Ganados y carnes

La demanda no pide nada a cambio

La oferta de carne en junio fue la mayor de los últimos 30 años. El mercado argentino no ajusta por volumen sino por precio. Ahora está absorbiendo volúmenes crecientes de carne sin pedir rebajas equivalentes a cambio en el canal minorista.

Ignacio Iriarte

La oferta de carne vacuna del mes de junio unas 305 mil toneladas resultó la más alta de los últimos 30 años y el segundo volumen mensual más alto de la historia. Alcanzó para un consumo de unos 74 kilos por habitante (equivalente anual) y exportaciones de 58 mil toneladas, equivalentes a unas 700 mil toneladas al año.

La faena es altísima y, si bien se está exportando más, el mayor volumen se vuelca a un mercado interno que todos califican de declinante, de débil, pero que en realidad está absorbiendo 74 kilos sin pedir a cambio una baja en los precios al mostrador.

En estos períodos de extrema sobreoferta, se escucha siempre de los operadores de la carne decir: “La venta ha bajado un 30 por ciento, la gente no tiene plata”, cuando en realidad está pasando otra cosa: pese a que la situación económica ha empeorado y que el ingreso disponible ha disminuido, el gasto de las familias en carne (consumo per cápita por precio de la carne) se mantiene apenas por debajo de los niveles récords logrados a mediados del año pasado.

El mercado argentino de la carne no ajusta por volumen, sino que ajusta por precio; pero ahora está absorbiendo volúmenes crecientes de carne sin pedir rebajas equivalentes a cambio. El “esfuerzo” por vender todo ese volumen adicional lo hace toda la cadena de la carne, pero especialmente los minoristas, que están trabajando hoy con márgenes excepcionales, favorecidos por la sobreoferta de carne que abarata la media res y por las intervenciones del Gobierno, que tienen a eliminar la competencia.

Los márgenes brutos minoristas pasaron en lo que va de la década de 1,00/1,50 peso por kilo vendido, a 3,00/4,00 pesos en la actualidad. Los meses de junio y julio, a causa de la gripe A y la recesión económica, fueron flojos para la venta de carne, pero agosto se presenta mejor.

Como se sabe, hace meses que el precio al mostrador que toma el Indec (seis cortes) ha perdido todo valor estadístico.

Distorsión

Diversas fundaciones y consultoras, que están intentando medir en forma privada la inflación, por una razón de costos y de comodidad, tomarían mayoritariamente el valor de la carne vacuna en los súper e hipermercados, valor fuertemente sesgado hacia abajo por las ofertas de cortes sobrantes de exportación por la “gran barata” y por el considerable volumen (13 cortes son casi el 50 por ciento de la res) que se vende a precios máximos o “sugeridos”.

Cuando hacemos nuestras propias encuestas, siempre en las mismas carnicerías y autoservicios de la Capital Federal, vemos que la carne vendida allí cuesta entre tres y cuatro pesos por kilo más en promedio que la carne vendida por los supermercados.

Aunque en los últimos meses estas bocas de venta han ganado claramente participación en la venta minorista, todavía a través del comercio tradicional (carnicerías y autoservicios) se vende el 65-70 por ciento de la carne vacuna.

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Consumo. El gasto de las familias en carne se mantiene apenas por debajo de los niveles récords logrados a mediados del año pasado.

Foto:Archivo

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EN RELACIÓN

Podemos decir que a partir de los valores de los cortes observados en el canal minorista tradicional, habría hoy un margen amplio para que la demanda absorba eventuales aumentos en el precio del ganado en pie, porque los consumidores ya estarían pagando la carne a precios que permitirían pagar mejor la hacienda. Para que esto suceda, y para que esta “reserva de poder adquisitivo” se exprese, la superoferta actual de ganado tiene por lo menos que moderarse.

Hipótesis