La espiga que duele

Las ideas impulsadas por CREA en Santa Fe muestran ejes centrales para las empresas agropecuarias del futuro. Por paz. pan y trabajo.

Federico Aguer

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Esta semana, la ferligresía católica celebró la festividad de San Cayetano, patrono de la paz, del pan y del trabajo. Su símbolo, la espiga, se vende como souvenir en las santerías y alrededores de la parroquia en donde se celebra la festividad.

Curiosamente, esta semana, las declaraciones del ex presidente Néstor Kirchner acerca de la pobreza pusieron en la agenda mediática el tema central de la decadencia argentina. Finalmente se escucha, se ve y se debate acerca de las cifras que reflejan el crecimiento del empobrecimiento del país. Independientemente del color del cristal político con que se mire y más allá de cualquier elucubración en este sentido, el fenómeno es palpable a simple vista. Lamentablemente, la convivencia cotidiana con determinados sucesos nos hace perder la perspectiva para poder magnificar la dimensión del deterioro social. La violencia, la marginalidad, la desnutrición y la pérdida de la cultura del trabajo para grandes sectores de la sociedad son los exponentes de esta realidad preocupante.

Es ésa y no otra la obligación primaria de la clase política y del país todo, la que requiere una intervención activa y comprometida. Claro que ello implica la puesta en marcha de un proyecto a largo plazo que contemple planes de trabajo que se sostengan en el tiempo y trasciendan las miserias y las ambiciones personales. La Argentina tiene recursos humanos, logísticos y tecnológicos para lograrlo, pero carece de una cohesión que amalgame esas ideas en pos de ese objetivo común.

Uno de los sectores que mejor lo entiende es esa parte del campo que ha movilizado esa revolución interior montada en la ingeniería genética, la Siembra Directa y la diversificación productiva. Los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola cobijan el entusiasmo, el conocimiento y las ganas de crecer de muchos profesionales y empresarios del campo. Esta semana, reunidos en nuestra ciudad, plantearon los desafíos que implica revertir una coyuntura adversa, movilizados detrás de ideas humanistas. “Si cambiamos al hombre, cambiamos las empresas”, dijo Oscar Alvarado, presidente del grupo El Tejar. Para CREA, hacen falta más empresas y menos negocios. Es vital para el país desarrollar emprendimientos que partan y terminen en la persona como eje fundante del desarrollo económico y social. Pensar, plantearse objetivos, subirse a ideas y trabajar en conjunto para lograrlas ha sido y sigue siendo el único camino.