepto es medir objetivamente todas las variables que intervienen en ese momento. Es que en trabajos de siembra estamos hablando de cantidad de plantas logradas por metro cuadrado, y en aplicación seguimos hablando de litros por hectárea. El volumen de agua por hectárea es un parámetro. “Pero a mí también me interesa el tamaño de la gota y la uniformidad”, agrega. Sobre todo ahora que hay un programa que escanea la tarjeta y se obtiene los datos de manera inmediata. Hoy un avión está tirando 2 o 3 litros de gasoil por hectárea con gotas de 100 micrones y está haciendo una cobertura de 60 impactos por centímetro cuadrado. Con el equipo terrestre se puede usar la misma técnica para manejar el tamaño y la uniformidad, trabajando en las máquinas que desarrollan hasta 24 km/h, aplicando entre 20 y 40 litros para combatir enfermedades de fin de ciclo y roya. “En las máquinas más rápidas podemos hacer los barbechos con 12 litros. Con gotas de 200 micrones, 40 litros de agua por hectárea se logran 260 impactos por cm2., que es una aplicación excelente. Si vos superás ese volumen con ese tamaño de gota superponés una gota sobre otra. Vos dejás la tarjeta azul pero el efecto de dilución hizo que llegues abajo con menos principio activo”, explica Frola.

Origen

El espacio para que el producto entre siempre es el mismo, aunque lo puede variar el viento. Para el Ing. Frola, si saturamos el ambiente de gota pasamos con determinada cantidad, pero si hacemos menos gota entramos con menos gota pero con relación de más producto, que es el que mata el insecto o la plaga. Se trata en definitiva de una técnica que favorece al contratista porque mejora la capacidad de trabajo, y al productor porque eficientiza la aplicación. Implica transformar a una aplicadora en una máquina de precisión, que trabaje como una sembradora.

Este técnica fue desarrollada por Oscar Dichiara en Venado Tuerto hace 35 años. Muchas veces las máquinas no están adaptadas para tirar bajos volúmenes, y los tanques están diseñados con escalas un poco groseras, de manual.

A veces, dependiendo de la máquina, se puede incorporar un caudalímetro para mejorar la cantidad de agua y tener en cuenta los restos que quedan en el tanque. Para Frola conviene trabajar con picos de cerámica con combinaciones que a mayor presión aplican menor tamaño de gota, y viceversa, variando presión y velocidad para los distintos trabajos que se realizan.

Solución ambiental

Con respecto al cuidado del medio ambiente, destacan que si se aumenta la eficiencia en la aplicación de químicos es obvio que se está ayudando al medio ambiente. “Si uno mide la deriva y los impactos basándose en la humedad relativa y la temperatura, podemos calcular la evaporación. A través de la medición de un sencillo anemómetro (mide el viento), y a una máquina de precisión, ajustás los parámetros y vas a empezar a usar mejor los productos, favoreciendo el medio ambiente, y sin repetir aplicaciones”, dice. Casi todos los productos son muy buenos pero hay que saber usarlos. Estamos manejando sistemas biológicos que son muy dinámicos, pero hay que comprender que el tema no pasa por el volumen, sino por el tamaño y la uniformidad de la gota. A la técnica la vienen trabajando desde el Mato Grosso hasta el norte del país, maximizando el recurso agua, (de 80 a 25 litros), con la eliminación de los problemas de exceso.

paradigmas

Con la introducción de la siembra directa en Argentina, se intensificó la aplicación de tecnología en especial en dos máquinas de precisión, la sembradora y pulverizadora. Sin embargo, en relación al control y calidad de la siembra, evolucionó notablemente más que la pulverización.

La precisión en profundidad, en distribución, inoculación en línea de siembra, fertilización, son parámetros hoy dominados por la mayoría de los técnicos y productores. Se dejó de hablar de kilogramos de semilla por hectárea, para medir plantas logradas por metro cuadrado. Sin embargo en relación al manejo y control de aplicaciones de agroquímicos, no hubo la misma dedicación y atención de los técnicos como de los productores. Seguimos hablando de litros de agua por hectárea y no se miden las condiciones, la calidad de aplicación y otros parámetros relativos a la gota de cada pulverización.

La introducción al sistema de producción de la Soja RR y el uso intensivo del glifosato contribuyó a afianzar esta conducta, ya que el aumento de dosis encubre los errores disimulándolos, así las fallas en las aplicaciones pasan sin ser percibidas y disminuyendo la eficiencia de las mismas.

Actualmente, el aumento en los costos de producción, la aparición de malezas tolerantes a glifosato, la introducción del Maíz RR en las rotaciones (manejo del maíz guacho con graminicidas) y la obligación de producir bajo sistemas sustentables, hace que enfoquemos nuestra atención en las aplicaciones; admitamos y comprendamos que debemos hacerlas con alta precisión, eficiencia y eficacia.

Esto significa medir las condiciones ambientales al momento de la aplicación (temperatura, humedad relativa, velocidad y dirección del viento), así como determinar a través de tarjetas hidrosensibles la cantidad y tamaño de los impactos producidos a cielo descubierto y en el blanco objetivo, para luego medir eficiencia (cantidad de principio activo que haya llegado al objetivo). El pequeño manual que acompaña a las tarjetas hidrosensibles nos muestra 3 tamaños de gotas (200, 300 y 400 micrones), con 3 volúmenes diferentes (20, 30 y 40 lts/ha). Una técnica novedosa, que merece ser tenida en cuenta por los productores.


 

“El tema es manejar el tamaño, el volumen y la uniformidad de la gota. El volumen no es limitante”

 
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“Hay que ver cómo trabaja el avión, que tiene regulado el tamaño y la uniformidad por la velocidad de trabajo. La principal diferencia entre el avión y el equipo terrestre es la capacidad de trabajo y la velocidad”

Esteban Frola

Ingeniero Agrónomo

 

A la técnica la vienen trabajando desde el Mato Grosso hasta el norte del país, maximizando el recurso agua.

 
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Cambio de paradigmas. Esta técnica propone dejar de hablar de kg. de semillas por hectárea para medir plantas logradas por metro cuadrado.

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Presentes. Javier Bertozzi, Dante Martinelli, Javier Russi, Eduardo Gerarduzzi, Aldo Walker y Claudio Dittieri, no se perdieron la demostración.

fotos: federico aguer

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en relación

Dardo Heinzen lidera una empresa que arrancó hace dos años, siempre buscando nuevas tecnologías para hacer mejor las cosas, combinando la economía con la ecología. “Tratamos de hacer lo mejor, capacitándonos de manera permanente”, dice. “Al ver este método, vimos que ayuda a reducir la cantidad de agua. Es muy interesante, pero está a contramano de todo lo que se viene haciendo. Por eso equipamos nuestra máquina y llamamos al Ing. Frola para que venga y le muestre a los productores de la zona. Pasamos un año muy seco, tratando de optimizar los recursos”, dijo.

Empresa familiar

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el dato

El ejemplo de la lluvia

Un ejemplo muy práctico es el de una lluvia torrencial de 1 mm (gota grande), que si nos sorprende en pleno campo representaría un volumen de 10.000 lts/ha de agua. Si pudiéramos refugiarnos bajo un árbol, veríamos que prácticamente no nos mojamos. En cambio si esa misma lluvia de 1 mm la dividiéramos en gotas más chicas (una llovizna) los resultados cambiarían: debajo del mismo árbol ahora sí nos mojamos, debido a que las gotas son más livianas y tienen muchísimo mas movimiento, con una pequeña brisa la llovizna nos envuelve.

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