Las presidenciales de 2011

Cobos se prueba el traje y Duhalde dice que él no

La mayoría piensa que es demasiado prematuro, y difícilmente la gente lo tenga como prioridad. Pero algunos dirigentes apuran los tiempos. La jugada de Reutemann.

Emerio Agretti

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“Para 2011 falta mucho” es la expresión que más se escucha entre la dirigencia política, cada vez que la impaciencia periodística reclama definiciones sobre candidaturas. Claro que este apresuramiento no es privativo de los medios: en todo caso, se funda en los movimientos que esos mismos dirigentes diseñan o ejecutan cuidadosamente, y a las especulaciones que, a manera de globos de ensayo o preparación del terreno, se aseguran de hacer correr.

En algunos casos, la premura se hace explícita o se inscribe en un encadenamiento de acciones y reacciones. La imagen positiva que el vicepresidente Julio Cobos logró hace poco más de un año, en la votación sobre las retenciones agropecuarias, y que mantuvo a golpes de frustrada victimización y una suerte de “guerrilla” permanente contra el mismo gobierno que integra, lo ha convencido de sus posibilidades de encabezar la próxima gestión. E hizo lo propio con parte de sus correligionarios.

Tanto es así que ya nadie, empezando por él mismo, se toma el trabajo de desmentir la candidatura. Pero sí aumentaron las voces que sostienen la necesidad de que se aleje de la gestión, para asumir acabadamente su rol de líder opositor. Él, por ahora, sigue diciendo que ocupará ese (doble) lugar hasta 2011.

Tomando el tiempo

Quien sí tiene los tiempos más claros es Eduardo Duhalde, que parece estar convencido de que antes de fin de año deben estar definidas las postulaciones presidenciales, para habilitar un cuidadoso trabajo previo a los comicios de 2011, en todo el país. A la vez, no se ve a sí mismo en ese trance, aunque sí se sueña como artífice del próximo gobierno nacional y rearmador del Partido Justicialista.

Por ambas razones, y a sabiendas de que Carlos Reutemann es el justicialista con mejor imagen -o al menos, lo era hasta hace un par de días (ver págs. 3 y 4)-, el ex presidente comenzó a reunirse con algunos dirigentes y apremió al santafesino a que definiera su candidatura “lo antes posible”.

Sea para evitar que traten de “manejarle los tiempos”, no quedar pegado al bonaerense o generar un ruido capaz de tapar la mención de su nombre en el affaire de la firma de Roxana Latorre en el dictamen de facultades delegadas, el senador retrucó el lunes desde Rafaela, diciendo que Duhalde es el mejor candidato del PJ para 2011 y que sería “un bálsamo” por su aptitud para “equilibrar a todos”.

La jugada de Reutemann ganó hoy la tapa de los matutinos porteños, que le atribuyeron la intención de rehuir un supuesto padrinazgo, o de forzar al caudillo a confrontar públicamente. También Latorre salió a verbalizar la estrategia, con las consabidas explicaciones de lo que Reutemann “quiso decir”: “Lole dijo lo que dijo porque lo ve a Duhalde como un buen piloto de tormentas si es que el panorama se complica”, sostuvo a Rosario 12.

Por sorpresa

En el duhaldismo sintieron el impacto del rebote y quedaron confesamente “descolocados”. Hilda “Chiche” González afirmó hoy que ella y su esposo, Eduardo Duhalde, se sintieron “sorprendidos” y “desconcertados”. Si bien dijo compartir la opinión de Reutemann sobre que el ex presidente “es una persona con una enorme experiencia” para postularse por un nuevo mandato en la Casa Rosada, aseguró que “el que no coincide, y lamentablemente se tiene reservado otro lugar para él”, es el propio Duhalde.

“Tengo la esperanza de verlo hoy (a Reutemann) en el Congreso y sentarme a charlar con él y preguntarle” por qué dijo eso, afirmó la senadora, quien interpretó que “le habrán preguntado y ésa habrá sido una expresión que habrá manifestado sin ningún tipo de especulación”.

El viejo truco de la Moncloa

Chiche resaltó que los dichos del ex gobernador de Santa Fe “no corren por cuenta nuestra” y que ello “nos descoloca un poquito a todos también” dentro del peronismo. “La gran preocupación de mi marido es ver cómo puede colaborar para encontrar cinco o seis puntos de acuerdo entre los partidos políticos para que alguna vez en la Argentina tengamos políticas de Estado que ayuden a quien gane la elección en 2011”, subrayó.

Aunque dijo coincidir con Reutemann en los elogios hacia Eduardo Duhalde por su capacidad y trayectoria política, reiteró que ésa no es la función que aspira a ejercer su esposo. “Lo que yo digo es que yo puedo concordar que (Duhalde) es una persona de una enorme experiencia, pero sé cuál es su deseo”, señaló, al volver a descartar las aspiraciones del ex jefe de Estado a ocupar la primera magistratura.

No obstante, no son pocos quienes consideran que la secreta aspiración de Duhalde -o acaso su Plan B- sea la de propiciar un retiro anticipado de los Kirchner; hipótesis en la que no descarta reaparecer como experimentado “piloto de tormentas” para conducir la transición. Una eventualidad que, mientras a muchos los desvela, para otros es la materia de sus más íntimos sueños o sus peores pesadillas.

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El bonaerense -en la foto, con Chiche y Jorge Busti- quiere comandar el peronismo y ser artífice del próximo gobierno. El mendocino siente encarnar las expectativas de un “nuevo radicalismo”.

Foto: DyN

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/// EL DATO

Armado

Tras los comicios legislativos de junio pasado, Duhalde viene manteniendo contactos -y promocionando su difusión- con varios de los dirigentes de primera línea del PJ, tanto cercanos como hipercríticos del poder central. El fin de semana pasado, por caso, viajó a Entre Ríos para reunirse con el ex gobernador Jorge Busti, quien en las últimas semanas selló su enemistad con el kirchnerismo e indicó a sus diputados apartarse de la bancada que conduce Agustín Rossi.