La hora del interior

El fútbol escondió una medida que perjudica a las economías regionales. Se agrava el proceso concentrador de la Nación.

Federico Aguer

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El hecho quedó opacado detrás de las altisonantes bravuconadas de Diego Maradona. Los medios de comunicación y la opinión pública, más propensos a seguir de cerca la realidad futbolera nacional, prestaron poca atención a la media sanción que dieron los diputados al proyecto de ley de presupuesto 2010.

El proyecto oficial propone -entre otras cosas- derogar el inciso I del artículo 20 de la Ley de Impuesto a las Ganancias, en donde se establece que están exentos de las mismas “las sumas percibidas por los exportadores de bienes o servicios correspondientes a reintegros o reembolsos acordados por el Poder Ejecutivo en concepto de impuestos abonados en el mercado interno, que incidan directa o indirectamente sobre determinados productos y/o sus materias primas y/o servicios”. Según el matutino Infocampo, la medida restará competitividad a muchas actividades del sector agropecuario, dado que, por ejemplo, la malta y el maíz pisingallo tienen un reintegro del 3,40%; el algodón del 2,70%; el biodiesel del 2,50%; la lana del 1,60%; y la leche en polvo a granel del 0,85% y enlatada del 1,50%. Como todas estas producciones están gravadas con derechos de exportación que en ningún caso son inferiores al 5,0%, la iniciativa, en la práctica, será un aumento encubierto de retenciones.

En dos semanas, los senadores (que representan a las provincias) terminarán avalando con su voto una medida que abiertamente perjudica a las economías regionales que estos legisladores dicen representar.

En momentos en que la provincia de Santa Fe se debate en medio de una realidad fiscal preocupante, con funcionarios que se contradicen respecto a la posibilidad de afrontar a duras penas la obligación de los sueldos hasta fin de año, cualquier hecho que conspire contra las arcas provinciales debe ser tratado por nuestros representantes con la atención que se merece.

No hay país posible sin producción, ni instituciones con gobiernos que la protejan. Si no hay un compromiso valiente de defender a Santa Fe, ni siquiera el fútbol nos va a salvar. Es hora de hacer valer los intereses de nuestra gente.