Con diferentes señales

El mercado de Chicago estuvo muy necesitado de soja y ahora perdió interés en las entregas diferidas. En Argentina, la soja vieja tiene premio pero lo deberá defender frente al ingreso de cosecha estadounidense. Trigo y maíz se mantienen expectantes.

Flavia Rossi

El año pasado, el mercado de granos sufrió un abrupto regreso de las vacaciones. Fue en julio cuando tuvo que armar sus valijas y regresar de apuro a los niveles que antes eran habituales; con tanto apuro que perdió muchas de sus pertenencias.

Cuando las mercaderías se abarataron lo suficiente, algunos se animaron a volver mientras otros seguían saliendo, incrementando la volatilidad del mercado.

La soja se mantiene en una situación dual en la que se entrecruzan los rezagos de la vieja campaña con las promesas de lo que será la nueva.

Precisamente, el conteo de stocks que difundió el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda) esta semana demostró que los niveles eran mayores a lo que se creía.

Vale recordar que la última entrega de la campaña 2008/09, el contrato agosto venció valiendo 50 dólares más que la posición de cosecha, una diferencia atípica para el empalme entre campañas.

Cada día que pasa, el mercado se zambulle un poco más en el nuevo ciclo.

Estimulado por la escasez que hay en el circuito y por el peligro de daños por heladas sobre los lotes inmaduros, los operadores siguen atentos a los pronósticos. Sin embargo, con renovadas proyecciones por encima de los 90 millones de toneladas durante esta semana (de la consultora FC Stone), el nerviosismo disminuye y con él la prima climática.

A mediano plazo

Con una producción abundante por delante, al mercado no le interesa ocuparse de la oferta del primer semestre del año próximo.

En Chicago vale lo mismo la soja noviembre 2009 que la agosto 2010 (mercado plano), lo que significa que no se está estimulando el traspaso de la mercadería en el tiempo y que el productor tenderá a vender su producción durante la cosecha. Si esto se cumple, la posición todavía guarda mayor potencial de bajas.

A diferencia de lo que pasa con la soja, el mercado está intentando administrar el almacenaje del maíz durante el año. Las posiciones más lejanas son más caras que la inmediata (mercado encarry), lo que tenderá a limitar las ventas en cosecha de los productores estadounidenses, que podrán aguardar para encontrar mejores ofertas.

El disponible requerido. En el mercado local, el mensaje de la soja es diferente. La mercadería disponible está apreciada; vale casi 50 dólares más que la producción nueva (mercado invertido).

Aunque puede haber coincidencias con lo que pasó en Estados Unidos, las fábricas locales deberán defender el premio actual frente a la presión vendedora que tendrá nuestro rival cuando las máquinas entren a los campos con toda la furia.

Dinámica del ajuste

Cereales con pocas noticias. Mientras tanto, el maíz y el trigo local se mantienen desorientados. Los precios disponibles siguen sostenidos gracias a los acuerdos y subsidios, aunque los valores a cosecha aguardan demostraciones para reactivarse. Claro que, al depender de decisiones y tiempos políticos, la dinámica del ajuste será difícil de predecir.

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