Atlético no brilló pero tuvo orden y fue eficaz
Recuperado y sonriente
Después de dos derrotas consecutivas, Rafaela, con tres tantos, le dio forma a la lógica goleada. Ferro fue un equipo sin fútbol y sin alma.
Juan Carlos Haberkon
Rafaela (Enviado Especial)
Fue fiesta de Atlético. Jueves redondo de Rafaela. Goleada de Rafaela. Floreada de Rafaela en el final. Hubo tres gritos en la noche del Monumental y fue para volver a abrazarse nuevamente al triunfo en un torneo que lo tiene como protagonista al equipo del Cabezón. El triunfo alcanzó para aplastar a un adversario indefinido y endeble, para ir robusteciendo, otra vez, la confianza y volver a mostrar una idea definida de juego: la idea de Carlos Trullet, claro está.
Un tiempo para liquidarlo y otro para gozar. Atlético ganó bien el primer tiempo: 2 a 0. Estuvo bien, bárbaro. Respiró aliviado cuando llegó tres veces y convirtió dos goles. Ahí, en esos festejos hay que destacar la actitud y colaboración de Matías Gigli. El volante estuvo metido en la conversación y en un rato ayudó para que Atlético marque dos goles. Primero habilitó a Juárez en una jugada que llegó desde la izquierda. Iván, el mimado, definió ante la salida, mala por cierto, de Etulain. Al rato nomás, pasó lo mismo: Gigli puso al “Pájaro” Marclay de cara a Etulain, y el “9” no perdonó. 2 a 0. Estaba bien y no había dudas. Y hubo una llegada, muy clara, que no pudo definir Juárez y un cabezo de Zbrun que se metió en el segundo palo, pero el línea dijo off side.
Fue todo de Atlético porque dispuso del balón de tres cuartos de cancha en adelante. Lo hizo circular con simpleza, para buscar con rapidez a los dos delanteros. Y algo esencial: Atlético, esta vez, no apostó solamente a los delanteros, como sí lo hizo en otros partidos. Y después, no perdió el orden, dato importante si lo hay en el equipo de Trullet.
Rafaela ganaba en las dos áreas. Cáceres y Serrano, Castro y Sacks, cortaban y mandaban en el medio. En el fondo, exhibían ductilidad y fueron muy atentos para parar a Carignano, Abán y Zermatten, tres jugadores de mucha potencia y buen manejo de balón.
Ya en el segundo tiempo, con todo a favor, Atlético anunciaba que estaba por caer el tercero. Y cayó nomás. Tiro libre por derecha de Marclay y Carniello de media volea la mandó a guardar. Los defensores de Ferro, bien gracias. Etulain, el “1”, observaba atentamente la acción.
Ghiso, que vio el partido en absoluto silencio, señal que el equipo estaba jugando mal, metió a Nania y a Lértora para darle mayor movilidad al medio pero no consiguió mucho más de lo que ya había.
Con tres goles arriba, el Cabezón hizo jugar a Rodríguez Rojas, Fraire y a Zampedri, tres chicos del club que están necesitando minutos para ir creciendo. Los tres, cada uno a su medida y manera, ofrecieron corridas, juego y se arrimaron para marcar el cuarto.
A esta altura, Atlético ya tenía todo controlado. Jugaba bien, era prolijo, tocaba de primera y se mostraba muy superior al rival que nunca encontró los caminos para descontar, y eso que metió un par de tiros que hicieron revolcar a Sara.
Fue muy poco lo que mostró el equipo de Ghiso y estuvo bien lo expuesto por los dirigidos por Trullet que tuvieron una digna y merecida despedida del Monumental.
Al final, el hincha, poco por cierto, despidió al equipo con un aplauso sabiendo que, jugando de esta manera, el equipo tiene más para ganar que para perder. Esta bien que así sea.