Mesa de café

Cristina, Cobos y Kirchner

Erdosain

—A este gobierno no le creo nada, no le creo lo que dice y mucho menos le creo lo que calla -dice Abel- después de leer en el diario las declaraciones de la señora Cristina acerca de la ley de medios.

Marcial mira los titulares del diario y la foto de la presidenta. —Coincido con vos, son tan mentirosos que nos hacen creer que la presidente es la señora Cristina cuando el realidad el que manda es el marido.

Para agregar un poco de leña al fuego digo: —El otro día la señora Cristina dijo que era la primera presidente mujer, en el camino quedó pagando la pobre Isabelita.

—¿Vos te referís al discurso en el que la señora se comparó con Dorrego? -pregunta Marcial con toda la mala fe de la que es capaz.

—A ver si se dejan de gorilear un rato, se afeitan los pelos y respetan por lo menos a las instituciones de las que tanto les gusta llenarse la boca -dice José.

—Para exigir respeto, primero hay que respetar -responde Abel-, yo estoy dispuesto a respetar la investidura de la presidente, siempre y cuando ella empiece dando el ejemplo.

—¿Y acaso no lo da? -pregunta José.

—Una presidenta que le otorga todos los atributos del mando a su marido no puede ser respetable -enfatiza Marcial-, yo entiendo que la mujer quiera a su hombre, que lo respete y se someta a él como en los tiempos viejos, pero si quiere hacer eso que no pretenda al mismo tiempo ser presidente y que todos crean que los méritos son suyos.

—La presidenta es tan respetuosa que respeta al jefe de la oposición, es decir a su vicepresidente que la traicionó y la sigue traicionando -ironiza José.

—Y ustedes, los peronistas -acota Marcial- viven la política como un juego de leales y traidores. Están en su derecho a hacerlo, pero la vida y, sobre todo la vida democrática, no es así. Cobos puede haber traicionado a la presidenta, pero ha sido leal a su electorado.

—¿Y en qué te basás para decir eso?

—En que la promesa de la fórmula electoral integrada por Cristina y Cobos era la de ampliar el diálogo y mejorar la calidad de las instituciones. Pues bien, el que dialoga y permite que las instituciones funcionen es Cobos.

—Cobos dialoga con los opositores -truena José-, usa la investidura que le debe a Cristina para hacer campaña electoral. ¿Ésa es la institucionalidad que ustedes los gorilas defienden?

—Vos perdoname -replica Abel- pero Cobos está más cerca de cumplir con el mandato electoral que Cristina. Si hoy se hiciera una encuesta, Cobos tiene más votos que la señora y su marido; y eso es así porque lo que deseaba el electorado es lo que hace Cobos ahora, no lo que pretende hacer Cristina.

—Pero la presidente es ella -insiste José.

—La presidente es Cristina y el vice es Cobos -expresa Marcial-, y cualquiera de los dos debería tener más autoridad política que Kirchner que apenas es diputado electo. Lo que Cristina debe hacer, si quiere se respetada, es acercarse a Cobos que es popular y defiende las instituciones. Ella, por el contrario, le entrega el poder a su marido -que perdió la elección-, y como viene la mano es muy probable que nunca más lo vote nadie.

—No comparto -dice José.