Apuntes de política provincial

El paro docente suena a injusticia

Teresa Pandolfo

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Amsafe reclama la apertura de la paritaria por el salario y en esta semana decidió la realización de un paro que dejó momentáneamente en suspenso a la espera de que se abra esa instancia. Una fecha - el 13 de octubre- parecería actuar como punto de inflexión.

El reclamo del gremio comenzó prácticamente con el segundo semestre, y ya el gobierno respondió que no tenía margen presupuestario para incrementos en lo que restaba del año.

Le cabe la razón a la ministra de Educación, Elida Rasino, cuando alude a la virulencia con que la demanda se plantea: lo hace directamente con una amenaza de paralizar las actividades.

Fuera del ámbito del gobierno, la actitud de los docentes no ha dejado de sorprender.

El magisterio ha recibido de la administración de Hermes Binner una consideración especial. No sólo tuvo una recomposición de haberes importante sino que dio cumplimiento a reclamos, algunos de carácter histórico, como llamados a concursos y titularizaciones, entre otros.

Los temas educativos y de salud forman parte del núcleo central de la gestión socialista. Nadie puede estar en desacuerdo en esto con el gobierno, pero la contraparte es la generación de los recursos para solventar este esquema de medidas. Incluso, en un momento se llegó a atribuir el déficit que presentó el presupuesto 2009 a un error de cálculo sobre la incidencia de dicho incremento sobre los distintos ítems que percibe la docencia.

La decisión de la asamblea provincial del paro resulta a primera vista una injusticia, si se mira la atención del gobierno para este sector, pero no habría que llamarse a engaños porque el magisterio siempre actuó así.

Toda demanda que mejore la calidad de vida de un sector resulta genuina, sólo que también deben analizarse los contextos, las conductas y mirar también qué pasa alrededor.

No hay incumplimientos hacia la docencia por parte del gobierno, y ahora, sin negar el diálogo, solicita tiempo hasta que se recompongan los recursos propios y los de coparticipación.

Sería deseable que entre el magisterio y el Ministerio de Educación se puedan reencontrar los caminos que posibilitaron a los maestros llegar a titularizaciones y otras mejoras efectivas, sin llegar a decisiones que violentan la convivencia y van en desmedro de otros sectores, tal como resulta de los paros en las escuelas.

Electores y partidos

El raid electoral pasó ya para el territorio y quizás sea la hora de analizar normas y estructuras.

Una lección que dejaron los comicios realizados en junio para representantes ante el Congreso y cargos municipales en septiembre es la movilidad del voto. La otra, que el elector no es un distraído. Quizás no sea un gran consumidor de información política, pero sabe qué es lo que le interesa de un candidato y qué es lo que rechaza de otro, o por qué se desencantó frente a determinada actuación.

Las diferencias surgidas en los resultados de uno y otro comicio están indicando lo poco que ya contienen en sí las estructuras partidarias. En líneas generales, como lo anticipamos en un breve comentario el martes pasado, en la actualidad se vota al hombre por lo que esa persona le puede transmitir o un modelo de gestión, más que a un partido o coalición electoral.

Sería caer en un error conceptual pensar que se pueden sumar para un partido los resultados de elecciones para cargos municipales: decididamente juegan las cualidades del candidato, las necesidades de confirmar una gestión o de cambiarla.

Desde “Apuntes...” se coincide con quienes dicen que hay figuras que traccionan votos por encima de los pisos tradicionales de determinados partidos cuando se presentan a una elección o hacen con la misma intensidad la campaña acompañando a otros candidatos. El caso paradigmático es el de Carlos Reutemann: los resultados son diferentes respecto del favor del electorado cuando su intervención es directa. Pero no es el único caso: en aquellas municipalidades donde se trabajó bien, la población le respondió a esos intendentes o presidentes comunales.

Rosario, en los últimos comicios, mostró la movilidad del voto, y está bien que suceda.

Si esto pasa con los electores, también sucede con las estructuras que no siempre son capaces de representar por dónde va el curso de la historia. Se forman coaliciones de partidos con un propósito electoral, porque se necesitan y sirven para ese fin, pero luego necesitan institucionalizarse si llegan a ser gobierno o al Congreso o a la Legislatura. Tampoco los partidos pueden comportarse como si fueran sublemas, como ocurre con el justicialismo, expresado con distintos nombres.

El Frente Progresista Cívico sirvió para el triunfo en la provincia, pero todavía no se ha institucionalizado y el gobierno ha resultado ser socialista. Si fue lo establecido cuando se generó el Frente está bien que siga así, pero parecería que no era lo acordado. Mario Barletta públicamente pide institucionalizar la coalición y los otros partidos que la integran; no quieren seguir enterándose por los medios lo que se resuelve en la Casa Gris.

La acción por fuera de los partidos tiene sus beneficios electorales y muchas dificultades en la gran mayoría de las otras circunstancias. Como el elector se inclina por votar por la persona, la cuestión no pasa a mayores. Pero luego es toda una cuestión por resolver, porque no se terminan generando ni teniendo reglas claras y ésta es ahora una de las demandas que se le hace a la política.

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Elida Rasino, ministra de Educación.

Foto: Mauricio Garín