ANÁLISIS

Horas decisivas para la confianza en Reutemann

Teresa Pandolfo

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Santa Fe Federal, ¿se incinera en su propio fuego?

Tal parece ser lo que ocurre dentro de este sector del justicialismo relacionado directamente con Carlos Reutemann.

La firma de la senadora Roxana Latorre al dictamen kirchnerista en el Senado, por la que habilitó para esta semana su tratamiento en el Senado de la Nación, confirmaría la pregunta.

La participación de la legisladora en el despacho de comisión fue el golpe de gracia para la confianza que había depositado en el sector una mayoría de la sociedad santafesina. Casualmente, el núcleo de la campaña electoral para las elecciones del 28 de junio había sido marcar una diferencia dentro del justicialismo con el matrimonio K, su estilo de gobierno y, fundamentalmente, con sus políticas para el campo.

Los dichos de la senadora no alcanzaron para explicar su actuación. Tampoco las de Carlos Reutemann que dijo no conocer las consecuencias de la firma de Latorre, aunque sí que lo había hecho “en disidencia total”. Dentro de las facultades delegadas, se encuentran las atribuciones de fijar retenciones sin participación del Congreso.

Las declaraciones posteriores de Reutemann en la Sociedad Rural de Rafaela, con loas a Eduardo Duhalde como eventual presidente del PJ y como el mejor candidato para la presidencia de la Nación, además de generar confusión en la ciudadanía, seguramente pretendieron tapar el escándalo producido por Latorre, pero no llegó a lograrlo.

Es real que los diarios metropolitanos privilegiaron las alusiones a Duhalde sobre lo ocurrido en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. Pero lo que la declaración no obturó fue el torrente de desilusión de muchos que habían confiado en Santa Fe Federal.

No hay que llamarse a engaños: resulta difícil creer que Reutemann no supiera qué pasos iba a seguir Latorre y menos el efecto “técnico” de la firma, que en este caso se convertía en una cuestión netamente política. Ambos llevan años en el Senado y no se trataba de cualquier mensaje del PE. La sociedad argentina está en vilo por lo que ocurre en el país.

Lo sucedido resulta raro, o sin una explicación directa. Al principio pudo pensarse que Latorre actuó presionada por el kirchnerismo porque su actitud por lo menos colisionaba con el ideario de campaña, el futuro de este sector del PJ en la provincia y las aspiraciones para la primera magistratura de la Nación. Debe resultar claro que directamente eyectó la confianza puesta en Reutemann como un político que aun dentro del justicialismo podía producir un golpe de timón en la conducción del país.

Dentro de la redacción de El Litoral, esta periodista lo calificó como “un suicidio político” porque la firma del dictamen invita directamente a inferir un pacto, un acuerdo con el kirchnerismo.

Las horas han pasado: las declaraciones del lunes nada explicaron ni marcaron una diferencia con Latorre y el martes hubo silencio. Hasta esta mañana, en que Reutemann salió a despegarse ante la reacción del ruralismo (Iturraspe-Buzzi), no quedaba más que pensar que estaba convenido de habilitar el tratamiento del polémico proyecto y luego votarlo en contra. Es decir, quedar bien con Dios y con el diablo y seguir navegando entre dos aguas, con más silencios que palabras.

De esa manera será muy difícil que se construya la política que necesita la Argentina, ya bastante castigada por conducciones y prácticas que rechazaron más del 70 % de los santafesinos en las urnas.

Horas decisivas para la confianza en Reutemann

Carlos Reutemann, dibujado por Lucas Cejas.