Ranchos texanos

Reproducción equina: una actividad con perfil industrial

En el centro oeste de Texas trabajan varios establecimientos especializados en servicios de inseminación y cría de caballos para la “industria” del rodeo. La dosis de semen puede pagarse entre u$s 1.500 y u$s 27.000.

Juan Manuel Fernández

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Enviado Especial a EE.UU.

En EE.UU. las costumbres criollas hace tiempo que dejaron de ser sólo una actividad folklórica o costumbrista para transformarse en un negocio tan variado como millonario.

Lógicamente, el caballo es la herramienta fundamental para desarrollar el espectáculo del rodeo. Sobre todo en la práctica del “cutting”, que no es otra cosa que el “aparte” de hacienda. Y tanta relevancia tiene que se la considera una auténtica industria.

Hábiles para generar dinero, los yanquis hicieron de esta tarea rural un verdadero deporte con certámenes nacionales de los que surgen auténticas estrellas populares. Como estos ídolos no serían nada si no estuvieran montados es que existen sofisticados “ranchos” de inseminación equina en los que pueden llegar a pagarse hasta u$s30.000 para preñar una yegua con el semen de un padrillo de pedigrí.

“Alpha Equine”

En “Alpha Equine Breeding Center”, un centro de cría equina ubicado en condado texano de Granbury, se inseminan entre 600 y 800 yeguas al año; y también se ingresan unas 100 madres para parir con la asistencia de los especialistas del lugar.

Cuentan con capacidad para alojar 250 ejemplares en establos que tienen instalaciones para garantizar el bienestar de los animales. Recorriéndolos se percibe que la principal preocupación es amortiguar las elevadas temperaturas, ya que los techos están aislados con espuma de poliuretano y se observan infinidad de ventiladores de techo y hasta equipos de refrigeración para acondicionar el ambiente.

El rancho ocupa 300 acres (121 hectáreas) y, además de la inseminación y los partos, se brindan servicios de extracción y congelamiento de semen. Todas las tareas las conduce el médico veterinario Marlin C. Baker.

La inseminación artificial con semen de los padrillos del plantel permanente se paga entre u$s 1.500 y u$s 27.000. Si bien la mayoría son caballos para “la industria del cutting”, también se destinan a los trabajos del campo.

“Western States Ranches”

En Dublin, otro distrito texano ubicado unas 30 millas al sudoeste de la ciudad de Fort Worth, se encuentra “Western States Ranches”, otra verdadera empresa de reproducción equina que también provee de caballos tanto a la actividad recreativa como a la laboral.

En este lugar manejan valores similares para las inseminaciones, ya que el promedio ronda los u$s 2.000 por dosis pero pueden alcanzar de 15.000 a 20.000.

Tienen la particularidad de estacionar los servicios entre febrero y julio con el fin de que los potrillos se sincronicen con las principales fechas del calendario de rodeo.

Cuentan con 300 reproductores y las extracciones de semen día por medio. En cada una obtienen de 5 a 10 dosis. La utilidad de estos caballos como sementales se prolonga entre los 4 y los 22 años de vida.

Si bien en el 90% de los casos las yeguas se preñan, también pueden realizar un tratamiento para garantizar la preñez, pero puede demorar 2 años y es mucho más costoso.

Aunque los números suenan millonarios (y lo son), estos empresarios no están exentos de los tropiezos. El ejemplo es que en este establecimiento durante los últimos 3 años bajaron la cantidad de empleados a la mitad (de 30 a 15) a causa de las dificultades económicas en el sector. Y hasta tuvieron que recurrir a la venta de fardos de alfalfa para arreglar los números de la empresa.

Como para que nadie crea que el Norte es un mundo de rosas sin espinas.

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A retozar. Los reproductores permanecen la mayor parte del tiempo en los establos, pero cada tanto salen al aire libre para liberar brío y hacer un poco de ejercicio.

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Fina estampa. Son animales de pedigrí que se destinan tanto a las competencias como al trabajo en el campo.

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Sin contacto. Para la extracción de semen se usa un “engaño” sobre el cual se monta el padrillo, estimulado por el olor de la hembra en celo ubicada delante.

Fotos: Juan Manuel Fernández