El arte en las manos

El arte en las manos

Juan Carlos Nausneriz

Detrás del oficio carpintero se escondía un artesano. Talla en distintos tipos de madera, obras de la imaginería religiosa.

TEXTOS JUAN IGNACIO NOVAK. FOTO EL LITORAL.

 

VOCACIÓN TEMPRANA. “Soy de San Jerónimo Norte; vengo de una familia humilde, de laburantes, donde costaba el pan. Cuando era chico le sacaba los jabones a mi mamá del lavadero. Detrás del sanitario tenía una herramienta, una especie de cuchillo, y los tallaba en el baño. Cuando mi mamá se enojaba, abría la canilla del baño y los diluía. Pero nunca mi familia supo lo que me pasaba, cuál era mi secreto. A mí me gustaba modelar, dar formas, hacía cosas con barro, dibujaba. Pero nunca me permití pensar que podía estudiar Bellas Artes; nunca me consideré una persona con la posibilidad de vivir del arte”.

EL ROSTRO DE LA ESPERANZA. “Trabajé desde muy chico en una carpintería. Los Inwinkelried fueron mis formadores, porque desde muy pequeño, 9 ó 10 años, limpiaba el taller. Me casé, vine a San Carlos y seguí con mi oficio: carpintero. Después me fundí, perdí todo; vendí muchas cosas para recuperarme un poco. Estaba mal, desesperado. Y arranqué a tallar cuando mis hijos me pidieron que les talle una cara de Cristo, muy pequeña, muy rústica. Y ahí es como que ví la esperanza. Ví que a la gente le interesaba lo que hacía. Volví a ser un niño, a expresarme libremente”.

PALABRAS QUE CALARON HONDO. “Si hay algo que me vino a la memoria en el momento en que mis hijos me pidieron que talle ese rostro de Cristo, es que cuando era adolescente y trabajaba en la carpintería, tenía que preparar una serie de tapas de cajones de un viernes para el sábado. En esa época se iba a los bailes, así que una vez me pasaron a buscar y yo llegué tarde porque hasta que no terminaba no me podía ir. Y en uno de esos berrinches que tenemos de adolescentes, cuando une discute con los viejos, dije: “Estoy podrido de la carpintería’. Entonces mi viejo caló en mí unas palabras que quedaron para siempre. Me dijo, esperando que yo termine de reventar con la discusión: “Algún día vas a decir qué lindas manitos que Dios te dio”. Cuando perdí todo, y mis hijos me pidieron que les talle ese rostro, encontré el sentido de las palabras de mi papá”.

RECONOCIMIENTO. “Después, un artesano amigo, que trabaja en cristal, me dijo: “Te voy llevar a Colón’. Resulta que fui a una feria donde había 700 artesanos de muy buen nivel. Y ahí, en mi primera feria, ya recibí premios, una mención calificada. Al otro año, mención calificada y pieza destacada con una figura de Cristo en palosanto. Ahora, parece mentira, soy Rueca de Plata, en la misma feria de artesanos de la ciudad de Colón. Quiere decir que tuve un reconocimiento en el ambiente. Y en Cosquín, saqué el primer premio en mi rubro”.

EL COMPROMISO. “Ahora sé que tengo que mejorar. No quiero decir que lo mío ya está. Tengo más compromiso en mejorar, expresarme de una manera y que me entiendan. No tengo el estudio o la capacidad como para, en la teoría, explicar lo que hago. No tengo una base para decir: “Esta cara va a representar ésto”. Yo lo siento. En realidad, lo que me apasiona es la imaginería. Todo lo que tiene que ver con imágenes religiosas me encanta. Te transmite otra sensación. Cuando ves a la gente emocionarse cuando toca un santo, es algo muy fuerte. Y es como que de esa manera Dios me dio la posibilidad de hacer lo que me gusta”.

MONUMENTO

A partir de un encargo de la Comuna de San Carlos Norte, Nausneriz trabajó a lo largo de varias semanas en la plaza de esa localidad, para crear un imponente monumento que evoca la llegada de los inmigrantes saboyanos a la colonia. La obra se realizó sobre un ciprés que se secó, debió ser extraído varios meses atrás, y representa a un grupo de niños jugando.

PREMIO

En la edición 2009 de la Fiesta Nacional de la Artesanía recibió la Rueca de Plata para artesano artífice. Se trata de uno de los máximos galardones que se otorgan en el marco de este prestigioso evento.

así soy yo