Triple crimen de General Rodríguez
Mientras Lanatta se dice inocente
Se empieza a ver la trama donde se cruzan historias de víctimas y presuntos victimarios. El cruento final se explicaría en mesas de dinero y medicamentos truchos.
Télam
Cristian Lanatta, uno de los cuatro detenidos por el triple crimen de General Rodríguez, se declaró inocente y aseguró que no conocía a las víctimas pero que era amigo de otros dos de los imputados por la masacre, informaron fuentes judiciales.
Sebastián Barrio, defensor del acusado, contó a Télam que el sospechoso declaró durante más de cuatro horas ante el fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, tras lo cual regresó a la cárcel de Sierra Chica, donde está procesado por una causa previa por un robo.
El letrado contó que la diligencia comenzó a las 10.30 y que su defendido realizó un descargo ante el fiscal Bidone en el que contó lo que él hizo entre el 7 de agosto de 2008 cuando desaparecieron Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina y e1 13 de ese mismo mes cuando fueron hallados los tres cadáveres.
Tras esa declaración, el imputado aceptó responder a todas las preguntas de la fiscalía y aseguró ser inocente.
Amistades cruzadas
Según Barrio, Lanatta dijo ser amigo de los hermanos Víctor y Marcelo Schillaci, detenidos por el triple crimen junto a su hermano Martín Lanatta.
En su descargo, el imputado dijo que siempre trabajó como mecánico, oficio que aprendió de su padre y abuelo y que vivía en la casa de Videla 631 de Quilmes a la que accedió por una herencia familiar.
El fiscal Bidone cree que en esa vivienda las víctimas estuvieron secuestradas y fueron asesinadas a tiros antes de que sus cuerpos fueran arrojados en un zanjón de General Rodríguez.
Lanatta aseguró que no conoció a los tres empresarios asesinados y que sólo supo de ellos cuando vio las noticias sobre el triple crimen en los medios de prensa.
Una posición bastante similar ya había tenido los otros tres detenidos que en sus respectivas indagatorias de la semana pasada habían asegurado ante la Justicia que no tenían nada que ver con los homicidios.
Los imputados admitieron en sus declaraciones conocerse entre sí por amistad, cuestiones comerciales lícitas y de diversa índole.
Hermano instructor
Martín Lanatta dijo la semana pasada que su actividad principal era la de instructor de tiro y que, como suele asesorar a distintas personas para facilitar los trámites de tenencia y portación en el Registro Nacional de Armas (Renar), ése fue el motivo por el que conoció a Forza.
El fiscal Bidone allanó ayer por segunda vez la armería Pizzu de Florencio Varela donde fue a buscar diez armas de fuego que, según el Renar, pertenecen a Martín Lanatta y aún están desaparecidas.
Por su parte, Víctor Schillaci dijo en su indagatoria haber visto a Forza sólo en dos reuniones: una en el Tiro Federal de Buenos Aires y otra cerca del Renar, que fueron por temas de negocios de autos porque Martín Lanatta le iba a comprar un Mini Cooper pero Forza le dijo luego que no podía realizar la operación por un embargo bancario.
En tanto, Marcelo Schillaci declaró que tiene un taller de autos al igual que Cristian Lanatta, que prepara autos de carreras, y por eso se conocían e iban a los autódromos juntos.
Medicamentos y mafia
Martín Lanatta y los hermanos Schillaci fueron detenidos el 21 de diciembre pasado en distintos allanamientos en las localidades bonaerenses de Berazategui y Quilmes, donde viven y trabajan.
Todos quedaron imputados como presuntos coautores de los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia y amenaza, en concurso real con homicidio agravado por su comisión mediante ensañamiento y alevosía y con el concurso premeditado de más de dos personas”.
Para el fiscal, los asesinatos estuvieron motivados por vinculaciones con negocios financieros relacionados a una mesa de dinero, a una deuda por la mafia de los medicamentos y por la comercialización de efedrina.
De hecho, la viuda de Forza, Solange Bellone, está actualmente presa por la denominada “mafia de los medicamentos”.