Al margen de la crónica

Sin vermouth ni papafritas

 

La pantalla del televisor se abre en una especie de “V”. A la izquierda el año 1960, a la derecha el año de emisión, 1990, al centro el gran Tato Bores cerrando el monólogo con el que celebraba los 30 años de trabajo inteligente para hacer humor político de una manera genial.

Decía Tato: “Aquí estamos, señor. 30 años. 30 años bancándose 16 presidentes y 37 ministros de Economía que se la pasaron diciendo: “Esta es la crisis más grande que está sufriendo el país’, “Hay que reducir el gasto público’, “Hay que laburar más’. Mientras tanto, ¿quiere que le diga una cosa?, mire, este peso moneda nacional (sosteniendo los billetes en la mano) le arrancaron dos ceros por este otro peso ley 18188; a éste le arrancaron cuatro ceros por éste otro peso argentino, y como si esto fuera poco le sacaron tres ceros más por este peso... por este Austral. O sea que extirparon, le extirparon nueve ceros a este pesito de acá delante. Y como este Austral equivale a mil millones de pesos moneda nacional, y como en aquel entonces se compraba con 83 pesos moneda nacional un dólar, este Austral equivale a DOCE MILLONES DE DÓLARES... (las risas interrumpen el monólogo)... lo cual parece un chiste, si no fuera una joda grande como una casa... Y yo todavía tengo confianza. Por eso le digo a los políticos y a los funcionarios -no a todos los políticos ni a todos los funcionarios, porque hay que preservar las instituciones- algunos políticos y algunos funcionarios que están ahí viéndome, si siguen haciendo las cosas que están haciendo yo voy a tratar de estar acá todo el tiempo posible para seguir jodiendo! Y para cuidarlos también... Y para preservarlos de la máquina de cortar boludos; porque si pusiéramos la máquina de cortar boludos dentro de la máquina del túnel del tiempo, y se pusiera a cortar boludos históricos con retroactividad... otra hubiera sido la historieta hoy! Historieta que como país, no creo que nos merezcamos -esto lo dice mi libretista Santiago Varela-,... yo... ¡no estoy tan seguro! ¡Un cacho de culpa tenemos también...!”.

Los aplausos son aprovechados por Tato para tomar un poco de agua y sonreír amargamente para rematar: “Por eso les digo, mis queridos chichipíos, seguir laburando, vermouth con papas fritas, y... ¡GOOD SHOW!”.

Mauricio Borestein nos dejó un 11 de enero de 1996, hace 14 años. Desde entonces los domingos han tenido programas de mayor y menor calidad, pero el espacio que llenaba Tato Bores ha sido irremplazable. Cada uno de los monólogos que escribieron Landrú, César Bruto, Jordán de la Cazuela, Aldo Camarota, Juan Carlos Mesa, Geno Díaz y Santiago Varela -entre otros- fueron la delicia de miles de argentinos que aguardaban cada programa como un ritual. Un ritual que concluía, en los últimos ciclos, junto a un puro, un buen vino, una cena en silencio y un invitado de lujo. Y a los televidentes que disfrutábamos viendo disfrutar a Tato un momento inigualable, nos queda una sonrisa amarga y el recuerdo que -cada tanto- nos regala algún canal de cable.