mascotas

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SIN PELEAR... POR AHORA

La llegada de Mora a la casa con dos meses de edad (derecha) terminó con la tranquila vida de Martina que tiene 3 años (izquierda) aunque poco a poco se están entendiendo. Como se las ve acá, a las dos pegadas al hogar bien calentitas y sin pelear ....por ahora. Claudia Gerlero.

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GATO PERDIDO

Me perdí hace dos semanas en la zona de Lavaise y Aristóbulo del Valle. Soy un gato Siamés macho de 6 años, tamaño mediano y tengo un colmillo quebrado. Estoy castrado. Cualquier información comunicarse a los teléfonos 154-235672 ó 156-149198.

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Perdida

Ayer a la tarde, alrededor de las 19, se perdió una perrita pelaje negro en la Costanera y Obispo Boneo. La perrita, de unos 30 cmts., está bajo tratamiento veterinario y necesitamos encontrarla de forma urgente. A quien la haya visto o recogido, le agradeceremos que se comunique al número 155-485731. Los niños de la casa la extrañan mucho.

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BUENA SUERTE PARA EL...

Amigos lectores: No estoy perdido, por suerte ya tengo dueño. Nací hace aproximadamente 3 años y, meses después, me dejaron abandonado (con mis 8 hermanos) en la zona de Guadalupe, abajo de la legendaria Alfombra Mágica. Por suerte nos encontraron personas que cobijan a perros abandonados, y se encargan de darlos en adopción. Hoy formo parte de una familia como tantas otras que aprecian a los animales. No me presenté: mi nombre es “Ahu”, me dicen así porque es lo primero que escucharon de mi boca cuando llegué a mi casa.. Me encanta pasear con mi papá en camioneta y hacer renegar a mi mamá cuando hago travesuras. ¡Gracias a mi familia por darme tanto, tanto cariño! Cecilia.

PERDIDA

Esta dulce perrita fue encontrada hace aproximadamente 20 días en la zona de la plaza Escalante. Está en muy buenas condiciones, es de tamaño mediano y está castrada. Es muy sumisa, hogareña y obediente. Busca su hogar; si alguien sabe acerca de su familia por favor comunicarse al

154-409396.

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¡Adiós Astor!

Buena parte de tu vida supiste lo que era tener una familia. Voces conocidas, mimos, manos amables que te daban un plato de comida y una manta, vacunas y visitas al especialista formaban parte de tu cotidianeidad. Los paseos por el Parque Garay eran una cita obligada: era el momento en el que te divertías junto a tus amigos.

Pero esos gratos momentos tuvieron un final imprevisto. La familia vendió la casa y el día de la mudanza, mientras dabas vueltas ansioso alrededor de las cajas, te enteraste de la peor noticia: la mudanza no te incluía. Esas personas, a las que vos considerabas familia, no creían que vos fueras parte de los suyos. Después de años de cariño, obediencia y absoluta fidelidad, te borraron de un soplido. Ninguna de tus morisquetas fue suficiente, ni los años de amor incondicional. Ni siquiera la misericordia intervino a tu favor. Y te quedaste ahí, solito, sentado en la puerta de tu casa, que ya no era tuya.

Días enteros y noches larguísimas permaneciste inmóvil, esperando que te fueran a buscar. Pasaron los días, los meses, las cuatro estaciones. Nadie volvió por vos.

Los vecinos te conocían y los de buen corazón te daban un huesito o un plato de arroz, las noches más crudas de invierno. Poco a poco pasaste a formar parte del paisaje del Parque Garay. “Astor”, el petiso de calle Obispo Gelabert. A pesar de los cuidados de muchas personas, nadie te abrió la puerta de su hogar ni consiguió borrar la tristeza de tus ojitos.

Pero tu historia todavía no había conocido la tragedia. Un pedazo de carne, dejado perversamente por manos asesinas, puso fin a tu preciosa existencia. Quienes presenciaron tus últimos instantes guardan la imagen de tu sufrimiento. ¿Cómo puede ser que una vida tan corta y noble haya padecido tanto? Primero, el abandono de quienes amabas; finalmente, la maldad humana. Amigo Astor: valgan estas líneas como un pequeño homenaje en tu honor y el de los otros cinco perros que murieron envenenados en el Parque Garay. Agustina Mai.