LAS UÑAS

Signos que delatan la edad

TEXTO CARMEN MARTÍN FOTO EFE REPORTAJES.

A pesar de estar siempre activos y en un primer plano, las manos y los pies no suelen tener la atención que merecen.

Si sólo prestamos atención al rostro, al escote y al cabello, las manos, sin piedad, delatarán la edad. Hoy, ya nadie cree que un rostro que aparente 40 años los tenga, si las manos están teñidas de manchas y surcadas de arrugas. Lamentablemente, creerán a las manos.

Hartas de trabajar en condiciones duras, sometidas al castigo de agentes externos como el frío, el viento y el sol, maltratadas por los detergentes y abandonadas por la hidratación, las manos se revelan y muestran su peor cara: el envejecimiento prematuro.

Tan delicadas y frágiles como el contorno de los ojos, las manos, que apenas poseen glándulas sebáceas que las protejan, necesitan hidratación y nutrición diaria para restablecer la hidratación y eliminar la tirantez, la sequedad, las descamaciones, y la aparición de manchas y arrugas.

La cosmética actual ofrece cremas que están enriquecidas con vitaminas, agentes calmantes y cicatrizantes que miman las manos como si de guantes se tratasen.

La diferencia entre unas manos que de gusto mostrar y otras que se ocultan con timidez y mucha discreción, es tan sólo cuestión de una buena manicura, que puede comenzar por una limpieza, limar y dar forma a las uñas, retirar la cutícula, exfoliar con aceites esenciales para eliminar células muertas, pulido de uñas, base con proteínas, esmalte en el color que se desea y protector brillante, para terminar con una hidratación extra.

MIMOS PARA LOS PIES

Los pies, compuestos por 28 huesos, más 6.000 terminaciones nerviosas, 57 articulaciones, numerosos músculos y un sin fin de vasos sanguíneos sufren un calvario todos los días, atrapados y encerrados bajo un calzado, que en ocasiones resulta tirano.

Además, deben soportar el peso corporal y desplazarlo por terrenos ásperos y duros como el asfalto. El problema se agrava cuando se los somete a la tortura de los tacos altos sin apenas sujeción y con puntas estrechas.

Aunque, desde que los pies empiezan a dar sus primeros pasos, se acostumbran a trabajar encerrados, es necesario prestarles atención antes de que protesten.

Lo mejor, tras una larga y ardua jornada, es un baño de agua templada con sal común o aceites esenciales. A continuación intercalar duchas de agua caliente y fría, y terminar el proceso con una buena capa de crema hidratante y nutritiva. Mejor si es específica para los pies, con el fin de evitar la deshidratación y compensar su déficit de grasa.

Otro de los problemas de los pies es la sudoración; para combatirla hay que utilizar desodorantes con activos antifúngicos y antibacterianos. También se puede recurrir a un talco para absorber la humedad del sudor.

Además de la higiene diaria, una vez a la semana, se deben cortar las uñas, con forma recta, y darles forma con una lima de cartón. Los productos exfoliantes son muy útiles para eliminar las pequeñas durezas. Siempre que existan durezas, callos, ojos de gallo o juanetes se precisa la atención del podólogo.

Con el buen tiempo se debe estar más alerta, ya que el cambio de calzado conlleva que a los problemas comunes se les sumen las ampollas y las rozaduras.

Es bueno andar descalzo, pero ¡ojo por donde se pisa! Un cristal o cualquier metal puede desembocar en un desagradable y doloroso accidente. Por último, los expertos aconsejan prestar atención a los problemas en los pies desde las primeras manifestaciones para evitar problemas en la espalda, caderas y rodillas.

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LAS UÑAS

 

Cuidar las uñas no es una tarea complicada, no sólo porque tratar estas pequeñas estructuras no lleven mucho tiempo, sino que el mercado nos ofrece una incontable gama de productos para esta tarea. La alimentación, la higiene y el uso de productos adecuados son fundamentales para su cuidado. Existen diversas medidas preventivas que nos ayudarán a evitar su deterioro, como no utilizar quitaesmaltes que sean agresivos, es decir con grandes niveles de alcohol o formol; éstos resecan las uñas y suelen causar daños en las capas de queratina, protectora natural de las uñas.