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Flamenca soy

Entrevista FLORENCIA ARRI. FOTO PABLO AGUIRRE.

Carmen Mesa

La bailaora y coreógrafa andaluza vuelve a Santa Fe para presentar “Cuando el río suena”, su última producción, mañana a las 20.30 en el Teatro Municipal.

“Cuando el río suena”. “Soy de Córdoba, Andalucía, y este espectáculo es un tributo al río Guadalquivir porque he vivido mucho lo que es el río ese que lleva flamenco en sus aguas. Nace en Jaén, pasa por Córdoba, Sevilla, parte de Huelva y desemboca en Cádiz, en tierras de flamenco. En su recorrido baña muchos bailares típicos de cada zona, su cauce es comparable al flamenco que arrastra allí por donde pasa, baña el sentimiento de las personas, que también tienen su cauce, su principio y su fin... ‘Cuando el río suena’ es una metáfora, un paralelo entre el río, y la vida con todo lo que arrastra en su viaje hasta su desembocadura.

Sentir flamenco. “Bailar es expresarse con el cuerpo sin poder hablar. Sea bailar una coreografía o unos pasos, en sí todos tienen vida, un por qué bailo, por qué muevo mi cuerpo, mis brazos, mis pies. Bailar es hablar con el cuerpo para que la gente transmita lo que se siente por dentro cuando está bailando. Es verdad que me gusta mucho el teatro, su faceta interpretativa, y utilizo cada vez más elementos más allá de que sea una bailaora. El flamenco es por sí solo y habla, pero pienso y defiendo que tienes que tener un sentimiento y una proyección, que es éso que uno baila y canta. En la mirada, por ejemplo, ya sea en el baile clásico o en el que sea, hay que transmitir algo más que pasos, porque si no están vacíos, les falta algo. Hay que llegar a la gente con lo que quieres contar, con lo que estás bailando. Me defino por ahí, me gusta eso porque realmente pienso que el público lo va a disfrutar mucho más”.

Palos flamencos. “Cada palo del flamenco tiene su sentir. Si bien la alegría tiene, se sabe, un sentimiento propio, hay muchos tipos de alegrías: está la que reboza, otra que es alegría sana, otra que es irónica... hay muchos tipos de formas de alegrarse, aunque muchos se rían de esto que digo. Hay bailes que hay que saber de dónde provienen, saber cuál es su origen. La soleá, por ejemplo, es muy solemne, tiene mucha estampa, es algo serio. La seguidilla es más seria aún pero más de la raíz, de más coraje, más temperamento. Los tangos son bailes más circulares, redonditos, coquetos; y la bulería es fiesta que reboza... Cada baile, cada palo, tiene un sentir característico: lo bueno es entender lo que uno baila para defenderlo tal como es y, a su vez, ver la esencia del palo”.

IMPRONTA. “Lo más importante para mí es dar clase, me encanta. Pienso que una profesora tiene que dar clases como a ella le gustaría que le den, al máximo. Me gusta que cada alumna, que es al mismo tiempo compañera, saque su propia personalidad. Aunque le ponga una coreografía, un sentimiento, todos tenemos sentimientos distintos, cada uno siente de una manera. Cada uno tiene que defender lo suyo, no imitar lo que hace el profesor sino pasar por allí pero diempre sacarle lo máximo posible. Nunca se termina de aprender, de hacer suyo el baile que será más creíble cuando más real sea. No se puede bailar sin conocer el cante, porque no se puede bailar lo que no se entiende ni se canta. Uno baila mejor una música cuando la sabe y la respira, para respirar con ella. No es lo mismo alguien que no entiende de cante, hay casos de alumnas que no saben tararear y no saben letras... Uno tiene que saber por dónde corre la cosa para bailarla mejor, por eso recomiendo que escuchen mucho cante antes de bailar, porque de ahí sale, hay cosas que se improvisan y que la bailaora o el bailaor tiene que saber cuando viene un remate, cuándo se acentúa una música o dónde comienza. Es una conexión que implica muchas cosas -además del baile-, que también hay que saber para bailar, porque uno se equivoca hasta que lo coje en el escenario. Hay cosas que no se estudian, que se aprenden sobre la práctica. La realidad está en el escenario”.

Alma flamenca. “En mi vida el flamenco es.... uf, todo. Todo; porque desde que me levanto hasta que me acuesto estoy pensando en el flamenco, y por él y con él trabajo y aprendo. Hay mucho todavía pa’ aprender, porque más sabes más te das cuenta cuánto te queda. Nadie obliga a que uno haga lo que hace, a que siga una carrera. Nadie me obliga a ser bailaora, hay toda una elección de vida en ello. Más lo estudias, más le oís, más buena vas a ser y más sentido va a tener. Si volviera a empezar haría lo mismo que estoy haciendo ahora, empezaría por el mismo punto por donde comencé. Mejoraría algunas cosas, pero seguro que volvería a estudiar flamenco”.

así soy yo

EN ESCENA

En “Cuando el río suena” la acompañan tres músicos argentinos y un cantaor que llegó con ella de España: David Morán, el Gamba de Jerez.

TRAYECTORIA

Su formación fue reforzada por profesores de la talla de Manolo Soler, Javier Latorre, Israel Galván, Milagros Menjibar y Javier Baron. Su vida profesional no está exenta de importantes actuaciones como en la Casa de la Memoria de Al-Andalus en Sevilla y el tablao El Cordobés en Barcelona.

Participó en el espectáculo “Al-lucinogen” de Israel Galván y en la obra “Sal Sobrino” en el marco de la Feria Mundial del Flamenco. Actualmente trabaja para la Compañía de Teatro “Varuma” en su espectáculo “Malgama”. También presenta su espectáculo en distintas ciudades del mundo, en Santa Fe y Buenos Aires como en Andalucía y en ciudades de Holanda.

DE LOGROS Y PREMIOS

Primer premio en el concurso “Marbella Joven 2001”. Ganadora en el concurso de Jóvenes flamencos de Córdoba del año 2004. Finalista en el Concurso Ciudad de Ubrique del año 2004; en el Concurso Nacional de baile por Alegrías de Cádiz de 2005. Ganadora del primer premio en el Concurso Nacional de Ronda del año 2006.