Escuela de diálogo y liderazgo

Guillermo Villarreal

DyN

El déficit dirigencial que la Iglesia dice observar en la sociedad argentina movilizó a la Comisión Episcopal de Pastoral Social, que preside el obispo Jorge Casaretto, a formar nuevos líderes para que, desde la doctrina social, puedan “reorientar” y, por consiguiente, rehabilitar la acción política. La iniciativa, que tomó carácter nacional este fin de semana en Mar del Plata, se enmarca en la “prioridad” de erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral para todos, que la Iglesia encaró para hacer frente a la mayor deuda social que vive el país, camino al bicentenario patrio 2010-2016.

El proyecto comenzó a tomar forma en noviembre pasado, cuando el plenario de obispos delineó “un plan de acción” tendiente a propiciar instancias que faciliten el paso de la confrontación al diálogo, un cambio de modelo que permita crear las condiciones necesarias para buscar tres o cuatro consensos sobre políticas públicas que trasciendan los gobiernos de turno.

En aquel documento episcopal, “bien común”, “consensos”, “democracia en valores”, “institucionalidad y república”, “federalismo”, “división de poderes”, “reconciliación” y “acuerdo nacional” aparecen como palabras fuerza. Pese al tono conciliador, esa declaración conlleva, entrelíneas, una crítica solapada al estilo de conducción del matrimonio presidencial, al exigir que se anteponga el diálogo al “afán de demonio” y reclamar un “nuevo estilo de liderazgo” político y social que “supere la omnipotencia del poder y no se conforme con la gestión de las urgencias”.

Casi un año después, los cuestionamientos a ese estilo “mezquino” de liderazgo y el reclamo de una concepción distinta del poder persisten en y desde la Iglesia. Y volvieron a escucharse por estos días en Mar del Plata, donde hasta el domingo se desarrolla la Semana Social. En ese contexto, Casaretto advirtió que “el relativismo y la ausencia de valores han llevado a la política a un pragmatismo exacerbado”, e insistió en advertir sobre una “sociedad muy fragmentada”, con intereses particulares y de grupos muy fuertes, donde los partidos políticos “se desdibujan, lo que es grave, porque lleva a muchos personalismos”.

En esa búsqueda de nuevos dirigentes que humanicen y pongan valores en la sociedad, la Pastoral Social reunió este viernes en Mar del Plata a jóvenes políticos, sindicalistas y funcionarios de gobiernos provinciales y municipales, con el objetivo de “animarlos” en la tarea de la participación en política partidaria. “Trabajamos juntos, nos apoyamos y animamos para reconocernos servidores del bien común y no de un partido o grupo sindical, para encontrar respuesta al por qué y el para qué de la militancia joven, y para ponerse en acción para construir y no sólo pensar, un proyecto de país”, explicó Hernán Escudero, coordinador del Equipo Nuevos Dirigentes del organismo eclesiástico.

Casaretto exhortó a ese grupo de “nuevos dirigentes” a traducir a la política “el valor del más” en el sentido de San Ignacio de Loyola. “El deseo de más en la política implica nuevos liderazgos con actitudes de más servicio, más preocupación por los pobres, más entrega personal y comprometida en los hermanos que más padecen. El más de la dirigencia será el servicio al prójimo”, enfatizó.