Ganados y carnes

La oferta plancha los precios

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Caída en la oferta. Según el especialista, el efecto se producirá tarde o temprano.

Foto:Archivo

En los últimos tres años, el éxito del control oficial sobre el precio de la carne tuvo en los volúmenes de hacienda ofrecidos a uno de sus principales aliados. En los próximos meses la disponibilidad de hacienda caerá en forma marcada.

 

Ignacio Iriarte

La oferta de hacienda “hasta que no termina el ajuste de existencias” ha venido siendo y es todavía muy alta; estamos matando no sólo una importante camada de novillos y vaquillonas (producción genuina) nacida antes de la crisis, sino además un enorme número de cabezas que no podemos sostener en el campo a causa de la seca.

En estos tres años de fuerte intervención del Gobierno en el mercado de carnes, el éxito de esta política ha sido posible en gran medida por el extraordinario crecimiento de la oferta de carne, que pasó de unas 212 mil toneladas mensuales promedio en los primeros tres años de la década, a unas 250/270 mil toneladas en lo más álgido del conflicto, y a unas 300/310 mil toneladas en los últimos meses.

Esta extraordinaria abundancia, que tendió inclusive a crecer a medida de que se implementaban más restricciones al libre funcionamiento del mercado de ganados y carnes, está próxima a terminarse. Si no es esta primavera, será en febrero”marzo, pero en algún momento de los próximos meses, por razones estacionales, la oferta caerá marcadamente con respecto a los altísimos e insostenibles niveles actuales.

Si por algún motivo que se nos escapa, el faltante de noviembre marzo no se produjera, o si se presentara muy moderado y manejable para el Gobierno a partir de mediados del año que viene, entrará en escena una camada de novillos y vaquillonas muy inferior a la actual. Probablemente, medida en carne, muy parecida a la oferta de principios de la década: el equivalente a 200 a 220 mil toneladas de carne vacuna mensuales.

Intenso control

Así, el éxito de los controles sobre el precio del ganado puede atribuirse en gran medida al crecimiento del stock primero y a la liquidación ganadera después, que determinó un crecimiento extraordinario de la oferta de carne. En el mes en que Kirchner asumió, mayo de 2003, la producción de carne fue de 211 mil toneladas, muy parecida a la de los meses y años anteriores; hoy la oferta se ubica en los 310 mil toneladas. Dentro del período 2006-2008, y aún en momentos de más intenso control del gobierno sobre el mercado, cuando por razones estacionales o circunstanciales la oferta de ganado “especialmente de consumo” se redujo, los precios saltaron por encima del cerco oficial (blanco, negro, gris) y fue imposible evitarlo, pese a las amenazas, al cierre de las exportaciones, suspensiones de matrículas, listas de precios máximos, entre otras regulaciones.

¿Qué queremos decir con todo esto? Que una parte muy importante de la causa del bajo precio actual de la hacienda debe buscarse más que en el éxito de los controles oficiales, en el extraordinario aumento de la oferta de carne en los últimos tres años, primero por los “errores” oficiales, pero por sobre todo más tarde, a causa de la seca. Es más: durante muchos meses los valores “de mercado” de la hacienda ni siquiera han llegado a los máximos permitidos por el gobierno.

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Oferta

En estos últimos tres años, el gobierno dispuso de 80 kilos totales per cápita de carne para distribuir entre consumo y exportación. En los próximos años, la oferta total caerá a unos 60 kilos, y aún con exportaciones reducidas al mínimo (400 mil toneladas), el consumo deberá caer inevitablemente a 50 a 55 kilos; siempre y cuando la ganadería argentina no entre en ciclo de retención y no oferte “en términos por habitante” ni siquiera esa magnitud.