Cristina Cabrejas

Venecia sin venecianos

(EFE)

Venecia se queda sin venecianos. Sus habitantes se han convertido en un espécimen en peligro de extinción debido a las duras condiciones de vida entre los canales y por ello crecen las iniciativas para sensibilizar sobre la despoblación de la ciudad.

Un censo de fines de octubre revela que la población de Venecia se colocó por debajo de los 60.000 habitantes, confirmando el rápido y paulatino crecimiento del éxodo de sus residentes, que eran 120.000 hace 40 años.

Por eso algunos ciudadanos reunidos en el movimiento Venessia.com organizaron un “Funeral de Venecia” como iniciativa para llamar la atención sobre este problema.

“Hace dos años instalamos un panel luminoso en el que se mostraba la cuenta atrás de los residentes en Venecia y decidimos que cuando descendieran de los 60.000 organizaríamos el funeral de la ciudad”, explicó Matteo Secchi, uno de los promotores de la iniciativa.

Los auténticos habitantes de Venecia son tan pocos que aprovechando la organización de este funeral un grupo de estudiosos del Instituto Worcester Polytechnic de Massachusetts, recogerán muestras del ADN de venecianos de al menos tres generaciones para estudiar y preservar su código genético.

Los expertos esperan recoger las muestras del ADN de 5.000 venecianos, que después se enviarán al centro de evolución de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona para su análisis. El proyecto tiene como objetivo aclarar los orígenes de la población de Europa centro occidental.

Los residentes luchan cada día con mil incomodidades: las ratas, las palomas, los precios excesivos, la basura y la invasión de los turistas. Los precios de las casas son desorbitantes, por lo que los jóvenes se marchan a las ciudades cercanas. Vender la vivienda les resulta rentable, ofrecen sus casas para que se construyan hoteles.

Para evitar que continúe el éxodo, piden a los políticos algunas medidas. Entre ellas, que se cese inmediatamente de abrir hoteles en Venecia, incentivos fiscales a los propietarios de casas que alquilen sus viviendas a venecianos y favorecer la compra de casas populares a aquellos que se marcharon de la ciudad para que puedan regresar.

Con la escenificación del “funeral”, el movimiento cívico espera también que se produzca la “resurrección” y que la gente vuelva a vivir en la ciudad antes de que se convierta sólo en una meta turística, en una especie de parque temático del arte y la cultura. Este movimiento lanzará también una recolección de firmas en la que se invitará a todo el mundo a convertirse simbólicamente en veneciano. Al fin y al cabo, añade Secchi, “Venecia es la ciudad del futuro. No hay coches, es todo área peatonal y se respira paz y tranquilidad”, todo lo que desean las grandes capitales.