Entrevista a Arturo Álvarez Hernández

Las lenguas clásicas y su enseñanza

Por Silvio Cornú

Arturo R. Álvarez Hernández es titular regular de Lengua y Literatura Latinas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde dirige el grupo de investigación Nova Lectio Antiquitatis. Se ha ocupado especialmente de la poesía romana de fines de la República y comienzos del Principado (Catulo, Virgilio, Horacio, Galo, Propercio). La Academia Properciana del Subasio, de la que es miembro, ha editado su obra “La poética de Propercio” (Autobiografía artística del “Calímaco romano”), Asís 1997. Para Grupo Editor Latinoamericano ha cuidado la edición bilingüe de “Propercio, El Libro Primero de Elegías” (Buenos Aires, 1999) y para Losada la traducción de “Pséudolo de Plauto” (Buenos Aires, 2005). Ha colaborado con publicaciones nacionales y extranjeras y ha dictado cursos y conferencias en el país y en el exterior. Actualmente preside la Asociación Argentina de Estudios Clásicos.

-—Una de sus líneas de investigación se relaciona con la figura de Ovidio. ¿Qué aspectos destacaría en la obra de este escritor latino?

—En realidad el poeta latino del que más me he ocupado es Propercio, pero la obra de Propercio pertenece toda al género elegíaco, que en Roma tuvo un particular florecimiento en los últimos tiempos de la República y los primeros tiempos del imperio, a través de cuatro grandes autores: Cornelio Galo (que fue el primero, pero del cual no se conservó ni siquiera un poema completo); Albio Tibulo; Sexto Propercio; y Publio Ovidio Nasón. Lo particular de estos poetas es haber compuesto libros enteros de elegías de contenido amoroso, en los que se poetizaba la relación erótica con una mujer de nombre ficticio (Licoris para Galo, Delia y Némesis para Tibulo, Cintia para Propercio).

Dentro de esta constelación Ovidio es el último y su obra va dirigida a un público que conoce la obra de sus predecesores. La propuesta de Ovidio es la de reescribir esa “elegía erótica” creada por Galo, Propercio y Tibulo, pero reescribirla en una clave distinta, más “literaria” y menos “existencial”. En la elegía amorosa ovidiana el amor no es una opción existencial (como había sido para sus predecesores y también para Catulo) sino un tema literario, con el cual el poeta puede entretener e incluso sorprender a su lectores, por el ingenio del que hace gala. En algún sentido puede decirse que Ovidio cierra el ciclo de la elegía erótica romana, poniendo en evidencia la índole “literaria” de ese discurso.

—Y con su producción, podríamos decir que Ovidio contribuyó a crear lo que, con el tiempo, se denominaría latín clásico y, conjuntamente, la “época de oro” de la Literatura latina...

—Sin duda Ovidio es un poeta que pertenece al canon clásico de la Literatura latina y su obra forma parte de ese período particularmente fecundo para la poesía que fue el período del Principado de Augusto. Pero su posición dentro de ese clasicismo es peculiar, porque él escribe después de Virgilio y de Horacio, o sea, cuando el clasicismo augusteo ya tiene sus modelos canónicos, tanto en la épica como en la lírica. En ese sentido la obra ovidiana presenta ya elementos de transición a una nueva etapa, una etapa, la imperial, en la que cada vez será más importante la realización del “artefacto literario” y cada vez menos importante la transmisión de ideas y valores. Paradójicamente será esta prescindencia ética de la obra ovidiana lo que, al menos en parte, hará que se desencadene sobre el poeta el encono de Augusto, haciendo que termine sus días desterrado en la ciudad de Tomis, actual Costanza (Rumania).

—Háblenos por favor de su experiencia como profesor de estudios clásicos en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

—En la Universidad Nacional de Mar del Plata el griego y el latín son materias obligatorias solamente para los alumnos de Letras, y optativas para los de Filosofía. En realidad los alumnos de Letras cursan obligatoriamente un nivel de Latín y uno de Griego, y tienen la posibilidad de cursar dos niveles más de cada lengua. En los cursos obligatorios (cuatrimestrales) recibimos aproximadamente unos setenta alumnos por año, de los cuales aprueban la materia entre un 60% y un 70%. Estas son materias que exigen mucha disciplina y concentración pero que aportan mucho a la formación de base (lingüística, literaria, histórica) de los alumnos, razón por la cual los docentes de “clásicas” entendemos que se cometió un grave error cuando, en los años ochenta, se redujo drásticamente el currículum obligatorio de estas materias en los planes de estudio de las carreras humanísticas.

Siempre hay un pequeño núcleo de alumnos que se interesa por proseguir sus estudios de Latín y de Griego; para ellos, además de los cursos optativos, en Mar del Plata ofrecemos talleres (como actividad de extensión), adscripciones a las cátedras y la incorporación formal a proyectos de investigación que, en algunos casos, permite la obtención de una beca de la propia universidad.

—¿En qué consiste la Asociación Argentina de Estudios Clásicos y cuál su función?

—La Aadec es una institución de tipo profesional, que congrega especialmente (aunque no exclusivamente) a los docentes e investigadores ocupados en el estudio y la enseñanza de las lenguas clásicas (Griego y Latín), de las literaturas y culturas respectivas. Nació en 1970, con el objetivo fundamental de promover los estudios clásicos y la enseñanza del Latín y del Griego en los ámbitos universitarios y también en la enseñanza media. Para ello impulsó la realización, cada dos años, del Simposio Nacional de Estudios Clásicos, cuya próxima edición (la vigesimoprimera) se realizará en Santa Fe en septiembre de 2010. La Aadec también ha creado una revista de estudios clásicos, llamada Argos, de la que está próximo a salir el número 32.

En los primeros tiempos su cometido se cumplía fundamentalmente a través de esos dos instrumentos (el Simposio y la revista), que servían de enlace entre los colegas de las distintas regiones del país. Hoy en día esa comunicación se ve muy facilitada y dinamizada por los medios informáticos. Prueba de ello es nuestra página web (www.aadec.org.) y el boletín bimensual que llega a los socios por correo electrónico. Otra prueba de las posibilidades de la era informática es que la Mesa Ejecutiva que integro como presidente, elegida para el cuadrienio 2006-2010, está compuesta por colegas de distintas ciudades (Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata, Rosario y Mar del Plata).

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Detalle del “Mosaico Barberini” (Siglo I d.C. Museo de las Termas, Roma).

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Arturo R. Álvarez Hernández.