Sarmiento y los medios de comunicación

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Hoy se cumplen 121 años de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, que entre otras virtudes ostentó la de comprender la importancia de la prensa y de su libre ejercicio.

María Claudia Pettinari (*)

Cada hombre y cada suceso vendrá a tomar su lugar y su nombre de progreso o de obstáculo...”

Sin dudas que por estos días el proyecto de una nueva ley de radiodifusión y medios audiovisuales para reemplazar a la ley de Medios de Comunicación, nacida durante el proceso militar, es un tema que trasciende lo estrictamente legislativo ya que involucra los derechos de la ciudadanía en materia de expresión y las políticas de Estado en su relación con el poder para la vida de la República. Es una cuestión que necesariamente debe llamarnos a reflexionar sobre la importancia de la prensa escrita y oral, y su relación con la libertad.

Conocida es la dedicación de Sarmiento a la prensa y su despliegue político desde El Zonda. Tal como expresa el himno que lo recuerda, su lucha fue “¡con la espada, con la pluma y la palabra...!” y famosa es su frase, huyendo de la muerte hacia Chile, y al pie de los Andes: “Bárbaros las ideas no se matan”.

Teniendo en cuenta que el próximo 11 se cumplen 121º años del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento nos parece muy oportuno traer en sus palabras a este sanjuanino, destacado hombre público y político, para conocer sus opiniones a la hora del debate parlamentario y tenerlas presentes por su relación directa con la libertad de expresión.

“¡La opinión es la reina del mundo!...” nos apela Sarmiento y continúa diciendo... “Pero ¡ay, cuántas veces la noble reina pasa su vida encadenada al pie de los tiranos!... La opinión pública no es, en materia de gobierno, la imprevisión del público, ni la ignorancia común, ni la pasión ni los intereses del momento. La opinión pública es el sentimiento moral que rechaza los actos culpables, las desvergüenzas del poder material, la violación insolente de las leyes... La opinión pública, como freno a la impunidad orgánica del gobierno, como correctivo a los errores o al mal triunfante, necesita puntos de apoyo, centros de población donde hacer pie, robustecerse y hacerse respetar”.

Sobre el papel de las actuales minorías parlamentarias y en relación con la reforma de la ley citada, es muy interesante saber los que Sarmiento decía: “Un señor senador ha dicho que no quería tomar la palabra porque ya era conocido el resultado de la votación. No creo que sea éste un buen principio. Deben consignarse las razones, cualquiera que sea la fuerza material con que cuente una u otra opinión, porque no es cierto sino como un medio aproximativo, que la votación establezca verdades, pues sólo Dios sabe lo que es cierto...”.

Los argentinos hemos aprendido que estas “casualidades de números” en las cámaras legislativas mal le hacen al sistema democrático, hieren a la República, y muchas veces provocan consecuencias no deseadas para el desarrollo económico, político y social del país.

Por ello este próximo 11 de septiembre rebrotan las palabras del maestro sanjuanino: “Nuestra historia será, si quereís, la lastimosa narración de las caídas que damos en el penoso ascenso de esa encumbrada montaña de principios, dejando estampados en sangre sus rastros, las generaciones que se sucederán. Esa es la independencia conquistada, eso es las tiranías vencidas. Pero allá vamos...”.

(*) Presidenta de la Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe.